miércoles, 2 de enero de 2013

El tiburón, al acecho

Escribir este artículo no me hace feliz. Cuando he estado entusiasmado con una serie, me molesta profundamente tener que asumir la verdad: que está creativamente agotada y que posiblemente saltó el tiburón. Lo que significa que, haga lo que haga, en realidad ya está muerta.

Cada cierto tiempo, por ejemplo, quiero engañarme y me digo a mí mismo que lo de Supernatural es sólo un bache. En la sexta temporada fue muy fácil culpar a Sera Gamble, que cogió las riendas de la serie tras la marcha de su creador, Eric Kripke, y escribió un villano poco potente. La madre de todos los monstruos sabía a poco después de evitar el apocalipsis definitivo y luchar contra Lucifer. Tampoco funcionó el desalmado arco de Sam. Y cuando quiso rectificar en la séptima, con unos enemigos supuestamente superiores incluso a los mismísimos demonios, también fue un desacierto. Estoy a medio camino de la temporada, pues voy atrasado, pero ni tan siquiera una muerte significativa me levantó del letargo.

El problema, quizá, es que los hermanos Winchester han vivido demasiado. Han pasado por experiencias tan extremas (como morir, pasar por el infierno, torturas varias, muertes de seres queridos, centenares de criaturas malignas) que cualquier reto que tengan por delante es pan comido, tiene poco interés o se resignan sin grandes aspavientos. Tienen tan asumido que su papel en este mundo será una lucha constante y que no tienen otra opción, y ya nunca tienen dudas acerca de su camino o decisiones.

Una dimensión importante de Sam y Dean y de su relación fraternal consistía en debatir constantemente si se podían tener unas existencias ordinarias, si podrían conseguirlas algún día y si debían buscarlas en detrimento de ayudar a los demás como cazadores. Ahora están de vuelta de todo y me cuesta creer que Jeremy Carver, el showrunner actual, pueda cambiarlo (¿o sí? Aquellos que estáis al día, ¡informad!). Supernatural no es que esté mal, pero estas aventuras no deberían ser televisadas. Son el letargo de después del clímax final y, por lo general, esta parte de la historia va detrás de la última página de un libro, o tras los títulos de crédito una vez ha acabado la cinta.

La otra víctima del salto del tiburón está en el mismo canal. The Vampire Diaries, en lugar de avanzar a partir de casos, lo hace a base de giros, golpes de timón y trompos y ha llegado a un punto en el que ninguno impacta o implica. Ya en la tercera temporada pensé que estaba a medio gas pero una escena final preciosa me dejó con ganas de más. De más y también con curiosidad por ver si había hecho el salto.

La nueva situación de Elena podía ser el cambio que diera un soplo de aire a la serie, tras asentar a los históricos entre los habitantes de Mystic Falls, o podía ser su perdición. De momento, creo que es lo segundo. No hay ni un ápice de normalidad y hace tiempo que este drama pasó de retratar el cambio que están viviendo todos sus protagonistas (no hay figuras paternas y Elena lo asumió al cabo de cinco minutos de morir su último tutor), y están tan acostumbrados a vivir al límite que lo que antes era un reto ahora es como ir de compras. Y, sin tensión, sin sorpresas, ni triángulos amorosos que interesen, The Vampire Diaries es otro recuerdo de lo hubo sido. Se la llevó el tiburón, el tiburón.

4 comentarios:

juaturku dijo...

Supernatural:
1.evitar el apocalipsis definitivo
2. luchar contra Lucifer
3. morir, pasar por el infierno, torturas varias, muertes de seres queridos, centenares de criaturas malignas
4. si se podían tener unas existencias ordinarias, si podrían conseguirlas algún día y si debían buscarlas en detrimento de ayudar a los demás como cazadores

Vampire Diaries:
1. retratar el cambio que están viviendo todos sus protagonistas
2. no hay figuras paternas (...) al morir su último tutor

Pobre Buffy! Han pasado diez años y te siguen copiando!
Imitada hasta la saciedad por otras series y despreciada por los críticos. Esa fue la verdadera maldición de la Cazadora.

Crítico en Serie dijo...

Juaturku, ¡qué bueno...!
Eso sí, podrías echarle un vistazo a 'Supernatural'. Aunque a resumidas cuentas suene como una serie reflejo, es cero coral y mucho más lúgubre. Lo que podría haber sido 'Buffy' si no estuvieran todo el día bromeando, aunque los hermanos Winchester se lo tomen todo con un grano de sal.

The Vampire Diaries, en cambio, sólo quema trama. Nada de 'evoluciones de personaje' y ahondar en sus sentimientos. De hecho, le echo en cara lo que podría hacer, que sería más como Buffy. Tratar la ausencia de figuras paternas, que Whedon bien quería analizar. Lástima que se queda en un "giro tras giro" y pierde cualquier posibilidad de ser estimulante como serie de introspección adolescente (que nunca fue pero ahora le iría bien serlo).

Eso sí, los críticos americanos le tienen mucho aprecio a 'Buffy'. Puede que en su momento no ganara el Emmy a mejor guión por 'Hush', ni entrara a Mejor Drama ninguna vez, pero se la recuerda en todos los manuales de televisión y las series que hicieron el cambio. Por no decir que todos los críticos de menos de cuarenta años son fanáticos de la serie.

Condesadedia dijo...

Yo he visto ya todo lo emitido de esta temporada de "Supernatural". Sin espoilers, me está pareciendo mejor que las dos anteriores, pero ni acercarse a las tercera, cuarta y quinta. De todas formas, me sigo riendo más con algunos capítulos de esta serie que con muchas comedias.

Adriii dijo...

Asúmelo... no vamos a seguir con Supernatural nunca. Cuanto más lo pienso más pereza me da. Pero donde otras han volado sin ningún pudor a la carpeta de papelera, Supernatural sigue aguantando. Por ese cariño. Por aquella cuarta temporada. Y ha sobrevivido a series que he rechazado con mucho menos como Once Upon a Time que, aunque haya sido con menos, no por ello no lo tiene merecido, porque no puede ser más la nada, haciendo y deshaciendo, con personajes paseando (o durmiendo, ¡QUÉ TENSIÓN!). En fin, coñazo. Y no es que haya saltado necesariamente el tiburón, es que ha perdido aquella esencia de la primera temporada, donde contar pequeñas historietas alternativas de personajes infantiles (o no tanto) reconocibles.. y eso ha dado paso a la serialidad casi total. Harta estoy de que estas series con mitología pero donde la conclusividad es una parte de su formato acaben abandonándose a la serialidad.

Perdón, iba a comentar sobre Supernatural y al final he acabado desahogándome xD