viernes, 22 de julio de 2011

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El futuro de la ficción televisiva depende en gran parte de la creación de eventos, sobre todo en lo que concierne a las series con un fuerte componente serializado. Para ellas es más complejo sobrevivir a la publicidad, básicamente porque entorpece el relato, y por eso cada vez es más necesario transmitir su carácter de cita imprescindible, al igual que ocurre con las citas deportivas. Dejar claro que, si no la ves en directo, al día siguiente estarás desfasado.


Ya había apuntado esta tendencia en algún otro artículo, pero se ha hecho más evidente en los últimos meses. Desde hace algún tiempo las cadenas desarrollan mucho más cómo vender sus productos y son conscientes de esta realidad, a menos que quieran alienar completamente al sector joven que se ha vuelto mucho más selecto a la hora de decidir qué y cómo quiere ver la televisión. Por eso The Event tuvo en su nombre una declaración de intenciones, más allá de si era la nueva Perdidos o no (que le convenía serlo, pues era de las series con el público más joven de las networks). Lástima que a la NBC le salió el tiro por la culata, algo que ahora se está debatiendo con Falling Skies.


Para que mentir a nadie. Por temática y por propuesta, Falling Skies se medía a las cifras registradas en otoño por The Walking Dead. Sus defensores dirán que sigue estando por encima de los demográficos en The Closer, la serie estrella de TNT, pero la verdad es que la cadena apuntaba más alto. Quería tener su propio evento y despertó menos entusiasmo que la resolución de un caso de CSI: Nueva York y encima tuvo una promoción un tanto engañosa. Siempre entendí por cómo la vendían que se trataba de un acontecimiento único y resulta que ni era así. Ya está renovada para una segunda temporada cuando ni tan siquiera ha levantado la polvareda que se le suponía. Que Spielberg siga haciendo cine.


Los eventos, sin embargo, no tienen porqué ser espectáculos únicos. The Walking Dead tuvo una breve ración de zombies el pasado otoño y regresará el siguiente. Su reto será otro, atrapar a unos espectadores que serán conscientes de la naturaleza del segundo volumen, de siete episodios más que la primera. Deberán saber transmitir que seguirá siendo una cita imprescindible aunque se prorrogue un poco más en el tiempo, algo factible (Sons of Anarchy, Breaking Bad) que por ejemplo han sabido gestionar muy bien algunas del mundo del pago como True Blood y Spartacus, que juegan con algo de ventaja por no tener pausas (pero en cambio tienen un público muy acostumbrado a vivir a la carta).


Por la caracterización por volúmenes de todas las series mencionadas hasta ahora, me gustaría saber qué hubiera pasado con Fringe si hubiera tenido unas temporadas propias del cable (en el tramo final de la 2ª se notó que le hubiera gustado y el primero de la 3ª casi era una temporada por si sola) y estoy casi seguro que será toda una ventaja para Terra Nova tener sólo 13 episodios de momento. No necesitará recurrir a parones para extenderla, podrá promocionarla como un volumen y parecerá más un evento que una rutina semanal, algo a lo que TNT también recurrirá el próximo verano para algo alejado de la ciencia ficción, el remake de Dallas (sólo diez episodios y mucho drama).


Quizá con un ritmo y concepto parecido, Fringe haría un Torchwood. La serie de la BBC, que no había triunfado en audiencia como spin-off oscuro de Doctor Who, hizo de la falta de confianza una ventaja y se sacó de la manga una tercera temporada de solamente cinco episodios que supo vender como un gran evento, con un planteamiento que de por sí era un gran anzuelo en lugar de volver a su premisa de casos. Así Children of Earth obtuvo unos registros inmejorables y decidieron seguir el mismo camino para la cuarta temporada coproducida con Starz. Eso sí, no empecemos a alabar a los británicos por ofrecernos series de sólo cinco o seis episodios que después llega Downton Abbey, nos engancha como a unos yonquis, y nos quedamos a dos velas durante once meses.

3 comentarios:

Julio C. Piñeiro dijo...

Pienso que todas las series de continuidades, serializadas, como entre nosotros les llamamos, se conciben con pensamientos a diferentes plazos. Muchas tienen ya un final pensado para el 13º episodios (Prison Break) por si acaso la nave se hunde, y claro, si va a ser efímera, que sea legendaria (palabras de Abrams y Lindelof sobre el nacimiento de Perdidos). Es entonces cuando hay que darlo todo con el evento.

En cambio, si hay suerte y la serie funciona, entonces ese evento hay que reconfigurarlo de alguna manera: extenderlo, moldearlo, o incluso cambiarlo (las dos primeras temporadas de True Blood como ejemplo de volúmenes unitarios, con su una o dos tramas de temporada) para que la criatura pueda durar más tiempo. Y en eso, el cable y los británicos juegan con ventaja, por su mayor flexibilidad a la hora de elaborar temporadas más cortas y casi independientes, ergo, una configuración más libre y desencorsetada de los eventos.

En conclusión, que "el evento" es algo muy complejo y sesudo, puesto que en primera instancia hay que darlo todo, pero tampoco se puede "darlo todo" tanto porque después la fórmula se agota rapidísimo (FlashForward y The Event como perfectos ejemplos).

Gran artículo, señor Solà.

Un telespectador más dijo...

Se nota que no te gusta nada Falling Skies, porque no creo que en TNT se creyesen que tendrian un boom que superaría al de The Walking Dead (con uans cifras impensables antes de su estreno). Creo que lso datos que consigue son mucho más que positivos, y que para el producto que tienen (que es más bien escaso) pueden darse con un canto en los dientes.

Saludos!

Unknown dijo...

Quizás es que tengo amigos muy raros, pero las retransmisiones deportivas tienen muy fácil el devenir "eventos", cuando los últimos Real Madrid - Barcelona (mi interés por el fútbol es bastante precario)los vi con unos amigos y casi prestaban más atención a los comentarios via Twitter entre conocidos suyos que al partido. De hecho cualquier deporte se presta muy fácilmente a ser comentado mediante una red social a la vez que se produce, mas una serie televisiva no parece que dé facilidades para ello. No obstante creo que es la única manera en el futuro de devenir un acontecimiento que se deba disfrutar cuando se produce es interactuando en una red social. La forma más clásica ( se remonta a "Les mystères de Paris" de Eugène Sue) es concebir un folletín sumamente adictivo(como es "Lost") pero que generalmente no tienen mucha calidad (como ocurre también con "Lost").