sábado, 5 de octubre de 2013

Blair Underwood no es 'Ironside'

Cosas como ‘Ironside’ no sé si todavía tienen cabida en televisión. Una serie de casos policiales sin una sola característica interesante, original o loable. Los hay que dirían que podría funcionar al igual que la clásica ‘Chicago Fire’ terminó siendo una agradable sorpresa de audiencia para los ejecutivos de NBC. Pero esa serie de bomberos aportaba algo que no estaba en televisión: el día a día de unos profesionales considerados heroicos. Sobre todo una versión menos extrema que ‘Rescue Me’. Como si ‘Ley y Orden’ se hubiese apropiado de ciertos escarceos de ‘Anatomía de Grey’, pero sin pasarse.

Podíamos ver el peligro y los grises de esas personas adictas al riesgo y, al igual que ‘Southland’ (pero sin estar a la altura), resultaba curioso meterse en ese universo concreto de Chicago. Era interesante. Pero ‘Ironside’ es inocua e insípida. La historia de un policía que se lesiona en horas de servicio y acaba en una silla de ruedas, investigando casos para la policía de Nueva York pero con un estatus especial. Vamos, que es lo mismo que la serie original, la interpretada por Raymond Burr, pero cambiando a un señor de cincuenta años blanco y viejo por otro de cincuenta años negro y atractivo. Como si Blair Underwood, el actor que lo interpreta, se hubiera propuesto hacer atractivas las sillas de ruedas o algo por el estilo.

Mientras la serie pretende contarnos de escondidas que el protagonista arrastra parte del trauma, el actor se comporta como si todas las tías quisieran tirárselo. No resulta coherente. Me recuerda a cierto comentario de Tyra Banks, que una vez dijo que las modelos no podían ser buenas actrices porque siempre necesitaban quedar bien en todos sus planos y no podían ser naturales. Pues Underwood es así. De esos intérpretes que parecen mirarse por el rabillo del ojo para comprobar lo fantásticos que son. Y podríamos pasar esto por alto si ‘Ironside’ aportase algo distinto. Un personaje que apunte maneras. Un caso estrambótico. ALGO. No ocurre.

Aquí entra, por supuesto, la pregunta de siempre. ¿Por qué hacer este remake de la serie emitida en los sesenta y setenta? Bueno, la respuesta es evidente. ‘Ironside’ es una marca reconocida y por lo tanto no hay que invertir tanto dinero en transmitir qué clase de serie será. Pero, más allá de la silla de ruedas, no aporta absolutamente nada. El caso es olvidable, no está especialmente elaborado y su resolución no importa, en la brigada todos son muy inteligentes y sobrados, y encima meten una subtrama personal que bien podría haber esperado. No necesitamos conocer porqué quedó en silla de ruedas en el piloto, podrían enseñarlo a mitad de temporada y, mientras, mejor que aprovechen los minutos para presentar en profundidad los secundarios o escribir un buen caso.

Sea como sea, no estaré aquí para analizar los siguientes episodios. A menos que oiga cosas alucinantes acerca de ella (cosa que me extrañaría), ‘Ironside’ pertenece al pasado. A Raymond Burr y a Quincy Jones. No a Blair Underwood.

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