Elizabeth Moss, piensa con la cabeza. No te presentes otra vez en los Emmy a actriz protagonista por ‘Mad Men’ y vete a competir con Christina Hendricks por la estatuilla de secundaria. Si a ella no se lo dieron por ‘The Other Woman’ significa que no está hecha para estos premios y tú tienes muchas opciones si mandas ‘The Better Half’. Tu trama es muy divertida, tiene un grandísimo clímax y tu última escena es tan graciosa como triste. Es un episodio perfecto para mandar a secundaria. Y yo, de mientras, imaginaré que Matthew Weiner está planeando una sitcom de Peggy en ese vecindario. Si es tan bueno como creador televisivo, que lo demuestre con otro registro. ¡Por favor!
Este último capítulo también demostró hasta qué punto ‘The Crash’ no tuvo una buena acogida. Silencio durante demasiados días y, cuando llega algo bueno, la gente sale a los balcones para predicar lo buena que es ‘Mad Men’. Si no se dice nada de ‘Mad Men’ es porque no hay nada positivo que decir y el público y la crítica esperan a que ofrezca algo interesante, para no parecer que no entienden la genialidad de Weiner. Pero es que ‘The Crash’ fue un mal episodio.
Quería imitar los episodios psicotrópicos de temporadas pasadas y se quedó en algo desalmado y sin garra. Y la culpa fue en gran parte de la dirección. Es una serie tan de guión y la visión de su creador la ahoga tanto, que nadie se atreve a filmar atmósferas más atractivas. Recordemos ese ataque al corazón de la season premiere, muy mal rodado, o la escena onírica del año pasado, o simplemente las locuras de ‘The Crash’ o la abuela de Bobby y Sally buscando el reloj de oro. Cero inquietud en la dirección, un episodio mal ejecutado.
Por suerte, ‘The Better Half’ permite olvidarse del experimento fallido. Un solo diálogo entre Don y Betty fue razón suficiente (lo de Peggy fue un plus). Es muy estimulante comprobar cómo se han intercambiado los papeles, como ahora es Betty quien comprende a Don a la perfección y hasta le compadece, y como él está más perdido de lo que podíamos creer. Eso sí, que no nos la intenten colar. Que creciera en un prostíbulo no excusa la basura de persona que es hoy en día con todo el mundo. Su único problema es que es un egocéntrico, un ególatra y un machista y sus dones cada vez tienen menos efectividad. Ya no tiene el mismo magnetismo con las mujeres y en la agencia no es tan imprescindible como le gustaría. Y, mientras tanto, hace sufrir a la pobre Megan, se mete con Peggy y pasa olímpicamente de sus hijos.
Él no es una víctima. Él es un villano y no habrá coartada que sirva.
Y ahora, a modo de punto y aparte, una teoría loca que corre por los blogs estadounidenses y que tiene mucha miga (y que sólo puede considerarse spoiler si acaba sucediendo porque son tribulaciones de algunos espectadores). Como Megan Draper vistió el otro día una camiseta que también llevó Sharon Tate en los sesenta, hay quienes predicen que será asesinada cualquier día de estos. Que la violencia en el vecindario de Peggy y esa ladrona que se coló en casa de los Draper apuntan hacia esta dirección, que cada vez hay más crimen y ella será la víctima. Eso sí, nadie cree que vaya a aparecer Charles Manson ni nadie de su séquito. Y todo por una camiseta, porque es ‘Mad Men’ y cuesta creer que se eligió ese vestuario de forma casual. Ay, Megan...
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