jueves, 3 de octubre de 2013

Robin Williams y Michael J. Fox

Las comedias deben hacer gracia. Puede que haya obras más intelectuales como ‘Girls’ y ‘Louie’ a las que no se les puede aplicar este cuento de forma estricta, pero sí es un principio muy obvio para las sitcoms destinadas al gran público. Y, curiosamente, hay un par de estrenos que me han llamado la atención porque parecieron no entenderlo a la hora de presentarse ante el público.


‘The Crazy Ones’, por ejemplo, es el regreso de Robin Williams a la televisión y también de otras dos glorias de los noventa, David E. Kelley y Sarah Michelle Gellar. A su favor se puede decir que la pluma de Kelley no se nota anticuada como en sus últimas series (‘Monday Mornings’ y ‘Harry’s Law’ eran paupérrimas), pero tampoco tiene especial garra cómica. El episodio piloto es una presentación de personajes y tiene algún gag que busca divertir al espectador (todo lo que tenga que ver con el fantástico cameo de Kelly Clarkson), pero se percibe cierto dramatismo que impide divertirse.

De hecho, en el último programa de ‘Yo Disparé a J.R.’ comentamos que daba la sensación que algo no funcionaba en el publicista interpretado por Williams. Él trabaja con su hija (Gellar) y hay algo en el ambiente que indica que podría padecer una enfermedad. Puede que todo se deba a que Kelley no sabe transmitir la simple diversión y que sea una falsa alarma (recordemos que en ‘Ally McBeal’ mezclaba el humor con escenas lacrimógenas). Pero esta sensación impidió centrarse en aquello que importaba, ver si tenía potencial. El segundo episodio esperemos que sirva a este propósito.


Y con ‘The Michael J. Fox’ otro tanto. En este caso sí sabemos que su protagonista padece una enfermedad y, para quitarse los deberes de encima, dedica el piloto a explicar qué supone para él y en qué situación ha estado el personaje hasta el momento. Al igual que el actor, vuelve a trabajar (en la ficción lo hace de periodista) después de un retiro por razones obvias y las similitudes son tantas entre J. Fox y el personaje que al final uno termina el episodio con una única pregunta: ¿por qué directamente no hizo un reality sobre su vida en lugar de hacernos perder el tiempo con un sucedáneo de cómo debe ser?

Por suerte, NBC emitió dos episodios del tirón y en el segundo sí se pudo entender qué aporta como ficción. Es una comedia familiar sin risas enlatadas pero con sentido del humor y perfila bastante bien quienes son los miembros de la familia. Hay tres hijos, una tía bastante impresentable y sorprende ver a Betsy Brandt después de su paso por ‘Breaking Bad’ donde interpretaba a Marie. Tiene mucha química con su marido ficticio, el mismo J. Fox, y pueden desarrollar una inercia interesante. Y, cuando se habla de humor, la química ya es un paso agigantado en la buena dirección.

(Por cierto, en estos últimos tiempos estoy algo más fragmentado y, si alguien echa en falta una opinión sobre el regreso de ‘Downton Abbey’, podéis leer este texto que escribí en ¡Vaya Tele! Pero, que conste, cualquier momento encontraré una excusa para hablar de las mil maravillas de Michelle Dockery y de como se merecía mucho más ese Emmy que la sobreactuadísima Claire Danes.)

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