Do No Harm pasará a la posteridad como el estreno de network más flojo de la historia con 3,1 millones. Ya le ha robado el puesto a Lone Star, que tanto prometía, y hace que los números de Awake del año pasado, que se estrenó en la misma franja, época y canal, parezcan los de un éxito. Esa por lo menos tenía el favor de la crítica, que hizo lo que pudo para que el público le diera una oportunidad a una propuesta muy original, la del hombre que se debatía entre dos realidades paralelas. La historia de Do No Harm, que anecdóticamente también habla de un hombre fraccionado, no tenía partidarios. Algo de promoción y poca .
El fracaso, todo hay que decirlo, me da algo de pena. Steven Pasquale merecía mejor suerte, no tanto porque sea buen actor (es más bien mediocre) sino porque estuvo en la irregular y genial Rescue Me de principio a fin. También la merecía Alana de la Garza después de que NBC le jodiera la marrana cuando probó experimentos con la Ley y Orden original hasta cargársela, donde interpretó a la fiscal Rubirosa en sus últimas cuatro temporadas. Pero no hay nada de refrescante ni de estimulante en esta versión del clásico Doctor Jekyll y Mister Hyde de Robert Louis Stevenson.
Por un lado, la serie sufre el mal del piloto apresurado. Puede que sienta la necesidad de presentar todas las ramificaciones de sus tramas en cuarenta y tantos minutos. El neurocirujano Doctor Cole lleva cinco años anestesiándose por la noche para no dejar que su otra personalidad destruya su vida pero, qué mala suerte, de repente se vuelve inmune a los chutes. Quieren dejarnos claro quién es su objeto de deseo, cuál es su pasado, quienes son sus aliados y de qué es capaz su alterego, Ian Price, además de presentarnos un par de casos médicos de poca monta. Demasiado en muy poco tiempo. No respira ninguno de sus puntos. Y, lo peor, es que esta prisa la hemos provocado todos con el paso de los años, el público en general. Somos tan voraces que los canales y las productoras creen que tenemos que saberlo todo en un primer episodio. Solamente en el cable se permiten estar algo más relajados y en casos aislados como el piloto de Pan Am, que exhibió más una atmósfera que un plan, o The Good Wife, que presentó a su protagonista y dejó que el tiempo demostrara cuán más compleja era.
Pero no sólo la achaca este mal. El mayor defecto de Do No Harm es que el Doctor Cole es Doctor Jekyll y también el enésimo cirujano de la televisión. Se mete en un berenjenal sobre múltiples personalidades y después se pierden minutos en unos casos médicos de segunda que parecen sacados de otro producto fallido del año pasado, A Gifted Man. Y es tan poco ambiciosa en su retrato protagonista que resulta cero estimulante. No es suficientemente oscura, no tiene los secundarios adecuados y una serie de estas características no puede ser tan obvia en sus intenciones, ni tener una factura visual tan poco trabajada. La ola de psicópatas en el primetime de las networks ha empezado, primero con The Following, ahora con esta y próximamente con Cult y Hannibal, y ya tenemos la primera víctima.
1 comentario:
A mí el Piloto me pareció bastante terrible. La historia no me parece mal, pero con lo que no puedo es con el poco carisma de Pasquale (sólo me interesa la versión retorcida del protagonista). Y sí, los casos médicos sobran, son innecesarios. De todos modos, poca vida va a tener en antena. Muy poca.
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