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J. J. Abrams es, más que creador, empresario. Interpreta el público, descubre qué necesita y luego suscita el deseo. La nueva Star Trek es una muestra de este talento, ya que cogió el cacharro de la Enterprise, le sacó brillo a una saga marginal y desfasada, y logró el primer taquillazo del año en los Estados Unidos con una película que además era buena. Y esta revelación, juntamente con mi visionado de Monstruoso y el final de temporada de Fringe, me ha obligado a rectificar en cuanto al chico prodigio de Hollywood. Probablemente el desenlace de Alias será un trauma que no le perdonaré nunca, pero debo reconocer que también es el cabecilla de lo comercial de calidad y que ahora es su momento.
Cuando Fringe empezó, opté por otros conclusiones. El personaje de Olivia Dunham no arrancaba, con una capa de escarcha que la hacía inaccesible al público, los secundarios estaban desaprovechados (y tampoco se entendía exactamente qué pintaba Joshua Jackson) y la frialdad general no ayudaba a conectar con unos casos de estética cuidada pero que por otra parte dejaban totalmente indiferentes. Los apuntes hacia una trama seriada, además, no ayudaron a acercar al espectador, que podía asustarse ante la petulancia y seriedad con la que la serie se tomaba a si misma. Porque si algo también tiene Abrams es que se tiene en mucha consideración, aunque si el experimento no funciona, su figura repela un poco más.
Con la llegada del mid-season el fino velo de hielo se derritió y la calidez empezó a aflorar en los personajes. Se acercaron, los conocimos y pudimos apreciar sus matices, un poco más mundanos. Sus relaciones se definieron y supieron dotarlas de afecto: no hay compañero más entregado que Charlie, jefe más paternal que Broyles y aún estoy esperando a que exploten a la ayudante de Walter. Así los casos se pudieron disfrutar, al igual que la nueva filosofía de Fringe, aunque no tengo claro si necesitaba que la dejaran respirar o si es que tuvieron reflejos a la hora de corregir los errores.
Pero esta exitosa operación por humanizar a los personajes no se escapa de las garras autoreferenciales de J. J. y a su afición al reciclaje. Y es que pese a una dirección artística y un tono completamente distintos, Fringe ha pasado a ser la nueva versión de Alias. El co-creador y productor, cómo empresario que es (y no artista), puso todo su empeño en convertir, en la medida que le ha sido posible, a Olivia Dunham en Sydney Bristow. Si le funcionó la primera vez, porqué no la segunda.
Cuando Fringe empezó, opté por otros conclusiones. El personaje de Olivia Dunham no arrancaba, con una capa de escarcha que la hacía inaccesible al público, los secundarios estaban desaprovechados (y tampoco se entendía exactamente qué pintaba Joshua Jackson) y la frialdad general no ayudaba a conectar con unos casos de estética cuidada pero que por otra parte dejaban totalmente indiferentes. Los apuntes hacia una trama seriada, además, no ayudaron a acercar al espectador, que podía asustarse ante la petulancia y seriedad con la que la serie se tomaba a si misma. Porque si algo también tiene Abrams es que se tiene en mucha consideración, aunque si el experimento no funciona, su figura repela un poco más.
Con la llegada del mid-season el fino velo de hielo se derritió y la calidez empezó a aflorar en los personajes. Se acercaron, los conocimos y pudimos apreciar sus matices, un poco más mundanos. Sus relaciones se definieron y supieron dotarlas de afecto: no hay compañero más entregado que Charlie, jefe más paternal que Broyles y aún estoy esperando a que exploten a la ayudante de Walter. Así los casos se pudieron disfrutar, al igual que la nueva filosofía de Fringe, aunque no tengo claro si necesitaba que la dejaran respirar o si es que tuvieron reflejos a la hora de corregir los errores.
Pero esta exitosa operación por humanizar a los personajes no se escapa de las garras autoreferenciales de J. J. y a su afición al reciclaje. Y es que pese a una dirección artística y un tono completamente distintos, Fringe ha pasado a ser la nueva versión de Alias. El co-creador y productor, cómo empresario que es (y no artista), puso todo su empeño en convertir, en la medida que le ha sido posible, a Olivia Dunham en Sydney Bristow. Si le funcionó la primera vez, porqué no la segunda.
