Las adaptaciones audiovisuales pueden enriquecerse con las comparaciones, demostrar su valía a partir de ellas pero no deben escudarse detrás de la obra madre cuando haya algún fallo. Sobre todo porque trasladar una idea atractiva es un acierto, pues al fin y al cabo está el reto de transformarla a otro medio o proyecto, pero transportar los defectos de una obra a la otra es simplemente un error. Los responsables de escribir el guión saben perfectamente cuáles son los puntos fuertes y los débiles de su obra y su misión es resolverlos.
¿Y por qué digo todo esto? Pues porque con el primer tramo de la tercera temporada de The Walking Dead he escuchado algunas voces que argumentaban que si esta era la parte más conseguida de lo que llevamos de serie era porque estábamos en el tomo más interesante del cómic de Robert Kirkman. Que es normal que esté siendo más entretenida, menos soporífera y más dinámica. Lo que, en el fondo, sólo me ha sonado a justificación de la era de Frank Darabont, que estuvo a cargo de la primera temporada y de la segunda, hasta que AMC le despidió a mitad de curso y puso a cargo de la serie a Glenn Mazzara, que se comenta que no tuvo el control creativo hasta este tercer año, ya que siguió las pautas marcadas por su predecesor cuando empezó.
Puede, obviamente, que una cosa tenga que ver con la otra. La figura del Gobernador que se ha incorporado con los rasgos de David Morrissey era muy esperado con razón y los nuevos escenarios, una prisión que da protección y un pueblo donde sus habitantes fingen normalidad y civilización, ofreció una perspectiva distinta. Pero esto no significa que, sabiéndolo, pudieran amenizar las dos primeras tandas de episodios. Cambiaron muchísimo ciertos giros de la historia y, a pesar de eso, The Walking Dead tuvo dos primeras temporadas muy irregulares. ¿Esos cambios no debían hacerla mejor como narración audiovisual?
No sé si habrá quienes consideren que los ocho episodios vistos de la tercera traicionan el concepto original. Sobre todo porque dejan un poco de lado la óptica de “estamos condenados” para poner un foco en un objetivo concreto: buscar un refugio seguro para Lori y a la vez demostrarnos cómo existe un recóndito lugar donde hay un atisbo de civilización (aunque en verdad sean puro salvajismo). Pero diría que no ha sido así. El espectador ha sabido en todo momento que Rick y sus compañeros de viaje lo tenían muy crudo para sobrevivir y que la opción de tener una vida tranquila no está encima de la mesa. Pero, aún sabiendo que podían morir de un momento a otro en manos de zombies o humanos, que se permitieran pensar en obstáculos específicos sin dar tanta importancia a la apocalíptica situación, ha sido un alivio. Lo cual es paradójico, ya que estas misiones siempre tenían que ver con exterminar otras personas o intentar no ser devorados.
P.D.Podcast: También hablo con Marina Such de The Walking Dead en el último programa de Yo Disparé a J.R. Como ya sabéis, os lo podéis bajar en la barra lateral y aquí os dejo la guía porque tratamos otros temas que no tienen nada que ver con carroña andante:
- 0’: Presentación y Parks and Recreation. ¿Mentalizándose por la cancelación?
- 16’: The Mindy Project, la comedia romántica que al final no fue.
- 28’: Once Upon a Time o cómo quemar cartuchos sin prestar atención a los personajes.
- 44’: The Walking Dead, por fin una temporada regular.
- 64’: Homeland y los defectos que le achaca la crítica americana.
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2 comentarios:
Amigos,
les presentamos la segunda edición del Podcast “El Stream Mató al Cable”, donde “destripamos” la tercera temporada de The Walking Dead. Además comentamos un tema polémico: ¿Por qué odiamos a las esposas/parejas de los protagonistas de las series?
http://www.ivoox.com/el-stream-mato-al-cable-segundo-audios-mp3_rf_1631421_1.html
Esto no pasa solamente con The Walking Dead. Escuche lo mismo sobre Game of Thrones cuando hablaban de la 2da temporada y dicen que la 3ra y 4ta van a ser mejores porque va a estar basado en el mejor libro.
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