La gracia de los 'suburbs'

En la televisión americana hay unas cuantas cadenas en crisis y la ABC es una de ellas. Lleva años dándose porrazos con los dramas que estrena, siendo incapaz de encargar un solo éxito, pero esta situación también les reportó una maniobra que ha acabado siendo un gran hallazgo: el bloque de comedias de los miércoles, que no sólo tiene el beneplácito de la crítica sino que además funciona a nivel de audiencia.

The Middle les abre la noche con unos resultados decentes, algo que le cuesta demasiado al canal (las 20h es su franja maldita) y en la hora punta Modern Family encandila a todos y aguanta cualquier embate, hasta sobrevive a American Idol en primavera. Eso sí, que la noche les funcionara razonablemente bien desde el principio no significaba que no tuvieran que hacerle un par de arreglillos y Suburgatory puede ser la solución a uno de ellos. Por fin han encontrado una comedia que les ayude a hacer de puente entre los Heck y los Dunphy y contribuya a que la audiencia sea creciente durante la noche.

De momento, Suburgatory ha conseguido mejorar los demográficos de The Middle (ayer las dos series tuvieron 9 millones de espectadores, pero la novata tuvo un 3 en los demos, tres décimas por encima de su lead-in). Y si bien las cifras nunca pueden tomarse como un indicador sobre la calidad de un producto, también es cierto que casualmente la serie es un estreno a tener en cuenta.

Suburgatory sigue a un padre y una hija que se mudan a un idílico vecindario después de que el padre considerara que Manhattan ejercía una mala influencia sobre su hija, donde descubrirán que encajar en los suburbs no es tan fácil como creían y que las reglas sociales son de otro mundo. Vamos, que es una crítica a la América artificial del césped perfecto. Eso sí, el primer episodio debe tomarse como una muy correcta presentación y entender que es a partir del segundo donde se muestra cómo será la serie a partir de ahora.

Su humor es bastante cínico y gustará, por ejemplo, a quien disfrutara de esa joya reciente llamada Awkward. En común tienen su filosofía de single camera y de no buscar la carcajada cada cinco segundos, sino de crear situaciones interesantes y soltar gags absurdos de vez en cuando. Se toman cada episodio como un relato en lugar de una sucesión de gags y saben ser ácidas, divertidas y tener protagonistas. Tessa hasta podría entenderse como una especie de Jenna Hamilton y tiene en Jane Levy otro gran acierto de cásting, y hasta Jeremy Sisto funciona en su papel de padre (pensaba que no podría perdonarle tras ser el coñazo Detective Lupo en Ley y Orden). Claro que por allí también corre Cheryl Hines con su perfecta dentadura, que roba las escenas con un par de frases (y humanizando un personaje muy caricaturesco, que no es fácil).

Por lo tanto, recomiendo Suburgatory. El piloto pudo dejarnos con la intriga de hacia dónde tiraría la serie (o si sería realmente divertida), pero una grandísima escena de apertura del segundo episodio disipó cualquier duda. Ahora a la ABC sólo le faltará encontrar una serie que sepa aprovechar la masiva audiencia de Modern Family, ya que Happy Endings está demostrando que, al igual que Cougar Town, no tiene el mismo público.