Otro pueblo turbio

Probablemente lo más interesante de Banshee sea todo aquello que la rodea. Es el primer proyecto que el canal Cinemax, del conglomerado de HBO, desarrolla de forma original y exclusiva. Hasta este momento habían acogido series de cariz masculino desarrolladas por otros (Strike Back, Hunted). Mientras que está creada por dos autores literarios, Jonathan Tropper y David Schickler, despertó mucha expectación porque Alan Ball la producía (responsable de A Dos Metros Bajo Tierra, True Blood y ganador de un Oscar por el guión de American Beauty). Y tuvo una curiosa estrategia viral antes del estreno que incluía una tienda de GIFs y un cómic donde se contaba de antemano el pasado del protagonista. Muchas molestias y más ruido del habitual para una serie de un canal de segunda que hasta este momento sobre todo ha sido conocido por emitir productos eróticos por la noche. Claro que, visto el piloto, es evidente que es una serie confeccionada para que se hable de ella.

Banshee es el nombre de un ficticio pueblo de Pensilvania donde va a parar un ladrón recién salido de la cárcel que quiere recuperar a su cómplice y ex amante y los diamantes por los que fue condenado. Pero, por casualidades de la vida, tiene la posibilidad de suplantar la identidad del nuevo sheriff del pueblo al que todavía nadie conoce y no la deja escapar. Así tiene una posibilidad de oro para estar cerca de Ana, que lleva una nueva vida bajo el nombre de Carrie, casada con un abogado decente y con dos hijos. Y se pone a cargo de la justicia en una localidad influenciada por su herencia india y amish, gobernada mediante sobornos y violencia por un inquietante mafioso llamado Kai Proctor y mientras le buscan unos matones en Nueva York.

A resumidas cuentas, esta propuesta es una especie de True Blood si le quitáramos los seres sobrenaturales, una protagonista entrañable y la capacidad de ser dramática y cómica a la vez de su primera temporada. Se puede comparar porque es excesiva, contiene tetas por exigencias del canal que la cobija, momentos gore bastante sorprendentes y un toque algo surrealista que también permite buscarle similitudes con Twin Peaks, otro pueblo muy variado e inquietante. Tiene, por ejemplo, otro travestido de secundario que bien que se parece a Lafayette pero en versión asiática, más letal y sin ganas de reír. Y sí, se parecen por el simple hecho que son travestidos, que no es que abunden en televisión.

La cuestión, sin embargo, es si Banshee, tan seria en su ejecución y tan loca en sus ideas (el momento en el que Kai Proctor pone indumentaria amish a su furcia es bastante turbio), es atractiva o simplemente repele. Hay críticos yanquis que valoran las agallas y ganas de provocar, asumiendo que es tan y tan seria que conceptualmente es muy divertida. Pero como espectador sólo creí que tenía un tono muy sobrio y una materia prima bastante mala. Que quiera jugar con las posibilidades que le brinda Cinemax y que sea original no significa que sea automáticamente buena. Tiene un ritmo lento y aburrido, escenas bastante desagradables y unos personajes tan poco simpáticos y atractivos que difícilmente se puede disfrutar de la insana atmósfera. Veré algo más por curiosidad pero, de momento, creo que no está a la altura de su afán de controvertir.

P.D.Podcast: La trilogía del 2012 terminó y Yo Disparé a J.R. ha regresado con un programa normal. Bueno, todo lo normal que puede ser con un menú como este:

- 0’: Presentación, los Globos y el arranque de Girls.

- 18’: Banshee, la nueva serie producida por Alan Ball.

- 30’: Deception, un Revenge de segunda.

- 37’: La segunda presentación de Smash.

- 52’: El final de Fringe (con spoilers) y nos despedimos con una canción de Smash.

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