Hay quejas por la actual plaga de series de policías en la televisión norteamericana. Solamente en el mid-season primaveral se han sumado tres nuevas a la ya numerosa oferta: Castle, Southland y The Unusuals. Y es un craso error criticar los nuevos productos por la etiqueta que llevan. Cada una es distinta a la anterior.
Si esta moda algo puede aportar de positivo es que permite contemplar de forma más obvia cómo todo producto (aunque sea artístico) busca la diferenciación para encontrar un hueco en el mercado. El género es lo de menos. Son los matices explorados y el espíritu que se oculta tras esas formas lo que define la serie. Sin embargo, el exceso en la búsqueda de esta identidad juega en contra para el resultado final, como en The Unusuals. Su título ya lo indica: trata policías inusuales y casos de la misma índole. Pero gasta demasiados cartuchos ya desde un principio.
Dotar a la protagonista de una personalidad clara, fue un punto a favor. Amber Tamblyn aguanta muy bien el tipo. En cambio, presentar precipitadamente a sus nuevos compañeros en la comisaría provoca el caos porque esta serie va mucho más allá de los diversos delitos: busca la mezcla entre protagónico y coral, real y absurdo (e incluso cósmico), episódico y largo alcance, y todo aliñado con histrionismos varios. Es demasiada información para procesar y no toda está a la altura.
Un ejemplo es la pareja formada por Harold Perrineau y Adam Goldberg: el primero con un trauma por la prematura muerte de todos sus familiares consanguíneos y el otro en fase escéptica por culpa de un tumor cerebral. Hay historias detrás, grandes ansias de comicidad, pero dos actores con déficit de simpatía (Perrineau ha sido siempre un intérprete difícil). Y otro caso que va en detrimento de la serie es la introducción de una línea argumental vital que dé una razón de ser al personaje de Tamblyn cuando ella no lo necesita (y más cuando se descubren las cartas tan rápidamente).
Si esta moda algo puede aportar de positivo es que permite contemplar de forma más obvia cómo todo producto (aunque sea artístico) busca la diferenciación para encontrar un hueco en el mercado. El género es lo de menos. Son los matices explorados y el espíritu que se oculta tras esas formas lo que define la serie. Sin embargo, el exceso en la búsqueda de esta identidad juega en contra para el resultado final, como en The Unusuals. Su título ya lo indica: trata policías inusuales y casos de la misma índole. Pero gasta demasiados cartuchos ya desde un principio.
Dotar a la protagonista de una personalidad clara, fue un punto a favor. Amber Tamblyn aguanta muy bien el tipo. En cambio, presentar precipitadamente a sus nuevos compañeros en la comisaría provoca el caos porque esta serie va mucho más allá de los diversos delitos: busca la mezcla entre protagónico y coral, real y absurdo (e incluso cósmico), episódico y largo alcance, y todo aliñado con histrionismos varios. Es demasiada información para procesar y no toda está a la altura.
Un ejemplo es la pareja formada por Harold Perrineau y Adam Goldberg: el primero con un trauma por la prematura muerte de todos sus familiares consanguíneos y el otro en fase escéptica por culpa de un tumor cerebral. Hay historias detrás, grandes ansias de comicidad, pero dos actores con déficit de simpatía (Perrineau ha sido siempre un intérprete difícil). Y otro caso que va en detrimento de la serie es la introducción de una línea argumental vital que dé una razón de ser al personaje de Tamblyn cuando ella no lo necesita (y más cuando se descubren las cartas tan rápidamente).
Un poco más de calma en la introducción de todos los elementos hubiera sido más adecuado. El espectador también necesita una guía para saber qué poder esperar de la serie, cuál es el tono y la nueva incorporación al cuerpo de policía no ayuda a presentar el entorno. Al propio desconcierto se le añade el de la protagonista, además de la duda de si The Unusuals puede levantar cabeza porque, aunque tenga aciertos (Tamblyn o los fantásticos créditos), sobre todo denota falta de cohesión en el conjunto. Con su pretensión de ser una serie de personajes desatiende los casos. Y la falta de una cohesión natural en su estrategia para diferenciarse puede haber originado una herida tan profunda que no deje lugar a la salvación.
