Esta entrada sólo es apta para aquellos que hayan visto el 4x03 de ‘Downton Abbey’ y que hayan ESA escena.
Suele notarse cuando Julian Fellowes comienza a tensar los hilos de sus personajes para que ocurra algo en ‘Downton Abbey’. Una presentación y sabíamos que Lady Mary tenía pretendiente. Un intercambio de frases en un pasillo y sabíamos que Edna buscaría la excusa para agarrarse con zarpas incluidas al desvalido de Branson. Pero que la simpatía natural de Anna hacia Green, el sirviente de un caballero invitado, tomaría semejante deriva, nos pilló desprevenidos.
Mientras la cantante australiana aficionada al vino demostraba su talento vocal en una preciosa escena ante los Grantham, los invitados y el servicio, los gritos del sótano eran incapaces de llegar a la superficie. De forma absolutamente frustrante, el público vio como pegaban a la doncella más sufridora del condado de Yorkshire, vio como la arrastraban a una habitación y supo que no escaparía al violador. Hasta me recordó al momento más desagradable que haya visto en televisión, cuando cierto personaje de ‘Skins’ descubría estar encerrado también en un sótano con un psicópata con un bate de béisbol en la mano. El horror de ver la desgracia venir y saber que los astros están alineados para que sea imposible salvarse.
Cierto sector del público británico se quejó por el giro de guión y Fellowes defendió que podría haber sido peor. Que la trama tenía sentido y que, si querían ser sensacionalistas, también podían haber grabado el crimen. En este último aspecto tiene razón y en el primero podría también tenerla. ¿Por qué no? Sin entrar en el debate de que es su serie y que por lo tanto cualquier visión creativa está justificada (argumento que no me entusiasma porque así se excusaría cualquier cagada), también es cierto que los espectadores británicos están constantemente a la búsqueda de defectos.
Sólo hace falta entrar en The Guardian: son muy divertidos a la hora de analizar las incoherencias pero también analizan las expresiones lingüísticas como si la vida les fuera en ello. Para los americanos es un mundo ajeno y lo admiran con muchísimo entusiasmo mientras los británicos la observan con reticencia porque se trata de su historia y sus costumbres. Dicen, básicamente, “sí, está bien, pero podría estar mejor” porque son autocríticos y ‘Downton Abbey’ es tan popular que simplemente alabarla no resulta gafapástico.
Curiosamente, otra de las críticas que leí después del segundo episodio era que en ‘Downton Abbey’ no ocurría nada, como si estuvieran estancados sin grandes tramas a la vista. Ahora, después del tercero, ya no puede decirse. Y, si bien la serie puede que caiga a menudo en anacronismos varios, es un elegante entretenimiento cuyas bases ya compramos en el primer año. Como si se tratase de un mundo de ciencia ficción, hay que aceptar que Fellowes se permite licencias modernas continuamente para que la familia Grantham y el servicio avancen. ¿El espectador tiene derecho a decir “basta” y bajarse del carro? Por supuesto. Pero la violación de Anna no es ningún ejemplo, es un giro que podría suceder y cuyo enfoque, de momento, tiene sentido.
Eso sí, Fellowes ya puede andarse con cuidado: si es coherente con la época y Anna decide vivir la procesión por dentro, el espectador se sentirá decepcionado. Después de vivir una situación tan desesperante, hay ansias de castigo. Pero si todo termina con el agresor entre rejas después de una cruzada mano a mano de Lord Grantham y Bates por media Inglaterra, se acusará la serie de inverosímil o de complaciente. ¿Y en el fondo qué queréis?
1 comentario:
Yo quede muy desconcertada. Jamas lo vei venir sobre todo en una serie que yo considero tan "recatada" y refinada por asi decirlo xDD
Hombre que quieren? lo de Anna fuertisimo y ps eso de "no le dire a bates" me parecio un poco manido, pero aun es muy pronto para poder sacar conclusiones.
Interesante giro de guión pero parece que a Fellowes no le gusta la felicidad de la pobre anna, la mas sufridora hasta la fecha xD
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