La premisa de ‘Orphan Black’ por defecto siempre será mejor que cualquier desarrollo. Tener a una actriz tan solvente como Tatiana Maslany interpretando multitud de clones es tremendamente entretenido y fascina por la versatilidad de su actriz, que tanto te busca la vis cómica de una ama de casa algo desesperada como interpreta una loca o una rebelde que finge ser policía. Pero la serie de Graeme Manson y John Fawcett aguantó muy bien el tipo, teniendo en cuenta eso, que lo más divertido reside en el planteamiento.
Los últimos episodios, por lo tanto, fueron muy satisfactorios. Quemaron trama en dosis elevadas y apretaron el acelerador en un par de situaciones muy excesivas y hasta gratuitas. El momento pañuelo en la cocina fue divertido, macabra y todavía me pregunto a qué venía, pero sirvió para aclarar que ‘Orphan Black’ en esencia es una mamarrachada donde cualquier giro tiene cabida.
El argumento avanzó de forma predecible en los momentos más importantes y se nota que es una serie barata. La dirección deja bastante que desear en las escenas de Elena y en las ambientadas en discotecas, pero rinde cuando tiene que hacerlo. Con esto quiero decir cuando hay varias versiones de la misma persona en una habitación, pues la planificación de los movimientos está bien trabajada y Maslany está fantástica.
Como espectador a menudo se me pasa por la cabeza que ella es todos los papeles y no hay episodio que deje de sorprenderme. Porque, cuando se piensa en Tatiana Maslany, se piensa en un abanico de la misma persona. Tiene facilidad para darles matices a todas sin entrar en histrionismos y en todos los papeles está bien. Y, viendo lo económica que es la serie, no da la impresión que tenga muchísimo tiempo para el arte, el ensayo y mentalizarse en qué piel tiene que estar en cada momento.
En realidad ‘Orphan Black’ se parece muchísimo a ‘Ringer’, pero para dejarla en evidencia. Sobre todo a Sarah Michelle Gellar, ya que demuestra que una buena actuación puede salvar una serie y hacer que su desarrollo, por absurdo que sea, sea la mar de entretenido. Claro que Manson y Fawcett, aunque se les vaya un poco la olla con los estilismos de ciertos fanáticos (muy noventeros), pasan de las tramas de relleno y no sienten que deban a su canal una trama teen como sí le ocurría a ‘Ringer’.
Eso sí, aún estoy esperando que me cuenten qué impide ir al programa de Oprah a Cozima, Sarah y Allison y que razonen el cliffhanger del final de temporada. Requiere un acto de fe bastante notable y deberían dar una explicación a la entrada de la segunda temporada. Porque, mejor seguro de vida que aparecer en televisión señalando con el dedo a los responsables, no hay ninguno. O por lo menos no es más peligrosa que su actual rutina diaria, siempre vigilando tras de sí que un matón nos las persiga para meterlas en un laboratorio para ratas.
2 comentarios:
Yo creo que la clave del momento pañuelo está en la investigación que estaba realizando Cozima para averiguar si ellas iban a tener las enfermedades que tenían los otros clones.
Ya se la podía ver a ella tosiendo como a Katja, y me da que lo que le pasa a Allison es la locura al estilo Helena (lógicamente matizada por el hecho de haber tenido vida normal). Bueno, eso y que también Allison es muy así y estaba harta de esa tia.
Lógicamente lo que está claro es que se han buscado una excusa para poder continuar con la trama de los policías por ese frente, pero yo creo que lo de la locura lo justifica.
Ah, pues está bien tu teoría que es un síntoma de estar volviéndose loca, aunque no lo vi de esa forma. Simplemente me pareció que a los guionistas se les iba la olla. Pero podría ser.
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