Estrenos USA: Cashmere Mafia, sin sexo en Nueva York

Darren Star sabe hacer algo más que series de sexo. Desde que creó para la HBO Sexo en Nueva York, parece que el creador televisivo no hubiera hecho nada más en su prolífica carrera. Pero es que resulta que Star también es el autor de productos que han calado hondo en el imaginario popular, como son Melrose Place o Sensación de Vivir. Por lo tanto, no debería extrañar a nadie que Cashmere Mafia no sea una revisitación de Sexo en Nueva York. Aunque haga tiempo que los medios ya anticipaban similitudes (cuatro mujeres atractivas y trabajadoras de la Gran Manzana), la nueva serie protagonizada por Lucy Liu y Frances O'Connor es una serie sobre la mujer trabajadora (y no del despertar de su conciencia sexual). Así que si alguien quiere reencontrarse con el espíritu de Carrie, Samantha, Miranda y Charlotte, mejor que se espere al estreno de la otra supuesta sucesora al trono, Lipstick Jungle.

Cashmere Mafia es el nombre que se le da al selecto grupo formado por cuatro mujeres que comparten una cosa en común: el poder. Todas ellas son lo que se considera "triunfadoras": tienen empleos en la cima del mundo laboral, son fashion y su influencia en Manhattan es de las que te puede impedir la entrada en un restaurante. No obstante, las protagonistas deben enfrentarse a los daños colaterales que tiene llegar a la cúspide: mientras que Lucy Liu tiene que luchar contra su prometido para escalar en la empresa, Frances O'Connor se da cuenta que tener dos hijos y ser un tiburón financiero no es cosa fácil. Por otra parte, Miranda Otto se da cuenta que su propio matrimonio tiene un alto coste: las amantes de su marido. En cambio, Bonnie Somerville, la más joven del grupo, descubre después de años de fracasos amorosos y inmersión laboral que quizás lo suyo no son los hombres.

A primeras, lo que más choca de Cashmere Mafia es Lucy Liu: en cinco minutos la hacen sonreir más que en los 37 episodios de Ally McBeal donde participó. A partir de aquí, entretenidas historias, correctas actrices (O'Connor enamora la cámara una vez más con su belleza de chica de al lado) y agradable frescura. Cierto es que no posee ninguna característica que la haga particular, que ni hace reir ni llorar, pero también es cierto que tiene un ritmo ágil, que entretiene sobradamente y que es palpable la química entre las cuatro protagonistas, todas ellas competentes. Así que bienvenida sea la estilosa mafia cuyo nombre no engaña: como el cachemir, esta serie es fina, suave y ligera.