La introducción de traumas infantiles, bajo unos propósitos muy similares, casi las convirtió en gemelas. Pero fue la llegada de la hermana y la sobrina de Olivia donde se dejó espacio a Olivia Dunham para respirar, a la vez que se apartaba un poco el estricto código profesional. Ellas no eran exactamente Francie y Will, con quienes Sydney podía ser una chica de su edad, pero sí el motivo de Olivia para sonreír al final del día. Y es en esas miradas hacia su familia donde Olivia pasó a ser un buen personaje porque el espectador, al igual que su hermana y su sobrina, debe apreciarla por quien es, además de lo que hace.
14 comentarios:
Fue un acierto el introducir a su hermana y su sobrina en la trama.
A mi Anna Torv me ha conquistado desde el primer momento.
Y los primeros episodios puede que fueran así por petición de la cadena.
Fringe es la mezcla perfecta entre Alias y Expediente X, desde luego :)
Decía un crítico yanqui que Anna Torv se ilumina siempre que hay niños, y que es más efectiva cuando le dan algo qué hacer, más que estar callada poniendo cara de intensa.
There´s only one Sydney Bristow como decía su capítulo 100 xD pero si que es cierto que al menos en su comienzo, que es por donde voy, encuentro similitudes entre ambas pero bueno, comparten padre, era de esperar.
Me da a mi que la implicación de J.J. en Fringe no es tanta como nos hacen creer. Pero que se parezca a ALIAS es lógico, sus dos guionistas fueron habituales de la serie de Sidney Bristow y responsables de algunos de sus mejores episodios.
JJ crea buenos conceptos y luego los abandona en manos de otro, con mejor o peor suerte (esa cuarta temporada de ALIAS).
sin duda j.j es el hombre del momento, no solo tiene buenas ideas, si no que esta logran llegar calar en la audiencia, para mi Fringe es la mejor serie de la temporada,pero aun no comprendo a la audiencia norteamericana y su afición por The Mentalist y los procedimentales de la CBS.
satrian, a mí también me enamoró instantáneamente. Pero era su belleza. Y es que creo que durante un tiempo estuvo un poco perdida...
MacGuffin, antes era totalmente Expediente X, ahora la balanza se ha equilibrado. Pero creo que Torv tampoco es tan terrible como predica ese crítico yanqui que tú citas. Es que la pobre chica tiene una bendición y un problema: su belleza tan distante a mí me fascina pero también la distancia.
willchebat, a medida que avanza te das cuenta de que la filosofía que hay detrás de ambas es la misma. Dos chicas que luchan para entender su infancia y exactamente quienes son. Y los recursos para desarrollarlas también son los mismos. No hace falta hacer el test de paternidad a J.J.
ALX, ¿tiene a habituales de Alias escribiendo? Ahora entiendo un poquito mejor el porqué de la inercia, porque al igual que tú intuyo que J.J. no está muy implicado en el proyecto. Pero su filosofía está ahí.
News Society Network, yo tampoco entiendo el éxito de El Mentalista cuando me parece insulsa. Pero bueno, que al final la audiencia de Fringe no ha estado mal, aunque será interesante ver cómo le va el año que viene y cuánta realmente está enganchada a la agente Dunham y sintoniza el canal sin necesidad del American Idol
Es curioso ver que la serie empezó a despegar de verdad con la llegada de la hermana y la sobrina de Olivia, dos personajes que a priori no han aportado nada a la historia pero mucho al personaje principal de la serie.
Totalmente de acuerdo con cómo has vivido la evolución de Fringe. Tras esa sensación inicial de frialdad, decidí dar una oportunidad a la serie y no puedo estar más contenta de haberlo hecho.
Fringe se ha encontrado a sí misma como pocas saben hacer y hace uso de sus armas y elementos de una forma muy hábil y ese es su mayor valor.
Menos mal que, como bien dices, consiguieron que conectaramos con sus protagonistas. Sobretodo con la dunham.
