Las asociaciones de críticos americanas están empeñadas en darle publicidad a Tatiana Maslany, la protagonista absoluta de ‘Orphan Black’. Saben que una serie de BBC America no entra precisamente en el radar de los Emmy, así que la reivindican tanto como pueden y hasta le entregaron el premio de actriz dramática de la temporada en los Critics’ Choice Awards. Puede que ni tan siquiera crean que es la mejor intérprete del año, pero quieren compensar su falta de visibilidad con un furor crítico que hacía tiempo que no se veía, como los propios Daniel Fienberg y Allan Sepinwall comentan cuando predican las virtudes de ‘Bunheads’.
Ella y ‘Orphan Black’ han conformado una historia muy interesante esta primavera. La serie se estrenó sin pena ni gloria pero, como venía de un canal que quiere abrirse mercado y tenía elementos de ciencia ficción, unos cuantos decidieron seguir con ella. Y, si bien todavía no la he terminado a diferencia de otros, está siendo una grata sorpresa. De esas series que queman trama como si no hubiera un mañana y con una Tatiana Maslany inmensa. Algo que, a tenor del piloto, era bastante improbable.
El argumento ideado por John Fawcett y Graeme Manson, el guionista de ‘Cube’, gira en torno a Sarah, una chica que solía tomar malas decisiones y que un buen día ve a una chica igualita que ella tirarse a las vías del tren. Entonces decide suplantar la identidad de la suicida, Beth, creyendo que era una hermana gemela que desconocía. Pero no sabe donde se mete cuando le usurpa la vida. No solamente Beth era agente de policía, sino que existen más chicas clavadas a ella y repartidas por el mundo. Vamos, que tenemos a Tatiana Maslany por partida doble y al cubo.
De momento, llevo cinco episodios. Uno de mediocre y cuatro que te tienen enganchado a la tele como si te fuera la vida en ello. Y es que el piloto tiraba a malo, como si se hubiera forzado a ser de cable con bastante mal gusto. Sólo así se explica lo grimoso de Felix, el amigo homosexual que aparece con bata de mujer y un tanga negro que hacía sangrar los ojos. O tanta Tatiana desnuda encima del mármol de la cocina de forma muy gratuita, al igual que el culo del novio de Beth. Todo con mucha seriedad, una fotografía fría y unos personajes que se esforzaban muchísimo en ser cínicos, rebeldes y de vuelta de todo.
Por suerte, en el segundo episodio entienden rápidamente que Sarah funciona mejor como chica inocente contra las cuerdas y que, a pesar de ser una oveja descarriada, no es una baratija desagradable, al igual que también le encuentran el punto a Felix como alivio cómico (y no resulta tan irritante). Si le sumamos que la trama avanza que da gusto y aparecen clones por todas partes, se convierte en un entretenimiento muy agradable. Me recuerda en cierto modo al segundo tramo de la primera temporada de ‘Nikita’, cuando decidían ir a por todas, pero menos trash y mejor.
Y Maslany está fantástica en todos sus personajes, negándose a caer en histrionismos para poder diferenciarlos y haciendo que cada una tenga su esencia. Calificarla de revelación es quedarse corto. Una actriz desconocida que carga todo el peso de una serie y probablemente con uno de los papeles más difíciles de la televisión. ¿Nos quitamos el sombrero, por favor?
3 comentarios:
Dios, qué ganas de comenzarla!! Cuando acabe exámenes y vea el último de The Shield, será mi próxima serie.
a pesar que señalas sus fallitos, me encantaria verla :)
the ldwslada
Esta serie es muy grande y Tatiana Maslany ha sido la sorpresa de la temporada. Aunque Felix no se queda atrás, otro actor desconocido, Jordan Gavaris, que lo borda.
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