Los canales deberían vigilar los títulos de sus series. De la misma forma que la palabra Luck dio para artículos muy mordaces cuando los caballos de la HBO empezaron a morir (y las audiencias no la apoyaban) y Unforgettable dio para críticas muy divertidas al ver que nunca sería recordada, no debería ponerse Deception a ninguna serie de televisión. Sobre todo porque, a menos que sea una obra infalible, el juego de palabras es demasiado fácil, como ocurre con este estreno de la NBC.
Deception es esa clase de proyecto que decide estrenarse a la sombra de otro, esperando que la flauta suene por segunda vez y el público quiera engancharse a un producto de características parecidas a otro de éxito. En este caso, nace a consecuencia de Revenge, el culebrón con Madeleine Stowe por el que ningún analista daba un duro el año pasado y que sobrevivió a una franja imposible para la ABC (los miércoles a las diez de la noche) con unos datos correctos y una presencia en los medios de comunicación envidiable. Era la serie de la que se hablaba cada semana justo en un momento en el que se creía que los productos fuertemente serializados habían perdido su razón de ser en el primetime de los canales generalistas estadounidenses. Así que NBC encargó un doppleganger.
En Deception, una agente de policía llamada Joanna Locasto se infiltra entre los Bowers cuando la hija mayor y amiga de infancia muere en extrañas circunstancias. Las informaciones oficiales indican que murió por una sobredosis accidental, pero ni ella ni los federales están tan convencidos. De aquí que intente ganarse de nuevo el favor de la familia con la que se crió mientras investiga quién fue el responsable de la muerte de Vivian. Entre los Bowers no faltan candidatos.
Entre la premisa “chica espabilada intenta integrarse en un círculo llenos de ricachones”, “chica oculta (en este caso parte de) su identidad”, “chica se debate entre dos hombres” y “familia con mucho dinero y capaces de cualquier atrocidad”, las comparaciones con Amanda Clarke y los Greyson son inevitables. Y, en mi opinión, nadie debería querer medirse con los reyes de los one-liners, las peleas de gatas, los giros locos y el hype de sus primeros episodios porque en otoño de 2011 lo fueron absolutamente todo, eran frescos, eran conscientes y sabían qué daba placer a su público sin caer (por los pelos) en el ridículo. Deception, en cambio, tiene un tono más solemne y, siguiendo un esquema parecido (la trama se dirige a la resolución de un crimen, de la misma forma que en Revenge nos llevaban a una ejecución), es mucho menos disfrutable.
Los diálogos no son nada juguetones, la familia Bowers tiene muy poco gancho (Victor Garber de momento ni funciona como patriarca) y la heroína es completamente olvidable. Es un culebrón sin vida, que pretende ser más serio y así borra cualquier atisbo de gracia a las discusiones y las revelaciones, centrándose casi por completo en una investigación que debería tener tratamiento de macguffin. Y, mientras Joanna sigue pistas (y mira a todo el mundo con cara de intensa), es demasiado fácil aburrirse. Vamos, que Deception es... decepcionante.
(Puede que la palabra deception sea un false friend y no signifique el sentido de decepción que sí cumple disappoint. Pero los medios americanos han hecho igualmente juegos con su sentido real, que es engañar con falsedades y así decepcionar. En LA Times, por ejemplo, titularon la crítica "The Deception Starts Right Away" y en ella no solamente hablan de cómo nada es lo que parece en la ficción, sino que también comentan cómo todo en la serie parece falso a pesar de querer ser verosímil.)
(Puede que la palabra deception sea un false friend y no signifique el sentido de decepción que sí cumple disappoint. Pero los medios americanos han hecho igualmente juegos con su sentido real, que es engañar con falsedades y así decepcionar. En LA Times, por ejemplo, titularon la crítica "The Deception Starts Right Away" y en ella no solamente hablan de cómo nada es lo que parece en la ficción, sino que también comentan cómo todo en la serie parece falso a pesar de querer ser verosímil.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario