lunes, 11 de abril de 2011

Los Leary siguen (y Lights Out no)

Hay dos formas de encarar una no-renovación como la de Lights Out. Podemos poner el grito en el cielo y quejarnos de que las cadenas no tienen paciencia con sus series (a FX no le quedaba otra opción ante las paupérrimas audiencias), que el público es estúpido e ignorante, y que nos habremos quedado a medias en el retrato de Patrick ‘Lights’ Leary y su familia. O podríamos ser positivos y encarar las malas noticias con mejor actitud. Asumir que Lights Out, aunque habrá tenido un paso breve por la televisión, nos contó una historia que encima tuvo un cierre más que digno, que fue un punto y seguido como el de toda vida que continúa tras alejarse de la cámara. Y, ya puestos, podemos cambiar de mentalidad ante el producto e inculcarnos a nosotros mismos que no, que al final resulta que Lights Out era una miniserie y no una macroserie de esas que hace historia perpetuándose en el tiempo. Así también podremos recomendarla con más convicción, ya que sus trece episodios valen mucho la pena.


Algunos dijeron en su estreno que esta historia ya la habíamos visto antes en el cine con otros personajes (y otros no tan distintos). Pues sí. No hace falta ir más lejos, pues el ejemplo de The Fighter nos va como anillo al dedo, con un boxeador que es un underdog y que se ve agobiado por unos familiares muy liantes y aún más aprovechados. Pero, que yo sepa, también hubieron Sopranos en el cine antes de la llegada de Tony, camellos de los bajos fondos e historias ambientadas en funerarias. La televisión es otra forma de expresión artística, en algunos aspectos clavada pero con una duración superior que permite ahondar en más frentes, crear rutinas y explorar la evolución de los personajes con más profundidad. En el cine, por ejemplo, el entreno de Patrick para volver a competir entre los grandes del deporte hubiera estado situado en la mitad del metraje con mucho sudor, un par de elipsis y algún montaje musical. Será parecido pero no es lo mismo, de la misma forma que las hijas tienen vida propia y no son meras apariciones esporádicas por el metraje.


Uno de los defectos que habrá tenido y por el cual la crítica no la habrá amado como se merecía era su propio concepto. En Lights Out aparecen algunas drogas, gánsters y algún que otro disparo, pero por encima de todas estas anécdotas es una simple historia familiar sobre un boxeador que, tras vivir en un tren de vida demasiado acelerado y por culpa del inepto administrador de su hermano, tiene que volver a competir. No hay más (bueno, sí, el pobre Patrick ha empezado a desarrollar la demencia del boxeador, aunque de escondidas de su familia). Su realismo, un tanto sucio porque los gimnasios es lo que tienen, no es suficientemente crudo. Los inicios y finales de episodio (estos muy anticlímax) no son lo suficientemente arty. No es lo suficientemente enrevesada y la mansión familiar, las hijas muy monas y los personajes un tanto episódicos que hacen acto de presencia le dan un tono un tanto irrelevante a esta historia que habla del enésimo retorno del héroe a la cima. Sin embargo, tras tantos siglos de historias, a menudo no se trata sobre qué nos cuentan sino del camino y el de esta serie ha sido muy satisfactorio.


Y el final, lógico, nos deja con ganas de más a la vez que ya sabemos la historia. Bueno, en realidad también conocíamos la de esta primera temporada e igualmente nos implicamos con Patrick, Theresa y las niñas. Y se despide con una escena potente y magistral, de esas que se nos quedará grabada en la retina y en el corazón, noqueándonos, y que sirve tanto de cierre como de continuación. Lights Out podrá haber acabado su trayecto por la televisión, pero los Leary seguirán adelante en esa realidad alternativa donde van todos los personajes que alguna vez conocimos y cuyas vidas siguieron tras terminar esa etapa.

3 comentarios:

satrian dijo...

Este final y el de Terriers al menos me dieron sensación de cierre, es como otra miniserie que haya visto, una pena su cancelación pero las audiencias eran muy malas.
La serie tira de todos los tópicos, pero está bien contada y eso es lo que realmente nos importa.

OsKar108 dijo...

Suscribo totalmente el comentario de Satrian.
Buena serie, sobre todo porque está bien contada e interpretada, porque son lugares ya transitados, pero atractivos, y al menos, tanto ésta como Terriers (reciente en el tiempo y encima de la misma cadena), pueden quedar perfectamente como historias de una única temporada.

¡Saludos!

Crítico en Serie dijo...

Satrian y Oskar, hay veces que ni se puede culpar a la cadena de nuestra frustración. No tenían otra salida. Fue un fracaso. Como dijo un directivo de la cadena FX: "a veces sencillamente no hay interés y por lo que parece nadie quería ver una serie sobre boxeo". A veces no hay que buscarle tres pies al gato.
Es distinto cuando una serie tiene un estreno de éxito y luego el público baja. Pero cuando ni tan siquiera el estreno tiene buenas cifras (y encima baja) es que ningún astro se ha alineado. Mira que pensaba que podía tener éxito, que el público de FX es muy macho.