En la televisión americana hay dos escuelas de comedia. Están las producciones single-camera, que son aquellas cuyas escenas son grabadas en distintas tomas como Modern Family y The Office, y están las multi-camera. Estas últimas suelen grabarse con un público en directo y con varias cámaras para captar mejor el momento, pues las interpretaciones y los gags conviven con las reacciones de la audiencia (como ocurre en Whitney, 2 Broke Girls y también pasaba en Friends o Will & Grace). Son dos formatos con funcionamientos distintos y por esta razón resulta tan loca la propuesta de la NBC de convertir Up All Night de un estilo al otro.
Esto demuestra que, efectivamente, la renovación de la serie la temporada pasada fue una decisión bastante apurada. Era la comedia comercialmente más ambiciosa del canal, ni que fuera porque contaba con Christina Applegate, Will Arnett y Maya Rudolph (post-Bridesmaids), tuvo un estreno correcto a nivel de audiencia y poco después pasó a ser ignorada. Ni la reubicación en la programación detrás de The Office le sirvió para ganarse el favor del público, aunque la antigua oficina de Michael Scott ya hacía tiempo que hubiera perdido tirón. Así que, al igual que hicieron con Smash, encargaron una segunda temporada para salvar los muebles y con la esperanza depositada de que acabara de arrancar.
En realidad, quien propuso el cambio fue el productor ejecutivo de la serie (y creador del Saturday Night Live), Lorne Michaels, que argumentó que tanto Applegate como Rudolph son actrices de directo, como bien han demostrado en su programa de sketches, y que así se le podría inyectar energía a Up All Night, que no es precisamente la estrella del canal. De esta forma, el plan es que entre al parón de invierno como una obra single-camera y que vuelva en primavera con cinco episodios con un cambio de look radical que, como indican los medios, también harán que la ficción sea mucho más barata.
Esta maniobra bastante desesperada será muy interesante cuando veamos los resultados, sobre todo porque tendrá que re-inventar su humor. Mientras que el personaje de Ava encajará a la perfección ni que sea por su toque excéntrico (y la increíble vis cómica de Maya Rudolph), los dos personajes protagonistas, Chris y Reagan, deberán tener escenas más graciosas. Hasta el momento, Emily Spivey les ha dedicado unas tramas excesivamente amables y bastante aburridas que sólo podrían ser escritas por una mujer demasiado obsesionada con su maternidad (lo cual es cierto).
Por lo tanto, habrá que estar atentos a este experimento, ni que sea porque será una rareza dentro del panorama televisivo actual. Lo más parecido que hemos visto han sido los especiales en directo de 30 Rock, que demuestran hasta qué punto no tienen nada que ver estas dos filosofías. Y será curioso ver si no les hubiera sido más práctico coger al mismo reparto y hacerles encabezar una comedia completamente distinta, si la NBC confía tanto en su potencial cómico que se niega a cancelar esta serie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario