Esperar el momento oportuno a veces es vital. No siempre se tiene la predisposición adecuada para ver una serie en concreto. Cuando comenzó ‘Major Crimes’, por ejemplo, no la tenía. El canal TNT había despedido ‘The Closer’ y, para no perder su audiencia, estrenaron justo después ‘Major Crimes’. Era una estrategia comprensible y la jugada les salió bien, puesto que acaba de estrenar la tercera temporada en Estados Unidos y tienen los mejores datos del canal. Pero no era el momento oportuno, por lo menos para mí.
‘The Closer’ era una de mis series favoritas. Era una de esas series de resoluciones de casos que conseguía entretener una barbaridad cada semana. Brenda Leigh Johnson era un personaje protagonista muy sólido, Kyra Sedwick se adueñó de la función y los demás secundarios cumplían con el cometido. Había una protagonista muy absoluta pero a la vez transmitían muy bien el ambiente laboral de esa comisaría, esa unidad que investigaba los crímenes más notorios de Los Angeles.
Esa atmósfera permitió que la serie fuese una obra más que decente cuando habían pasado sus mejores días. Nunca entenderé la razón por la que James Duff, el creador, optó por casos más ligeros en las últimas dos temporadas con lo bien que funcionaba intercalar casos más cómicos con otros muy dramáticos y crudos. Pero la cuestión es que ‘The Closer’ no se despidió por todo lo alto y quizá por esto necesitaba un descanso cuando llegó ‘Major Crimes’, que se vendió como un spin-off cuando era todo lo contrario. No seguíamos un personaje a otra serie de televisión sino que veíamos esa misma serie con otra protagonista, en este caso Sharon Raydor a quien conocimos como la investigadora de Asuntos Internos que tan a menudo chocaba con Brenda por su obsesión por cumplir las reglas.
‘Major Crimes’, que conste, no está al nivel de las primeras temporadas de ‘The Closer’ y probablemente nunca lo estará porque Duff prefirió cambiar el tono. Pero retomar la primera temporada ha sido una decisión acertada porque, sin Brenda tan cerca, ya no comparo: simplemente aprecio aquello bueno de la predecesora. No me resulta una copia deslucida, más bien una serie procedimental decente que mezcla muy bien un entorno laboral muy humano (son una familia incluso sin Brenda) con una protagonista fuerte.
Mary McDonald está muy bien en su papel, con una interpretación afectada y a la vez sutil, y su dinámica personal no tiene nada que ver con los problemas conyugales, que eran la base de Brenda fuera de su trabajo. Vamos, que es mi solución a estas noches veraniegas que busco alguna serie que no me complique la vida y que me resulte entretenida.
‘The Closer’ era una de mis series favoritas. Era una de esas series de resoluciones de casos que conseguía entretener una barbaridad cada semana. Brenda Leigh Johnson era un personaje protagonista muy sólido, Kyra Sedwick se adueñó de la función y los demás secundarios cumplían con el cometido. Había una protagonista muy absoluta pero a la vez transmitían muy bien el ambiente laboral de esa comisaría, esa unidad que investigaba los crímenes más notorios de Los Angeles.
Esa atmósfera permitió que la serie fuese una obra más que decente cuando habían pasado sus mejores días. Nunca entenderé la razón por la que James Duff, el creador, optó por casos más ligeros en las últimas dos temporadas con lo bien que funcionaba intercalar casos más cómicos con otros muy dramáticos y crudos. Pero la cuestión es que ‘The Closer’ no se despidió por todo lo alto y quizá por esto necesitaba un descanso cuando llegó ‘Major Crimes’, que se vendió como un spin-off cuando era todo lo contrario. No seguíamos un personaje a otra serie de televisión sino que veíamos esa misma serie con otra protagonista, en este caso Sharon Raydor a quien conocimos como la investigadora de Asuntos Internos que tan a menudo chocaba con Brenda por su obsesión por cumplir las reglas.
‘Major Crimes’, que conste, no está al nivel de las primeras temporadas de ‘The Closer’ y probablemente nunca lo estará porque Duff prefirió cambiar el tono. Pero retomar la primera temporada ha sido una decisión acertada porque, sin Brenda tan cerca, ya no comparo: simplemente aprecio aquello bueno de la predecesora. No me resulta una copia deslucida, más bien una serie procedimental decente que mezcla muy bien un entorno laboral muy humano (son una familia incluso sin Brenda) con una protagonista fuerte.
Mary McDonald está muy bien en su papel, con una interpretación afectada y a la vez sutil, y su dinámica personal no tiene nada que ver con los problemas conyugales, que eran la base de Brenda fuera de su trabajo. Vamos, que es mi solución a estas noches veraniegas que busco alguna serie que no me complique la vida y que me resulte entretenida.
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