Si los mejores dramas pueden ser las mejores comedias, las comedias no tienen porqué ser menos y también pueden permitirse cambiar de bando de vez en cuando. No es lo más habitual, por lo menos en las sitcoms más tradicionales, pero ‘Modern Family’ se ha salido en este campo. Los hay que dicen que los Pritchett y los Dunphy no están en plena forma desde hace algún tiempo, que los episodios no son tan redondos, pero sus instantes dramáticos probablemente han sido puntos álgidos de esta última temporada televisiva.
Me refiero a varios capítulos. Por ejemplo, la psicoterapia de Alex, la hija mediana de Phil y Claire. Ella tuvo un ataque de histeria durante un cumpleaños. Al principio pudo interpretarse como una escena fallida porque no tuvo mucha gracia, simplemente fue muy incómoda de ver. Después estuve esperando el momento mágico en el que todo se convertiría en una fantástica broma, que ‘Modern Family’ suele crear y desarrollar situaciones hasta estallar cómicamente. Pero no, lo más interesante es que quería profundizar en el personaje y Alex estalló, pero estalló de forma dramática. De repente pudimos entender que era una chica bajo mucha presión, sobre todo por su parte, y también fue un instante mágico. Era una ocasión para llorar en vez de reír y fue precioso.
Esto, que conste, es una tónica habitual en la ficción. Los creadores desde un principio buscaron tener conclusiones con tono de moraleja, algo que sus detractores siempre les han criticado. Pero no son rancios y ni venden valores retrógrados: hacen énfasis en el amor entre familiares y son valores positivos y bien escritos. No apestan, más bien el contrario, hacen que el mundo y la televisión sean un lugar mejor. Y aquí entraba, por ejemplo, el momento en el que Jay reconocía ante su mejor amigo que le echaría mucho de menos si se iba a vivir a otro país. Otra estampa llena de amor y con un tono sensible, después de aprovechar la vis cómica de los actores implicados, que incluía a Chazz Palminteri y Jennifer Tilly.
Y, finalmente, hemos tenido la boda de Mitchell y Cameron que también ha dado unos cuantos momentos brillantes. ¿Qué me decís de la discusión entre Mitch y su padre? ¿Verdad que parecía que tuviera que terminar en una dulce reconciliación a los cinco segundos, con un comentario ácido de alguno de ellos y un abrazo instigado por Gloria? Pues no, ‘Modern Family’ nos dejó parados y con el corazón en un puño. Era triste ver como el instinto de macho alfa de Jay le impedía tratar con naturalidad la boda de su propio hijo, algo coherente dentro del universo de la serie. Por esto, cuando dos episodios después Jay resolvió el día a Mitchell (también muy coherente), fue tremendamente emotivo.
Esta es la ventaja de ‘Modern Family’. Como tiene muy buenos personajes y todos ellos tienen una gracia que va más allá de su vis cómica, pueden profundizar en ellos de vez en cuando. No es ’30 Rock’ (que quería ser otra cosa, está claro). Y, ya de paso, resultó muy refrescante ver una boda entre dos homosexuales y que tanta química transmiten. Puede que no sea química sexual (es algo que no exploran en esta ficción en ninguna pareja) pero sí venden muy bien el cariño que se tienen (como también lo venden muy bien las demás parejas).
Fue otro instante mágico para esta quinta temporada de ‘Modern Family’ que también ha tenido buenos momentos cómicos. Por ejemplo, cuando Haley y Alex se encierran en el sótano porque hay un animal esperándolas en la puerta, una situación que sólo fue a más y que terminó como uno de los mejores gags de la temporada en general. Es lo que tienen algunas grandes series, que pueden ser tan buenas comedias como dramas.
Me refiero a varios capítulos. Por ejemplo, la psicoterapia de Alex, la hija mediana de Phil y Claire. Ella tuvo un ataque de histeria durante un cumpleaños. Al principio pudo interpretarse como una escena fallida porque no tuvo mucha gracia, simplemente fue muy incómoda de ver. Después estuve esperando el momento mágico en el que todo se convertiría en una fantástica broma, que ‘Modern Family’ suele crear y desarrollar situaciones hasta estallar cómicamente. Pero no, lo más interesante es que quería profundizar en el personaje y Alex estalló, pero estalló de forma dramática. De repente pudimos entender que era una chica bajo mucha presión, sobre todo por su parte, y también fue un instante mágico. Era una ocasión para llorar en vez de reír y fue precioso.
Esto, que conste, es una tónica habitual en la ficción. Los creadores desde un principio buscaron tener conclusiones con tono de moraleja, algo que sus detractores siempre les han criticado. Pero no son rancios y ni venden valores retrógrados: hacen énfasis en el amor entre familiares y son valores positivos y bien escritos. No apestan, más bien el contrario, hacen que el mundo y la televisión sean un lugar mejor. Y aquí entraba, por ejemplo, el momento en el que Jay reconocía ante su mejor amigo que le echaría mucho de menos si se iba a vivir a otro país. Otra estampa llena de amor y con un tono sensible, después de aprovechar la vis cómica de los actores implicados, que incluía a Chazz Palminteri y Jennifer Tilly.
Y, finalmente, hemos tenido la boda de Mitchell y Cameron que también ha dado unos cuantos momentos brillantes. ¿Qué me decís de la discusión entre Mitch y su padre? ¿Verdad que parecía que tuviera que terminar en una dulce reconciliación a los cinco segundos, con un comentario ácido de alguno de ellos y un abrazo instigado por Gloria? Pues no, ‘Modern Family’ nos dejó parados y con el corazón en un puño. Era triste ver como el instinto de macho alfa de Jay le impedía tratar con naturalidad la boda de su propio hijo, algo coherente dentro del universo de la serie. Por esto, cuando dos episodios después Jay resolvió el día a Mitchell (también muy coherente), fue tremendamente emotivo.
Esta es la ventaja de ‘Modern Family’. Como tiene muy buenos personajes y todos ellos tienen una gracia que va más allá de su vis cómica, pueden profundizar en ellos de vez en cuando. No es ’30 Rock’ (que quería ser otra cosa, está claro). Y, ya de paso, resultó muy refrescante ver una boda entre dos homosexuales y que tanta química transmiten. Puede que no sea química sexual (es algo que no exploran en esta ficción en ninguna pareja) pero sí venden muy bien el cariño que se tienen (como también lo venden muy bien las demás parejas).
Fue otro instante mágico para esta quinta temporada de ‘Modern Family’ que también ha tenido buenos momentos cómicos. Por ejemplo, cuando Haley y Alex se encierran en el sótano porque hay un animal esperándolas en la puerta, una situación que sólo fue a más y que terminó como uno de los mejores gags de la temporada en general. Es lo que tienen algunas grandes series, que pueden ser tan buenas comedias como dramas.
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