La programación de Estados Unidos a veces dice mucho de la condición y del futuro de una serie. ‘Dracula’, por ejemplo, podría venderse como una de las grandes apuestas de la televisión americana esta temporada. Tiene a Jonathan Rhys Meyers, que protagonizó una serie aclamada de época como ‘The Tudors’, y el mito del sangriento conde es uno de los más famosos de la historia. Pero se emite los viernes en la NBC, la noche con la audiencia más complicada, con lo que es evidente que tampoco tenían previsto forrarse gracias al vampiro.
Esto también significa que ‘Dracula’, a diferencia de otras propuestas dramáticas del canal, tiene más probabilidades para sobrevivir. Se emite justo detrás de ‘Grimm’, con la que supuestamente comparte público, y no se espera que coseche cifras espectaculares, como sí se le pedía al remake de ‘Ironside’ que ya ha sido cancelado. Quizá la falta de ambición tenga que ver con el fracaso de ‘Hannibal’ la pasada primavera, con la que comparte la disección de una figura muy popular de la cultura contemporánea, y la idea de consolidar la noche fantástica de los viernes.
La serie se ambienta en el siglo XIX y, aunque no se promocione como tal, tiene una aproximación al mito muy parecida al ‘Dracula de Bram Stoker’ de Francis Ford Coppola. Rhys Meyers es Dracula y se infiltra en la sociedad londinense con una identidad falsa, la de Alexander Grayson. Finge que es un emprendedor americano y, mientras promueve avances científicos en la Inglaterra victoriana, quiere vengarse de aquellos que en el pasado le convirtieron en un monstruo inmortal. Pero su principal objetivo se tuerce cuando conoce a Mina Murray, una joven que tiene un parecido indudable con Ilona, su antiguo amor.
Sorprende leer que su creador es Cole Haddon, que antes nunca había escrito en televisión, y que tiene como mano derecha y showrunner a Daniel Knauf, el responsable de Carnivale de HBO, y a su favor puede decirse que venden el contexto con una simple fiesta, la que Dracula organiza para presentarse en sociedad. Tiene una atmósfera, el vestuario está cuidado y los figurantes se lucen. Pero también da la impresión que ‘Dracula’ está entre dos aguas.
Por un lado se toma en serio su ambientación histórica y el fundador de los vampiros, pero luego también deja entrever toques más modernos e inverosímiles, como esa señora que en sus ratos libres transporta cabezas decapitadas y entrena con sacos de arena. Como si hubiese sido escrita por un monstruo de dos cabezas, una de ellas propone la próxima serie seria de tintes históricos y para el cable, y la otra intenta ofrecer un divertimento para los seguidores del nicho fantástico y de terror.
Sea como sea, no me parece lo suficientemente magnética cuando es la primera versión de sí misma, ni lo suficientemente entretenida y loca. O puede que me aburra la idea de ver una versión inferior de la película de Winona Ryder, o que esté cansado de ver vampiros por todas partes. Al fin y al cabo, ‘The Originals’ también gira alrededor de un primer vampiro que se instala en otra tierra para vengarse de aquel que una vez le traicionó y se siente atraído por una mujer inteligente y sencilla. De momento, pasaré de ‘Dracula’ y, si se convierte en una cita imprescindible más allá de los fans del género que ven cualquier cosa, que alguien me avise. Pero no creo que suceda.
3 comentarios:
Pues vistos los dos primeros capitulos, a mi me esta sorprendiendo gratamente
Yo no entiendo como es posible que los avances parecieran tan cutres, cuando la serie no lo es.
Sobre que esté escrita por 2 cabezas distintas, pues no se hasta que punto.
O sea, lo de la ambientación histórica será solo por los trajes.
Por lo demás es otro de esos pastiches modernos que tan entretenidos pueden ser si se hacen bien (esto es, pareciéndose lo mínimo a aquel despropósito que fue Van Helsing en el cine).
Vamos, con esa mezcla de elementos en plan El Conde de Montecristo (o Revenge ya puestos a hablar de tele) + The Prestige + Drácula, no se si las mujeres cazavampiros desentonan mucho.
Sí, en las fotografías la serie se veía muy barata y después resultó que tenía una ambientación muy sólida.
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