10 comentarios:
Personajes, con actores que no empatizan precisamente con el público, cargando con personalidades complejas, que no permiten que los casos tomen relevancia, o algo así iba escribiendo en el borrador que estaba escribiendo y que no se si publicaré, pero leyéndote creo que está dicho lo que pienso.
Aún no he visto The Unusuals pero, por lo que dicen, ésta tiene los personajes y Southland, los casos. Es una pena que sean de cadenas diferentes, porque si las mezclan parece que las dos mejorarían ;)
Otro policiaco. Creo que antes le daría una oportunidad a Southland, que no habéis hablado mal de ella. Pero teniendo pendiente todavía The Shield, me dan mucha pereza.
Perfilar la personalidad de los personajes es fundamental, y quizá también presentarnoslos de una manera progresiva, de forma que queramos saber más y que se fusionen en cada capítulo con el caso o historia que se presente.
Tanto bombardeo de información, como dices, sólo perjudica...menos es más.
satrian, curioso, pues, que anotaramos lo mismo. Es que sencillamente en The Unusuals hay algo que no encaja.
MacGuffin, mientras Southland es superior. Por lo que he visto, claro. Y la cuestión es que generalmente lo que en televisión empieza con mal pie, arrastra las taras hasta el final.
ALX, Southland vale la pena. Me sorprendí muchísimo. Seguramente será la próxima actualización.
Simone B., exacto. Más sutileza. Y no sólo están mancados de ella para los personajes, sino por el chapucero hilo del asesinato de Kowalski.
Voy a discrepar... La verdad es que tras ver el piloto pensaba como tú (como vosotros), pero ayer me dio por ver los tres episodios siguientes y me llevé una gratísima sorpresa.
Sí, en el piloto todo parece muy precipitado y con abundancia de subtramas, pero en los siguientes episodios todo encuentra su lugar.
De verdad, la pareja Perrineau-Goldberg ¡me encanta! Les he cogido un cariño tremendo. Hay sorpresas argumentales que no me esperaba para nada (por ejemplo, que Tamblyn no va a liarse con su compañero, o los detalles un pelín sobrenaturales relacionados con el personaje de Adam Goldberg)...
Me están enamorando algunos otros secundarios, como Eddie Alvarez (el que habla de sí mismo emn tercera persona). De verdad, dadle otra oportunidad.
Igual es que el piloto necesitaba una hora y media, en lugar de 40 minutos.
Ah, y los casos ¡no están tan mal! Sobre todo los más divertidos, el de la tienda de asesinatos, el del zombie, la novia loca... Yo ya la he apuntado entre mis favoritos.
Vale, no será una serie de sobresaliente, pero para mí llega al notable.
Pixelwoman, pues quizá tengas razón. Yo de momento sólo he visto los dos primeros y ya tocará ver el 3º y 4º (porque, de hecho, tampoco lo paso mal viéndola). Tiene los factores necesarios para que funcione, las ganas detrás, pero le fallaba algo. Quizá esta sensación cambia, pero tardaré un poco en comprobarlo.
Espero que tengas razón (aunque no haya muchas expectativas de que vaya a renovar).
Nada que ver lo que tu viste con lo que yo ví. Percibo a The Unusuals como la mejor nueva serie de este año.
Bueno pues tras todo el paron que hay de series, he decidido darle a mi tiempo a alguna serie, y es que vengo de Life y quiero una serie que enganche, he estado dudando entre mirar THe unusuals o Southland, las dos pìntan muy bien pero no se si llegará a tener el punch de Life que me decis, va de menos a mas, o como.
Publicar un comentario