Las series deberían verse de forma cronológica. Ni tan siquiera me atrevo a recomendar el visionado de ‘Supernatural’ saltándose la primera temporada, a pesar de que soy muy consciente de que despegó en la segunda y que los primeros episodios sólo son un cliché tras otro. Pero este verano, por culpa de hypes varios, he decidido retomar dos series que dejé a voluntad o por pereza, y esta vez saltándome temporadas enteras.
La primera de ellas es ‘The Killing’. No la abandoné porque considerara que me habían timado, como sí opinó gran parte del público americano cuando la primera temporada terminó sin resolver quien había matado a Rosie Larson. Pasé de ella porque era un absoluto aburrimiento cuyas tramas avanzaban al ritmo de los tambores del final de los episodios. Puede que el filler episode en el que Linden busca desesperadamente a su hijo estuviese bien y que sirviera para conectar definitivamente a la detective con su compañero, Holden, pero también demostró en cuan baja forma estaba la serie en sí. Copiaba la obra danesa ‘Forbrydelsen’ y lo hacía acentuando sus defectos.
Así que la dejé al final de la primera, incluso sabiendo que se desmarcaba de la serie original y que el asesino probablemente tendría una identidad distinta. No me importó porque, a diferencia de lo que creía Veena Sud, la lluvia no le daba alma a la serie. Ni hacía que imagináramos Seattle (que se ruede en Vancouver no debería impedirlo). En este sentido, preferí la atmósfera de ‘Forbrydelsen’ y me quedé con Sarah Lund. Pero, como me enteré que ‘The Killing’ empezaría un caso que no tendría nada que ver con los asesinatos escandinavos, me picó la curiosidad.
Ahora, Lund está fuera del cuerpo de policía, Holden lleva traje y hallan una chica de catorce años muerta tras haberse fugado de su hogar. Están en puntos distintos y da la impresión que Sud le dio al botón de reset: no habla del ejército, ni sube en la pirámide política del país como hacía la danesa. En esta temporada parece que los ejes serán los dos protagonistas y su investigación, unas adolescentes que viven en la calle al igual que lo hacía la víctima, y un psicópata que está en el corredor de la muerte y que Linden metió en la cárcel años atrás. Nada que ver con Lund y mucho que ver con los tiempos que corren en la televisión americana. Al fin y al cabo, el asesino interpretado por Peter Saarsgard es descendiente del Hannibal Lecter de ‘El Silencio de los Corderos’ (que no de la serie ‘Hannibal’), aunque seguramente pertenecerá a una liga inferior encabezada por Joe Carroll.
Como suelo disfrutar con las investigaciones elaboradas, entraré en el juego otra vez. Ni que sea porque, en realidad, mi objetivo es seguir la agenda periodística de la crítica y cómo se percibe este nuevo caso. Tras el final de la primera temporada, hubo una avalancha de críticos que manifestaron su ira tras ver que seguían ignorando quien era el verdugo, que creían que la showrunner había hecho un lamentable trabajo a la hora de desarrollar el caso y que consideraron que AMC tenía una mancha en su trayectoria que ni ‘Mad Men’ ni ‘Breaking Bad’ podrían borrar.
Ahora tengo curiosidad por saber si Sud mejora su imagen. De momento, parece que seguirá el mismo modelo y que no introducirá cambios sustanciales, pero también tiene potencial de convertirse en un thriller decente al igual que ocurrió con la muerte de Rosie Larson, que fue por donde no tenía que ir. A ver, a ver.
(Y, como veo que me he alargado demasiado con este texto, tendré que dejar ‘Arrested Development’ para otro día.)
1 comentario:
Me está encantando esta 3a temporada.
Yo siempre fui defensor de The Killing, me encantaba, y aunqué había algunas subtramas que fallaban las 2 primeras temporadas me gustaron mucho. Mucho. Linden y Holder son unos personajes brutales. Y me muero de ganas por ver qué les depara este nuevo caso.
Supongo que al no haber visto la serie original, lo veo con otros ojos...
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