El regreso de Dan Harmon a ‘Community’ sólo tiene sentido si tenemos en cuenta que el reparto de la serie encabezado por Joel McHale luchó para que volviera a mandar en la sala de guionistas. No incluyo, por supuesto, a Chevy Chase que siempre odió a Pierce y que consideraba que no estaba a la altura de su talento. Y la razón es bien sencilla: ni Sony ni NBC tenían porqué volver a trabajar con él.
La audiencia no le dio la espalda a la serie por más que despidieran a Harmon y le dieran su puesto a Moses Port y David Guarascio. Tuvo cierto desgaste, sí, pero el habitual para una serie de semejantes características. Y la crítica tampoco era un argumento suficiente: puede que no les convenciese el nuevo equipo pero tampoco les servía para atraer nuevos espectadores o ganar premios (la nominación a guión en los Emmy por el capítulo ‘Remedial Chaos Theory’ fue simbólica). Pero debieron creer oportuno que, ya que iba a tener una quinta (y probablemente última) temporada, sería un bonito gesto tener a la parroquia contenta, incluyendo a los actores que echaban de menos los guiones de Harmon hasta el punto que McHale ejerció de intermediario entre los dos bandos.
Esta vuelta, además, le hace falta. Si bien al principio no me disgustó el cambio de dirección, cada vez quedó más en evidencia que Moses y Guarascio no tenían la misma visión. No rompieron ninguna regla no-escrita pero el uso de referencias frikis se notó menos orgánica y tenían el gatillo demasiado fácil a la hora de reflexionar sobre el estado emocional de los personajes. No era ni medio normal que casi todos los episodios se centraran en su amistad y que son una familia. Una cosa es que sea así y el amor(/odio) transpire en cada capítulo y otra que se va a la legua y se pasen el día hablando de ello en voz alta.
La graduación de Jeff, el episodio donde Abed se empeña en demostrar que el destino les unió o el homenaje a ‘Freaky Friday’ así lo demuestran, de la misma forma que las referencias a Inspector Spacetime, a la realidad alternativa oscura y las balas de paintball querían recordarnos que era la misma serie. Y lo era y no lo era. Tenía los mismos personajes y la misma filosofía, pero no rompía ningún molde. A Harmon puede que muchos experimentos le salieran mal, pero no se le podía reprochar que no intentase ser original (y por esto, que conste, no soy fan de ‘Community’, por irregular).
Los sustitutos no tuvieron esta ambición y por esto no renovarán contrato. Debieron pasarlas suficientemente canutas cogiéndole el tranquillo a los personajes como para arriesgarse. Ponerse en los zapatos del autor de una obra de autor no es tarea fácil y les quedó algo descafeinado y muy convencional. La recta final, de hecho, es un cúmulo de episodios donde los protagonistas discuten alrededor de una mesa sobre cuanto se quieren mientras hay juegos narrativos bastante predecibles.
Así que, sí, Harmon era irremplazable. Para bien y para mal. Y quiero ver la quinta temporada para ver alguna genialidad suya, al igual que tengo curiosidad por ver las reacciones de la gente ante sus experimentos fallidos. Porque los tiene y a puñados.
1 comentario:
Tengo que decir que Community es oficialmente mi serie mas mejor favorita de los ultimos... bueno, creo que en comedia es lo mejor que he visto nunca.
No la habia visto nunca, nunca hasta la semana pasada, y, joder, mi mujer y yo hemos devorado las cuatro temporadas en otros tantos dias. Mega maraton de Community que ha sabido a poco.
Y es que con esa serie nunca sabes lo que te vas a encontrar en el siguiente capitulo, marionetas, viajes dimensionales, batallas campales... una locura tras otra.
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