La genialidad de True Blood es ese batiburrillo de géneros que provoca una impresionante diversidad de opiniones y que le obliga a estar (a beneficio y en detrimento suyo) en el lugar más extraño de la televisión. Es un producto HBO que atenta contra la filosofía de la cadena, la crítica se ríe de ella para legitimar que les encante (y les debería dar vergüenza) y tiene un público que también alega excusas varias para justificar que la ven. Vaya, que por mí ya pueden decir misa. Hasta los snobs la siguen, ellos que prefieren arrancarse los ojos con cucharitas de té antes que rebajarse a un producto de mero entretenimiento.
Por esta curiosa conceptualización del producto (un drama paródico, melodramático, sexual y gore), creo que no hablo más a menudo de True Blood. Toda ella es tan especial que para hablar de sus contenidos siento la (inútil) obligación de explicar desde qué óptica la veo yo. Me gusta defenderla porque la encuentro estimulante, algo que pocas ficciones pueden decir hoy en día, aunque también le veo muchos defectos. Por ejemplo, como considero que es un drama (en el sentido más yanqui de la palabra), pensé que la tercera temporada no había llegado al nivel de excelencia de las anteriores. No había una conexión emocional con las tramas, solamente giros, impactos y humor. Pero este verano ha conseguido empeorar y mejorar a la vez.
Por un lado hay tramas tan fallidas como cualquiera relacionada con Sam (¡que mate al hermano de una vez!), tan aburridas como el secuestro de Jason y cada vez es más obvio que Tara se ha convertido en un no-personaje (encima irritante y locuaz). Pero la vida amorosa y sexual de Sookie Stackhouse permite obviarlas. La nueva identidad de Eric, que ha olvidado cómo ser un hijo de puta, es muy divertida, pero también obliga a la protagonista a aceptar que siempre se había sentido atraída por el sheriff-vampiro (algo que su moral intachable le impedía reconocer) y a decidir si vale la pena arriesgar su futura felicidad por estos instantes de placer y confort que le da el nuevo Eric, sabiendo que cualquier día puede (y debe) recuperar su memoria.
Esto dota a la ficción de la capa perdida, esa capacidad de afectar al espectador a un nivel emocional y que ha funcionado tan bien con los romances complicados de Sookie, que en el fondo recuperan la esencia de las novelas. Como contó Irene Cívico en un podcast de Yo disparé a J.R., los libros de Charlaine Harris están escritos para lectoras que quieren soñar con estacas carnales. Ignorar esta vertiente es fallar al original.
Ayuda que Anna Paquin sea toda una inspiración y consiga hechizar con un personaje tan difícil (la hada-alien atractiva, aleccionadora, inocente, lista, romántica, inconsciente y adorable), que Alexander Skarsgard tenga una muy efectiva vis cómica y que encima la temporada siga con su óptica esquizoide. Primero nos sangran los oídos con la bruja de Logroño (que en EEUU debe funcionar mucho mejor que aquí, donde nos despierta la vena poética y nos entran ganas de soltar rimas) y después nos premian con un final de episodio como el del séptimo, donde Jessica se aventura a la luz en un orgasmo visual y dramático. Son estos saltos (de ridículo a trascendente, de feo a bello, de artificial a romántico) los que convierten True Blood en una imperfecta genialidad y, que yo sepa, no son conceptos excluyentes.
P.D.podcastero: A partir de ahora el podcast Yo Disparé a J.R. tiene su propio blog, pero esto no significa que no vaya a avisar de la llegada de nuevos episodios por aquí, al igual que lleva haciendo MacGuffin desde los inicios. Aquí os dejo la guía del nuevo episodio:
- 0': Presentación y los problemas de AMC con The Walking Dead, Breaking Bad y Mad Men.
- 16': La octava temporada de Mujeres Desesperadas será la última. El fin de una era.
- 34': Web Therapy, de la web a la TV. Dejar atrás Friends.
- 51': Project Runway: Un reality muy creativo, bueno y encima entretenido.
8 comentarios:
Ya comente en el blog del podcast y ahora pongo algo aca:
Vi True Blood y me habia gustado bastante hasta la segunda temporada. Despues cuando empezo la tercera ya no me gusto tanto, habian varios personajes que no me los aguantaba y en la 3ra Sam y Jason se sumaron a la lista.
Y ya se pasaron de tramas, son demasiadas y no muere ningun personaje.
Y bueno despues vi The Vampire Diaries, que la empece no mas porque daban las propagandas en Warner de algunos capitulos de mitad de temporada y dije bueno parece safable, y al final me re sorprendio Kevin Williamson.
Ya cuando vi la segunda temporada y la compare con True Blood. Ya fue no la sigo mas odio al 90% de los personajes y las tramas xD.
Una imperfecta genialidad, nunca mejor dicho. Una serie única en su especie, más hiperactiva y desfasada que cualquiera (incluso que Glee, parafraseándote).
Puede que en las dos primeras temporadas tuviese sentido el intentar buscar algún tipo de subtexto, de mensaje social-político-antropológico, sobre todo por una cabecera muy críptica y de infinitas lecturas. Hoy en día ya está claro lo que es: un gozo visceral, un megapastiche fantástico-sobrenatural en clave informal y calentorra... no le meten risas enlatadas porque ya sería mucho.
