sábado, 9 de noviembre de 2013

De Gil Grissom a John Reese

De vez en cuando, como si se tratase de un virus estacional, me entra la necesidad de ver una serie de casos. Es curiosidad, ganas de disfrutar de un formato absolutamente televisivo y que fue una de las razones por las que me vicié a la televisión. Todavía recuerdo cuando un agosto decidí quedarme un lunes en casa y decidí ver esa serie que tenía enganchada a mi madre, una tal ‘CSI’. Fue droga dura y durante años no fallé a mi cita con Gil Grissom.

Este género, sin embargo, tiene que defenderse cuando no debería hacer falta. En Estados Unidos vive bajo el prejuicio de que son series para viejos y los admiradores del medio suelen pasar de ellas porque no tienen trama horizontal. Entiendo este segundo punto, todo es cosa de preferencias y yo mismo prefiero que haya arcos argumentales a ver episodios completamente aislados. Más que nada, que sino cuesta serle fiel, por lo menos en mi caso. Necesito el gancho.

El problema, diría, es que a menudo los canales encargan procedimentales excesivamente flojos. Si dejé ‘Castle’ no fue porque era repetitiva (justamente las tramas de temporada eran lo más flojo), era por la evidente falta de química; si pasé de ‘El Mentalista’ cuando todavía se hablaba de ella a todas horas, era porque no compraba el talento de Patrick Jane; y cosas como ‘Ironside’ no ayudan al género porque tanto la resolución del crimen como los personajes son cero interesantes.

Pero hay que recordar que también las hay de buenas. ‘Life’ con Damian Lewis fue una pequeña joya. Puede que acabase teniendo un arco pero lo mejor eran unos casos distintos y la química entre Charlie Crews y Reese. La ‘Ley y Orden’ original era una muestra de saber hacer y de dilemas morales, el remake de ‘Prime Suspect’ era honesta y tenía una protagonista muy potente en Maria Bello, y la británica ‘Scott and Bailey’ tiene una gran pareja en Suranne Jones y Lesley Sharp. De hecho, algunas de estas series podrían dar clases magistrales a otras que suenan más y que tienen personajes y relaciones con mucha menos chispa.

Todo este viene a colación de los recuerdos que me ha traído ‘Person of Interest’. La he comenzado después de leer el año pasado en los blogs yanquis que en su segunda temporada daba un salto cualitativo y gracias a la recomendación de un amigo. Si soy sincero he de reconocer que me convencieron con la promesa de que abrirían tramas a largo plazo y que, salvando las distancias, hasta la definían como ‘The Good Wife’ con policías. Sé que semejante comparación es excesiva pero me picó la curiosidad.

Los primeros episodios son fundamentalmente casos independientes y es a partir del décimo episodio donde dejan entrever que algún cabo suelto tendrá consecuencias. Y, si bien hay que asumir una premisa algo fantasma (una máquina que rastrea las redes de información y detecta personas susceptibles de ser asesinadas), la serie está bien hecha. Va encontrándole el punto a su protagonista, un antiguo militar sin vínculos emocionales con nadie, y a su interacción con las posibles víctimas, que despiertan su instinto más humano. Si encima le sumamos que comienza los episodios poniendo la directa, pues queda un entretenimiento bastante digno.

Sé que si decido continuar con ella será por estas tramas que están a punto de comenzar y que dan la impresión de aportar un granito de arena en cada episodio (al igual que hace ‘The Blacklist’, por cierto). Pero ha sido reconfortante ver episodios entretenidos e intrascendentes, el placer de ver algo sin temer perder algún dato importante o dormirte ante la pantalla. Esto también es la televisión.

5 comentarios:

satrian dijo...

A mí Person of Interest me ha enseñado lo mucho que da de sí un perro, para definir los caracteres de los personajes, gran serie, y además recupera a nuestra Sarah Shahi de Life.

Ricardo Sanjurjo dijo...

Coincido contigo en que hay procedimentales (no sólo policíacos) que le dan mala fama al género porque se vuelven cosas mecánicas e insultantemente simplonas, pero hay pequeñas joyas como Person of Interest por la parrilla. Y otras, como Bones o Castle, que saben lo que quieren vender y que cuando no se toman en serio funcionan bien y se aplican el cuento.

Respecto a PoI creo que el final de la primera temporada fue lo que hizo ver lo que podía dar de sí la serie. Con la renovación bajo la mano apostaron por introducir la serialización y les salió bien. Y la segunda fue la "confirmación de la alternativa". Muy contento con ella yo también.

Por cierto, que The Mentalist ha dado un salto de calidad interesantísimo en las 2 últimas temporadas (quizás demasiado tarde) y, aunque Patrick Jane sigue siendo Patrick Jane y es quizás lo menos comprable de todo – pese a que han rebajado su sobradismo –, lo cierto es que se ha puesto interesante.

Arnau Snow dijo...

Yo empecé con esto de las series con CSI, que miraba con mi familia también :3 Y sí, miré muchísimos capítulos de casos sueltos, así como de otras series... Pero ahora prefiero ver, como dices tu, series que tengan una trama continuada, que te enganchen y tengas ganas de seguir viéndolas cuando termina el capítulo. Ahora mismo, de este estilo creo que solo sigo viendo con ganas Castle, que me entretiene y divierte mucho y me gustan los casos que se presentan... y en lo único que discrepo contigo es que yo creo que sí tienen química :P
Y no, yo tampoco compro el talento de Patrick Jane, miré unos cuantos capítulos y no me convenció.
Person of Interest no me llama demasiado... a ver si me haces cambiar de parecer si sigues hablando bien de ella ;)

Crítico en Serie dijo...

Satrian, ¿Sarah Shahi? Ni me acordaba que la fichaban. ¡Qué ganas de encontrármela de nuevo!

Ricardo, 'Bones', que conste, está por encima de 'Castle' ni que sea porque su química fue genuina desde el principio. Ah, y he leído que esta última temporada de 'El Mentalista' da la impresión de ser la último por como llevan la trama de Red John.

Jon Nieve, ese verano 'CSI' lo era TODO para mí. Eh, y me acuerdo que me reenganché a la serie tras varios años sin verla y seguía fascinándome. Es muy resultona.

Ricardo Sanjurjo dijo...

Sí, eso mismo dije yo en mi blog, que tiene pinta de que The Mentalist acaba este año. Y coincido contigo en que Bones está un pelín por encima de Castle, pero pal caso las dos son "lo mismo", series que saben lo que son y que han descubierto cuándo y por qué funcionan y lo explotan. Eso es una virtud no muy extendida.