Diecisiete meses estuvimos sin Mad Men y, a pesar de lo que hayan dicho los medios, superamos el mal trago. Diría que en el panorama televisivo había suficientes series notables como para olvidarse un poquito de las oficinas de Sterling, Cooper, Draper and Pryce por más que se empeñen en predicarnos todo el día que es el mejor drama de nuestra época. Pero lo que no acabo de entender, una vez he empezado la quinta temporada, es cómo pudimos sobrevivir sin Megan.
Puede que estuviera presente durante todo el cuarto año y que su retrato tuviera un trato especial por parte de los guionistas, pero la secretaria de Don ha padecido una extraordinaria metamorfosis desde que ha pasado a apellidarse Draper. De cariñosa niñera con ínfulas artísticas a prometedora creadora publicitaria y encantadora (así en general y sobre todo cuando canta y baila). Un poquito lo mismo que ocurrió a ciertos secundarios (Anya en Buffy, Arizona en Anatomía de Grey) que, al pasar a otro nivel y reflexionar acerca de sus personalidades, liman asperezas y adquieren otra dimensión que posiblemente no hubiéramos previsto. Y Megan, así de golpe, se ha erigido en musa.
Seguramente un día Jessica Paré, la actriz que la interpreta, echará la vista atrás y se dará cuenta de lo importante que fue el Zou Bisou Bious para su carrera (bien por marcar el inicio de algo más prometedor o porque fue su cumbre). Y podrá enorgullecerse de haber sido elegida para protagonizar una serie que ya en su incorporación era el drama más reconocido de su tiempo. Matthew Weiner debía tener mucha confianza en ella. Lo que no está tan claro, de momento, es qué repercusiones tendrá este papel.
A primeras, Megan es otro tipo de mujer, más europeizada, liberada y ambiciosa. Sin embargo, tras verla limpiando en ropa interior, está bastante claro que Don no la eligió por estos rasgos de su personalidad, sino porque quedaba bien en las reuniones sociales y se le daban bien los niños. Pero algo me dice que será muy interesante ver su evolución a partir de ahora, para ver cómo le afecta estar casada con un hombre tan arrogante, machista y condescendiente y sobre todo para comprobar si acabará como la primera señora Draper.
No fue casualidad, además, que Betty Francis no apareciera durante el episodio. Había que presentar y dejar respirar a Megan, por la que han apostado con mucha clase y mejores estilismos, y dentro de poco tocará contemplar el estado mental de la verdadera musa de Mad Men, que bien podría ser analizada por Sigmund Freud. No puedo tener más curiosidad por ver cómo utilizan el personaje y hacia donde la quieren llevar porque la pobre Betty jamás olerá la felicidad. Don la rompió y ella no supo reconstruirse a si misma. Esperemos que Megan no llegue al mismo extremo.
4 comentarios:
No creo que Don rompiese a Betty, creo que ya venía rota de fábrica, al igual que su hermano, y creo que la culpa fue del padre (fatal de la cabeza) y de la madre (no tuve el gusto).
Seguro que antes de conocer a Betty, Don era un prócer de la virtud; abstemio, fiel, cariñoso, un filantropo que pasaba su tiempo preocupándose por los demás. Tras una serie indeterminada de años de convivencia con semejante arpía se transformó en la joya que es actualmente.
Lo peor de Betty no es lo jodidamente mal que está de la cabeza, sus ideas rancias y aberrantes y sus desórdenes afectivos, es el hecho de que le dejen criar niños. Me parece una atrocidad.
La cría me da mucha lástima, porque está en esa etapa de rebeldía, enamorada perdidamente de su padre, y compitiendo con su madre por él. Es de suponer que acabará haciéndose hippie, adepta de una secta y yonki, sucesivamente. Y la culpa la tendrá Don, sí, pero sobre todo Betty, quien, no me cansaré de repetirlo, está mal de la cabeza!!
En cuanto a Megan...es majilla,
Vaya tela Flyingvolandas estoy de acuerdo en lo de Betty pero yo si que creo que Don la terminó de romper. Tiene una personalidad tan autodestructiva este Don Trapo que no se dio cuenta de cómo era Betty o sí pero que no hizo nada por intentar ayudarla... Sobre Sally yo espero que descubra realmente cómo es su padre y lo ponga en su lugar cuando Don Trapo se pegue el tortazo padre que espero desde que empecé a ver la serie.
También espero que Megan no acabe cómo Betty. Espero que el ser canadiense afrancesada le haga ver las orejas al lobo en cuanto estas asomen...
La vuelta me ha parecido sensacional a destacar, esa fiesta de cumpleaños toda ella. Esa cancioncita, ese Don que no sabe dónde meterse por la vergüenza, ese matrimonio Sterling con esas Puñaladas, la charla Joan- Inglés sobre Don y su Alma descojone total y esa Peggy dicendo que Don ha cambiado y que NO lo reconoce. Por no hablar de Sterling y sus coñas a costa de la cancioncilla de la nueva señora Draper.
De acuerdo con bastantes cosas que se comentan por aquí: por un lado, amén al desprecio a Betty, que como muy bien se indica ya venía traumada por cuenta propia.
Se ha dejado más que claro, sobretodo en esta nueva época de señora Francis - que esta mujer es incapaz de ser feliz.
En cuanto a Megan, cómo muy bien se comenta, proviene de un ambiente más liberal, y ya se ve por el control que está ejerciendo sobre Don. Por muy desgraciado que éste se quiera portar con ella, no le afectará tanto como a Betty, educada para callar y tragar. Desde luego yo le voy cogiendo cariño, y eso que el desencaje de mandíbula cuando Don la escogió por encima de la otra rubia aún duele. Supongo que yo lo único que quiero es ver a Don feliz, y ahora mismo lo consigue con Megan a su lado.
El mundo se divide entre los que creen que Don destroza a las mujeres que toca y los que creen que Betty venía rota de fábrica. Vamos, que hay machistas y gente que ve la verdad. ;)
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