El humor de Chuck Lorre es el que es. Es el chico para todo de la CBS, el productor y guionista al que recurren casi cada temporada para que les ayude a lanzar una comedia de éxito. ¿Su receta? Decorados espaciosos, público en directo y un humor nada sutil. En ‘Dos hombres y medio” son chistes machistas, en ‘Mike & Molly’ son chistes de gordos y en ‘The Big Bang Theory’ son chistes de nerds. Así podría resumirse una filosofía que da sus frutos y que este año intenta ganar terreno en la programación del canal con ‘Mom’, cuyos chistes son de sexo y drogas. Vamos, que vieron que ‘2 Broke Girls’ no les iba mal y buscaron una serie de discurso parecido.
La crítica americana la esperó con ganas porque la encabeza Allison Janney (‘El Ala Oeste’), pero también con la certeza de que no estaría a la altura de las expectativas. Bueno, mejor dicho, de lo que a ellos les gustaría. Pero no se le puede pedir peras al olmo y, por más que Lorre tenga a una actriz solvente que podría sumarse a cualquier proyecto de prestigio, no significa que el productor fuera a cambiar de mentalidad. Las risas enlatadas le funcionan y le pagan las facturas (de hecho, sus series tienen tanto éxito que podría dejar de trabajar y quemar billetes hasta su lecho de muerte).
En la ficción, Anna Faris interpreta a una madre soltera que odia a su madre (Janney), a quien culpa de su alcoholismo y de haber tomado todas las decisiones erróneas de su vida. Pero decide perdonarla para ganarse el cariño de su hija, ya que ella también fue una madre horrible que ignoraba a su prole para fumar cachimbas y esnifar lo que fuera. ¿Su misión actual? Que la pequeña no repita los mismos errores y acabar con tan decadente inercia familiar.
Podíamos imaginar que los chistes serían groseros. El nivel es algo así como “mientras las madres cocinaban la cena, tú cocinabas metanfetamina” o “y tan limpia que eres: hasta te he visto esnifar restos de cocaína de una alfombra”. Pero Janney y Faris son buenas actrices y tienen desparpajo y química a la hora de soltar las frases. No cualquier actriz hubiese sacado adelante la primera escena del piloto, donde Faris llora por los descosidos mientras sirve mesas en su restaurante. Y, como tiene cierta dosis emocional porque no dejan de ser una familia que se quiere y ellas tienen química, resulta divertida.
Repito: divertida según el esquema de Chuck Lorre. Por esto, puestos a ver una comedia chorra donde aparezcan las palabras “cocaína” y “semen” en todos los episodios, hasta me estoy planteando dejar ‘2 Broke Girls’ y sólo ver esta. Criterio.
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