miércoles, 27 de julio de 2011

Oro

Ari Gold es un agente tan ambicioso que lo extraño es que no haga honor a su nombre, se ponga una dentadura de oro y muerda directamente a sus rivales cual Hannibal Lecter en las colinas de Hollywood. Es tan agresivo, voraz, malhablado, directo e impaciente que uno difícilmente se toma sus comentarios racistas, homófobos y misóginos de forma personal porque, al fin y al cabo, los dice desde su profunda rabia interior que nada tiene que ver con el color de piel, preferencias sexuales o género. Él es la consecuencia del modelo americano, hijo de Wall Street y vividor del sueño americano, aunque veje al próximo y se lo restriegue por la cara. Por suerte él tiene tres ángeles que a veces le paran los pies y sacan su vertiente más humilde, por retorcida que siga siendo: Vincent, Lloyd y su señora.


De no ser por ellos, Ari Gold sería una caricatura, un alivio cómico en el camino por la gloria y la miseria de un actor mediocre, y eso fue en sus dos primeras temporadas. Él era tan excesivo en su vocabulario, en sus blasfemias e inventivo a la hora de denigrar a sus conocidos, que era difícil no reírse mientras uno soñaba con pegarle un puñetazo y dejarle inconsciente. Por eso cuando apareció su mujer en escena el personaje creció. Ella sabía con quién se había casado, sabía de sus ataques de furia y, a reacción, las mataba callando y utilizando el sexo como arma. Sus miradas y salidas de tono no desmerecían las de su marido y él hasta se rebajaba cuando veía que estaba a punto de sacarla de sus casillas.


Por este motivo Ari Gold pasó a canibalizar la serie. Entre su relación con su mujer, el man-crush que tenía por Vincent (por ser el primer cliente que llevó de la nada al estrellato) y su sadomasoquista relación verbal con su asistente homosexual (está claro quién vejaba a quién), no solamente funcionaba a nivel cómico, también emocional. A todo ello contribuyó, por supuesto, que Jeremy Piven fuera tan excesivo como su personaje y diera a sus ataques de rabia unos matices que solamente un buen actor (o una mente bastante perturbada) pueden representar. Siempre había pensado que tres premios Emmy era algo excesivo hasta que vi que efectivamente sus caras merecían esto y más (de aquí que se pudieran permitir la locura de las balas de pintura), algo que confirma con la nueva etapa. Ahora que la última temporada se ha estrenado por todo lo alto (divertida, coherente, concluyente, un tanto odiosa), Ari hasta se ha erigido como factor emotivo. El viaje al punto débil de Ari podría tranquilamente eclipsar cualquier otro hilo dramático que se esté gestando.


Será triste, por lo tanto, despedirse de semejante personaje ahora que Entourage termina su ciclo en la pequeña pantalla (dicen por ahí que quizá habrá hasta tres películas). Mentiría si dijera que ha sido un largo y grato viaje porque yo me decidí a verla esta última primavera, después de creer durante demasiados años que era una serie demasiado hetero (el episodio de la mansión Playboy me engañó). Le deberé siempre fidelidad a Eric, que fue quien me permitió engancharme a la serie y es mi personaje favorito (además de ser el corazón de Entourage y el único que puede hacer frente a Ari aunque sea tan poca cosa), pero todos sabemos quién aparecerá cada vez que algún programa o alguien recuerde el camino al estrellato (y la decadencia) de Vincent Chase: el agente despiadado Ari Gold.

3 comentarios:

supersalvajuan dijo...

Un crack. Inigualable.

Cristian dijo...

Jeremy Piven se ha ganado un lugar en todos nuestros corazones y aprovechemos porqué sabemos que no lo veremos en la gran pantalla en un papel así, la verdad uno puede pensar que Ari es el show en sí, pero tienes mucha razón en nombrar a Eric como la veleta del séquito ya que todos tienen un pelín de locura e incluso inmadurez...Compartes que los chicos estén igual o peor que como los dejamos al final de la séptima temporada?

Crítico en Serie dijo...

Supersalvajuan, y tanto ;)

Cristian, me gusta y me intriga, sobre todo porque aún no hemos oído la versión de Vincent respecto su animadversión (seguro que me posicionaré con 'E', como siempre). Nada es más perturbador que ver a 'E' indignado y cabreado con Vincent, como ocurrió al final de la primera temporada. Si a esto le añadimos su nueva etapa con Sloane (que me tiene en ascuas) creo que tendremos una temporada muy, muy intensa y que el próximo texto que caerá de Entourage girará entorno a 'E'.