Al Swearengen: la ley de Deadwood

Estás en el oeste en un pueblo sin ley llamado Deadwood. Te pasas el día trabajando de sol a sol para encontrar el filón de oro que cambie tu suerte. Piensas en tu familia, que has dejado atrás para que no le pase nada en tan salvaje tierra. Te paseas por el pueblo y te manchas los bajos de los pantalones de tanto barro que hay en la calle y ¿qué más te da si ya estás sucio de la cabeza a los piés?

Además, nadie lo notará: la inmundicia que invade la zona hace que pases desapercibido; es más, algunos quizás creerán que eres alguien decente porque aún no llevas una cogorza como la copa de un pino. ¿Y qué vas a hacer en las muertas horas que no trabajas, que no tienes un hogar al que recurrir? Pues tienes suerte de tener a Al Swearengen (Ian McShane), él te dará la solución. Juego, putas, opio y alcohol.

Mientras pagues lo que consumas y no armes alboroto, Al siempre será tu más cordial conciudadano. Porque él es amigo y enemigo de todo el pueblo. Todos, tarde o temprano, recurren a él. Pero todos le temen como al que más. Y es que el señor Swearengen no es sólo el propietario de un saloon: él es el jefe de esa maldita tierra aunque ninguna escritura lo diga.

Tú pídele una puta, que te la dejará a buen precio. Eso sí, mejor que no sea Trixie, que si la tratas mal, te matará. Con otros se trataría de amor, con él solamente es posesión. Lo que es suyo no se toca. Lo que es tuyo, si le interesa, lo será por poco tiempo.

Si tienes sed, no te cortes: ¡Pídele un trago! Que cuando no te quede ni un duro y no te aguantes en pié, él mismo te echará de una patada de su poco exclusivo saloon. Pero no se lo tengas en cuenta, porque recuerda: él es quien dirige el cotarro.

En caso de que te insulte (que sería raro que no lo hiciera), no te ofendas: no es algo personal. Para Al, toda la gente son capullos, zorras y similares. Y si algún día te trata con respeto y finge tenerte admiración, vigila no le des la espalda pues algo te va a quitar, y con suerte no será tu vida.

Pues el jefe del club de alterne más antiguo de Deadwood es hombre de negocios. Quien se pensara que el Daniel Day-Lewis de Pozos de ambición era la persona más ambiciosa en la historia de Estados Unidos, es porque no ha visto a Swearengen. Él sí que no tiene límites.

Así que, antes de entrar en el saloon, piénsatelo dos veces. Quizás le intereses en demasía y un día encuentren tu cuerpo muerto en el desierto, teóricamente asesinado en manos de indios. O quizás te hallan en medio del barro, medio comido por los cerdos. O quizás te arruines comprándole una parcela que vale menos que el pico que has comprado para cavarla.

Eso sí, si quieres juego, putas, opio o alcohol, Swearengen es tu hombre.