Los experimentos, si se hacen, tienen que hacerse muy bien. Más que nada que, si se quiere sacar al espectador de su zona de confort, tiene que ofrecérsele algo donde agarrarse y que pueda comprender fácilmente (o, si se trata de algo muy loco, cuyas rarezas intriguen lo suficiente). Y ‘Dates’ como serie de televisión entraría en la categoría de experimento. Puede que no sea marciana pero sí es novedosa y el público no está muy acostumbrado a su formato.
Si se tuviera que describir, se la podría resumir como un procedimental de citas. Pero uno bastante íntimo. Veintitantos minutos de diálogo entre dos personas. Recuerda en cierto modo a ‘In Treatment’, esa serie de HBO que mostraba las sesiones de un psiquiatra con sus pacientes porque se basa única y exclusivamente en una conversación. Puede que haya alguna escena fuera del restaurante donde tienen la cita, pero las acciones fluyen de una a otra en esta obra de Bryan Elsley, que antes había creado esa joya teen llamada ‘Skins’. Son citas en el sentido estricto de la palabra.
Por esta razón, porque tontean, puede que la comparación que mejor le sienta a ‘Dates’ sea con la trilogía cinematográfica de Richard Linklater que empezó con ‘Antes del Amanecer’ y donde Julie Delpy y Ethan Hawke hablan sin parar durante tres películas. Porque se parecen muchísimo. Sobre todo porque los diálogos son estupendos y saben a autenticidad, por lo menos en los tres episodios que he visto de momento. Y todas esas citas, tengan las características que tengan, recuerdan a experiencias pasadas. Puede que no sea un cleptómano ni un homosexual armariado, pero los nervios ante lo desconocido y las ganas de conectar con alguien son algo universal.
Los personajes, además, son esporádicos. Algunos repiten, no diremos cuáles, pero por lo general son episodios separables. Y tengan la intención que tengan los personajes que buscan su media naranja, los guiones no tienen mácula. El primero, por ejemplo, es genuino y entrañable y yuxtapone dos personas muy opuestas (necesito ver una segunda parte, por favor). El segundo es excéntrico y es una anécdota graciosa que funciona porque solamente dura veinte minutos. Y el tercero pone algunos puntos sobre las íes y es algo más pragmático. No gira en torno a dos personas desesperadas por encontrar el amor, sino es más bien sobre dos personas que buscan alguien que encaje en sus vidas.
Se nota, además, que sus episodios están bien planteados y desarrollados. Esta primera temporada consta sólo de nueve episodios y se percibe que los guionistas tuvieron tiempo de cuadrar todas sus ideas y las palabras adecuadas, y los actores de empaparse. Así se entiende que la madrileña Oona Chaplin, que no despertó pasiones en ‘Juego de Tronos’, se haga tan bien con el personaje o que un tipo como Will Mellor sea el hombre más mono de la faz de la tierra. Todo fluye, la dirección no resulta aburrida y da gusto.
Y, por las fechas que son, es muy goloso decir que es un pasatiempo perfecto para el verano. Y lo es, que conste. Pero también puede que simplemente sea junio y nos hayamos encontrado con una buena serie. También lo es.
3 comentarios:
Oh, genial!!
Hace un par de semanas Toni de la Torre escribió sobre ella en su blog, y me la apunté en la lista de espera. Pero ahora que el verano ya ha llegado para los ingenieros industriales como yo, me daré prisa.
Sobre la trilogía de Hawke y Delpy me muero de ganas de verla. A ver si engancho la 3a aún en el cine.
Te recomiendo por afinidad "Christine" una webserie de wigs en Youtube. Sucede en una sesión de speed dating y cada episodio es la misma protagonista con diferenes minicitas. Guión y dirección de Rodrigo García y funciona muy bien. Se ve entera en un rato
Eloi, la tercera está a la altura. Supongo que ahora ya la habrás visto. :)
Daniel, le pongo la etiqueta de 'PENDIENTE'.
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