La serie ‘Camp’ es ligera. Es inofensiva. Es sobre un campamento de verano. Rachel Griffiths pone el piloto automático pero está correcta, con ese desparpajo semi-cómico que ya mostraba en ‘Cinco Hermanos’. Es entretenida. Es adolescente y hasta cierto punto familiar. Y es muy veraniega. Pero, lo que no es, es inteligente. ¿Para qué ruedas en Australia y desaprovechas tanto la localización?
A ver, el lago de ‘Camp’ es bonito y, como debe hacer toda serie de televisión que quiera ser un entretenimiento veraniego, aprovecha los exteriores. Así puede respirarse el césped, el agua y la naturaleza. Es refrescante. Pero todavía lo sería más si abrazara ese espacio y lo convirtiera una parte fundamental de la serie. Que fuera también su esencia.
Al fin y al cabo, pertenece al canal NBC. Que fuera un éxito, encima emitiéndose en julio y agosto, hubiera sido un milagro. Pues haz algo interesante, sobre todo si te obsesionas con hacer algo muy liviano. La distinguiría y haría que pasáramos más por alto las tramas de manual. Hasta quizá conseguiría que el hijo de la dueña del campamento interpretada por Griffiths, Buzz, no pareciese tan imbécil. O, bueno, que pareciese estúpido y entrañable y/o divertido, cosa difícil pero que algunas cosas ocurre.
Ni tan siquiera Griffiths se puede permitir soltar su acento natural. Ese, el que sólo le escuchamos cuando hizo de mejor amiga de Muriel, el papel que la descubrió a Hollywood y donde tuvo participaciones tan poco estelares como la mítica comida musical de ‘La boda de mi mejor amigo’. Ay, por favor, recordémosla.
Molesta, por ejemplo, que creen un triángulo amoroso con ella (o más bien cuadrángulo, si contamos al ex-marido interpretado por Jonathan LaPaglia) y que resulte tan innecesario. ¿Se quedará con el responsable de mantenimiento del campamento, más joven que ella, o el engreído propietario de la empresa rival? Se quede con quien se quede (si se queda con alguno), es evidente que tiene más química con el último que cualquier otro, pero Liz Heldens querría que animásemos la relación con el manitas.
Y ahora hablemos de Liz Heldens, co-creadora de la serie junto a Peter Elkoff. Estuvo nominada a los premios del sindicato de guionistas (SAG) por un guión de ‘Friday Night Lights’. Hasta aquí todo bien. Pero acabó escribiendo en ‘Bionic Woman’, creó ‘Mercy’ y también uno de los fiascos de esta primavera, ‘Deception’. Mal, muy mal.
Sin embargo, de momento seguiré con ‘Camp’ porque tampoco sigo muchas novedades veraniegas y siempre hay que tener una mala o ultra-ligera para los momentos más perezosos del día. Aunque probablemente debería dejarla, borrarla de mi mente y empezar de nuevo ‘GREEK’. Eso sí era un entretenimiento muy ligero pero con unos diálogos y situaciones brillantes. Se la echa de menos.
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