Las conexiones con la Inquisición española han sido ya el no va más. Y aunque al menos se esfuercen en reproducir el castellano de España y no el latino, eso de pintar al idioma cervantino como la lengua oficial de la nigromancia (también por la parte de Jesús y su familia) me deja de nuevo ese regusto que me había dejado Modern Family, de un cierto subtexto de menosprecio/tirria a todo lo que huela a latino.
Al margen de elucubraciones antropológicas, esta temporada está quedando por encima de la anterior, el 4x07 fue espectacular y la recta final tiene pinta de ser muy intensa y con muchas sorpresas. (Spoiler alert) Los arcos más coñazo como el de Jason (desde la 3ª) o el de Hoyt/Jessica los han solventado uniéndolos, y por tanto, simplificando. Lafayette tiene cada vez más potencial y eso me encanta, Tara al menos ha dejado de ser la sempiterna sufridora, Alcide entrará por fin en el polígono amoroso de Sookie, la trama del bebé diabólico está siendo hilarante, y al hermano de Sam (lo más cansino de la serie( le quedan cuatro telediarios). (/spoiler alert)
Como bien ha dicho tú, es casi antiHBO, y puede que nunca entre en los anales de mejor serie de la historia, pero es un placer. Culpable, inocente y de todos tipos.
Es cierto que hay mucha gente que tiende a dar excusas para defender que ve True Blood, como si verla fuera motivo de exclusión social o fuera negativo en plan Salvame deluxe...
Yo veo True Blood. Es más, me gusta True Blood porque me hace disfrutar, con ella paso una hora completa y absolutamente entretenido, y vale que no sea la mejor de las series, al menos desde el punto de vista fílmico, pero sinceramente, a veces basta con ser entretenida, y True Blood lo es y mucho.
Aunque tambien es cierto que metería en ácido a Sam Merlotte y su hermano.
Defenderé, eso sí, que el arco de trama de Tara en la tercera temporada secuestrada por el vampiro esquizoide a mi me encantó.
Yo tengo una frase para TRUE BLOOD..... NO HAY QUE TOMARSELA EN SERIO.... es capaz de lo mejor y lo peor, de momentos y tramas geniales y otros de un pasteleo total, me recuerda a las novelas de Terenci Moix.
Además yo envidio a Shooooookiiiii, quiero un Bill, un Eric y un Alcide en mi vida y una bruja de Logroño que es lo más
PD: Habia escrito otro cometario más largo pero se me ha ido al garete. Te sigo leyendo , me fio de tus gustos y paso de puntillas por Supervivientes y compañia.
Patricia
Estoy muy de acuerdo en lo que se dice de que no hay que tomar True Blood en serio, o de que hay quien la ve por lo "mala" que es... Pienso que True Blood es disfrutable en su bizarrismo; es complicado ver una serie "tan chorra" que esté tan bien realizada y que sea consciente de su libertad de hacer lo que quiera. Puede que también ayude que hace unas temporadas quisiera hablar de la marginación, las drogas, la homosexualidad, etc. Claramente, ya ha abandonado todo eso, y aunque la sigamos disfrutando, True Blood se agotará más rápidamente al no tener nada real que contar.
Yo la abandoné al poco e empezar el 4º capítulo de la 3ª temporada, porque me di cuenta de que la había pospuesto varios días y la estaba viendo casi por "obligación", vamos, casi con nulo interés, y eso que, a veces más a veces menos, me lo había pasado medianamente bien con las 2 anteriores, pero ni la había echado de menos durante los parones ni tenía ganas de continuarla.
¡Saludos!
Luisl, se suelen pasar con las tramas, por suerte suelen unificarse. Esto no quita que sobren muchas. Ah, y TVD rules. Eso sí, no debería comparar con True Blood. Son distintos productos.
Julio C. Piñeiro, nunca creí que los títulos de crédito tuvieran infinitas lecturas. Siempre pensé que era un ejercicio de ironía, fingiendo dotar de un discurso algo tan superficial como True Blood.
Hopewell, el secuestro fue un coñazo y Tara no es nadie. Cuando estás perdida como persona durante 4 temporadas, la cosa empieza a cansar. Abogo por su suicidio.
Patricia, muchas gracias, mujer. ¿Crees que gracias a Antonia llegarán turistas americanos a Logroño?
Elclubsilencio, no se debe tomar True Blood en serio, aunque esto no quita que está concebida muy seriamente (o sea, está muy bien pensada). Y no creo que alguna vez quisiera hablar de marginación, drogas y homosexualidad. Sencillamente nutrió el relato de estos temas, nunca hubo intención de reflexionar, sólo de engañar a los snobs que necesitan de lecturas para poder ver algo.
Oskar, pues es una lástima. Por defectuosa que sea... es True Blood. Te pierdes la mitad de las discusiones seriéfilas si no la ves. Ah, y no sabes quién es Antonia Gavilán de Logroño.
Precisamente eso, que la cabecera, y esos temas por los que pasa de puntillas, es para esa gente que necesita pensar que está viendo algo con algún tipo de subtexto reflexivo o del estilo. Y en las dos primeras temporadas podía colar, luego ya queda claro qué es lo que había, y punto.
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