James Gandolfini murió ayer mientras estaba de vacaciones en Italia con tan solo 51 años. Hollywood, no hace falta decirlo, está de luto. Siempre lo está cuando fallece uno de los suyos. David Chase ya ha escrito una nota de prensa donde le califica de “genio”, le compara con Mozart y dice que todo el talento estaba en esos ojos tristes. Pero da la sensación que, más que una estrella, se ha apagado un icono.
Él nunca destacó en el cine y como máximo tuvo que aspirar a secundario roba-escenas salvo contadas excepciones, pero su papel en televisión es inolvidable. Gandolfini siempre será Tony Soprano, el primer gran antihéroe de la televisión americana y la cara visible de un fenómeno que cambiaría la ficción del medio para siempre. Chase tuvo una pluma innovadora y a él se le debe el mérito de que ‘Los Soprano’ fuese el game-changer que fue, pero visualicemos por un momento a otro actor interpretando al mafioso de New Jersey.
Sí, sé que es difícil pero esforcémonos.
Yo pruebo con Jon Hamm, John Goodman o Kelsey Grammer, Dios sabe porqué.
¿Os imagináis que no hubieran estado tan naturales, brutos, cercanos, profundos y temibles como Gandolfini? ¿Que no hubieran logrado esa impecable sinergia que surge cuando se nace para interpretar un papel? ‘Los Soprano’ podría no haber atrapado como lo hizo, podría no haber tenido el recorrido que tuvo y, por lo tanto, la televisión tampoco.
Pues este es el legado de James Gandolfini.
1 comentario:
Buff y yo sin ver the sopranos! omg!
creo que iré a verla :D
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