domingo, 4 de noviembre de 2012

La vieja generación

Las series de instituto siempre se encuentran con el mismo dilema cuando sus chicos se hacen mayores: o renuevan el reparto y siguen a otra generación dentro del mismo centro, o siguen a sus protagonistas a la universidad y en sus trabajos (o hacen una elipsis de cuatro años como en One Tree Hill, que no es lo habitual). Aunque también está la opción, como bien ha decidido Ryan Murphy con Glee, de hacer las dos cosas: seguir en el instituto con los repetidores, los más pequeños y los nuevos, y enfocar de vez en cuando las antiguas viejas glorias del club de canto.

A primera vista, esta elección me parecía un error por distintas razones: por un lado, dejaron el instituto McKinley los personajes más relevantes y, por lo tanto, debían introducir nuevos alumnos. Estas presentaciones, además, podrían estar entorpecidas por la necesidad de mostrar en cada episodio las aventuras de los emancipados, con mucha más personalidad y ante los que costaría competir. Y la dispersión de los chicos a lo largo de todos los Estados Unidos (Rachel y Kurt se van a Nueva York, Santana a California) obligaría a buscar excusas para mantenerles en contacto con aquellos que se quedaron en Ohio. Finalmente, a título personal me da bastante pena que Lea Michelle decidiese quedarse en la serie ahora que está de capa caída en lugar de buscar proyectos que aporten algo a su carrera, ya sea en cine o en Broadway.

De momento, el McKinley ha quedado desierto de personajes interesantes: Brittany nunca debería ser la protagonista de nada (por más que sea la más entrañable), Blaine está cayendo en la irritabilidad de las antiguas divonas del club, y los intentos de crear nuevos miembros están siendo bastante fallidos. Jake Puckerman da pereza, ni que sea porque es la versión 2.0 de su hermano Puck y Jacob Artist es peor actor, Marley Rose tiene cero carisma desde el primer minuto (aunque los guionistas confíen excesivamente en el supuesto encanto de Melissa Benoit) y aún me pregunto qué hace el de las rastas en la clase de Will Schuester.

Por otra parte, las experiencias de Rachel y Kurt han regenerado un poco las tramas y a los mismos personajes. Como nunca compré el discurso de compañerismo y amistad que intentaban colarnos en la aula de música, ya que eran una banda de zorras intentándose boicotear constantemente, me resulta refrescante verlos en otro escenario intentando cumplir sus sueños. Compro, por ejemplo, las clases de Rachel Berry y también las prácticas de Kurt en Vogue online, sobre todo porque por fin les vemos en el contexto del que tanto nos han hablado durante estos años. Y, si bien el numerito con Sarah Jessica Parker (muy simpática, por cierto) es bastante mano, el cuarto episodio es directamente excelente.

En él se nos habla de problemas de pareja, cada uno de los giros expuestos está razonado (algo que pocas veces ocurre en Glee) y las canciones ayudan a profundizar y darle color a las situaciones. Rachel cantando en el karaoke con su nuevo partenaire, Blaine y su dolor en el piano, Don’t Speak como contraposición al Like a Virgin, y The Scientist son de los mejores números de la serie ni que sea porque alguien se acuerda de utilizar la música para contarnos algo. Ya estaba un poco harto de ver a Rachel y a Kurt cantando una y otra vez que el mundo les debía algo mejor o simplemente cantando por placer (y por tortura nuestra, en el caso de Kurt).

El único inconveniente, sin embargo, es que Glee no se ha spinoffeado del todo y hay que soportar los mismos rollos de siempre en el instituto, los de la serie más conceptualmente bully de la televisión (aunque crea ser lo contrario). Así que, aunque me haya sorprendido para bien con su nuevas tramas por Manhattan, todo lo demás me echa para atrás y no descarto que dentro de cuatro días esté en modo “bajémonos todos del carro” como hago siempre con esta serie. Puede que Murphy quiera que le queramos (o adoremos, que sería más coherente con su ego) pero es mucho más factible odiarle.

3 comentarios:

iPensamientos de Patri dijo...

¡Aixxx! Que gran verdad.

Reconozco que para mí, Glee, ha ido bajando y bajando conforme a sus temporadas. Aunque ha tenido, en alguna de ellas, algún capítulo memorable.

Pero me hubiera gustado que la serie se acabara con los graduados. Hace un spinoff de dos de los protas con más carisma me resulta más estumulante. Una pena.

Saludos!

manantial dijo...

Ami me esta encantando la temporada,es muy entretenida,fresca y original.Por otra parte ami siempre me ha gustado la serie,con sus aciertos y defectos y es mas facil que me sigue ganando,el cuarto capitulo es sin duda uno de los mejores de la serie al igual que las canciones,Kate Hudson esta estupenda y creo que algunos de los nuevos tienen potencial en un futuro.Ademas me gustaria comentar que el personaje de Unique aunque por ahora no le han dado historia propia es muy,muy divertido y muy valiente,creo que es la primera serie que tiene un personaje travesti,que lo sea tambien de dia en el colegio,por la calle y no solo de noche o en espectaculos.

Crítico en Serie dijo...

Patri, menuda pereza dan los nuevos. Viendo los resultados, también compraba el spin-off. :)

Manantial, Unique me carga, qué quieres que te diga. Por lo demás, estoy de acuerdo en que está siendo refrescante. A ver cuánto les dura.