He visto "Fringe" de manera irregular y lo cierto es que dejando al margen cierta depuración estética... no es para mí.
Lo voy a dejar ahí porque no he venido a hablar de Fringe sino de mi libro... bueno, de Anna Torv, en realidad. Es una actriz que me encuentro por casualidad de cuando en cuando, ya sea viendo algún bodriete televisivo australiano o, a dónde yo quería llegar, una serie de la BBC titulada "Mistresses" (en su 1ª temporada una producción muy correcta cuyo "target" es básicamente femenino...) donde la Torv hace un personaje mucho más visceral y acalorado de lo que estamos acostumbrados. Vamos que, conservando esa frialdad que ya cita crítico y a la que no es ajena su piel nívea y pelo dorado (uf, lo bien que le vendría a esta chica un buen corte...), la actriz, sin ser un torbellino de emociones, tampoco es la siesa que vemos en la serie de J.J. Abrams.
David, ¿recomiendas Mistresses? Yo es que, con tantas series que ya hay en EEUU, me cuesta expandir mis intereses. De mientras, tengo en la recámara una recién estrenada Personal Affairs que tiene pinta ser divertida (aunque no sé si mala o buena).
Uf, ¿si recomiendo "Mistresses"?... ¡Qué presión! ;)
Bueno, sólo vi, en su momento, la primera temporada (de únicamente 6 episodios, típico BBC), y aunque no es un producto de los que más me gustan (ya sabes, polis, tiros, tipos duros y mucha testosterona), me sorprendió muy positivamente por ser un producto sólido; es decir, correctísimo en todos los aspectos: diseño de producción, económico pero competente; guión, tópico pero correctamente hilvanado; personajes recurrentes pero sustanciosos y bien interpretados... en fin, si a alguien le satisfizo (o le satisface, no sé si han terminado) "Sexo en N.Y." y/o "Mujeres desesperadas", dudo mucho que quede defraudado/a con esta serie británica. Personalmente, y al margen del encanto "british" (por "desintoxicar" de tanta serie estadounidense), creo que alcanza (repito, sólo he visto su 1ª temporada... y hace algún tiempo) una cierta madurez en esa "moderna" óptica frívola del mundo puramente femenino.
En todo caso, soy de los que pienso que estas "modernas" (subrayo comillas) producciones para mujeres son, en la mayoría de los casos, mucho más conservadoras de lo que aparentan ser. Jane Austen debería revolverse en su tumba al comprobar lo poco que han cambiado las cosas en tanto tiempo...
David, no vamos a entrar en cómo de retrógradas o evolutivas son estas series "para mujeres". Aunque creo que sobre todo depende de la mirada con que se las analiza.
Pero, vamos, que voy a tener que darle una oportunidad porque de la forma que me la describes parece hecha a mi medida (podríamos decir que adoro Sexo en Nueva York, Mujeres Desesperadas e incluso disfruté con Mujeres de Manhattan).
Lo que no sabía era que tu eres de "polis, tiros, tipos duros y mucha testosterona". ;)
Eso es de cara a la galería (y con pose de Charles Bronson). En casa luego veo cosas como "Mistresses" :P
Una cosilla: la comparé con esas otras series que giran en torno al universo femenino "chic" porque sus personajes pertenecen a la clase media-alta y porque, cada una en su estilo, representan una forma distinta de relacionarse con el sexo opuesto (o no... ¡ouch, spoiler!). Y ello, lógicamente, la asemeja a "Sexo en N.Y.", etc. Sin embargo, "Mistresses" es esencialmente un drama, salpicado de cierto sentido del humor, pero un drama al fin al cabo. Para mi gusto, si bien estereotipada (profesional de éxito devorahombres, casada con hijos maruja,...), es mucho más seria... o menos caricaturesca (por lo poco que he podido ver de las series norteamericanas citadas, donde las situaciones delirantes y los cambios de humor de los personajes principales se sucedían sin sonrojo).
La verdad lo que me parece horrible es que se llame olivia y le digan liv....se re copiaron a la ley y el orden uve que por cierto es muchisimo mejor programa nada que ver con esto.
Bye
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