Se podría describir Emily Owens M.D. por la historia que cuenta pero, en realidad, es más fácil resumir su piloto diciendo que es un clon de Anatomía de Grey. La chica del título llega a un hospital de referencia para estrenarse como residente de cirugía, donde descubre que abrirse camino entre tanto tiburón es complicado y, en lugar de centrarse en la medicina, se obsesiona con su vida sentimental. Lo dicho, Emily es la nueva Meredith.
Esto, que conste, no tiene porqué ser necesariamente malo. Se encuentra en la CW, un canal con un perfil muy claro que obliga a la serie médica a ser más juvenil. No será del gusto de todos los públicos cierta escena en la que se caracteriza a todos los trabajadores del centro como estratos del instituto americano (los pediatras son los buenos cristianos, los traumatólogos son los deportistas chulillos) pero cumple su función de diferenciarse de su serie referente (y encima me recordó a esa obra magna del género teen que es Mean Girls de Tina Fey). Y hace tanto tiempo que Anatomía de Grey dejó de ser una serie imprescindible que un reboot light tampoco tiene porqué ser tan mala idea cuando interesó al target del canal en su momento.
Es bastante triste, sin embargo, ver que Jennie Snyder Urman (que tanto trabajó en 90210 como en Las Chicas Gilmore) siga unas tramas de manual y varias de ellas pequen de simplonas. La enemistad de Emily con su bully de instituto, Cassandra, da pereza sólo de verla, al igual que su fijación por su compañero Will, que lo interpreta un Justin Hartley sin sangre en las venas, sobre todo cuando nos dejan muy claro desde el principio que el verdadero romance estará entre ella y el jefe de los residentes, el Dr Ellis.
Vamos, que todo es una cuestión de falta de tacto. Al fin y al cabo, gracias al cine y a la televisión hemos visto ciertas historias miles de veces con distintas formas y matices y lo más importante es tener una voz identificable a la hora de narrar la historia. Emily Owens M.D., de momento, no la tiene. Ni la protagonista es especial (es Meredith Grey y es Gretchen Haas), ni su incipiente amistad con la residente lesbiana, ni su rivalidad con Cassandra, ni su enamoramiento. Al igual que los casos médicos, que sólo parecen variantes de pacientes y situaciones que hemos visto en el Seattle Grace y con un toque sentimentaloide aún menos sutil.
Lo único destacable es la presencia de Mamie Gummer, la hija de Meryl Streep que hemos podido ver varias veces en The Good Wife y en la fallida Off The Map. No solamente porque es solvente sino porque no estamos acostumbrados a que las series de estas características sean coherentes cuando se trata de sus protagonistas. Ella no es una chica relativamente mona que intentan colar como fea detrás de unas gafas y un peinado poco favorecedor. Mamie Gummer es fea y, la verdad sea dicha, resulta refrescante.
2 comentarios:
A ver si nos dan una sorpresa tipo Felicity, que en los primeros capítulos parecía que iba a terminar claramente con Noel y luego mira, se ligó al guapo soso de Ben.
El guapo soso de Emily Owens es demasiado insípido. Espero por el bien de la serie que hagan algo con él o seguir 'sus mariposas en el vientre' será un suplicio.
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