lunes, 18 de noviembre de 2013

Los policías que querían ser ellos mismos

‘Brooklyn Nine-Nine’ es el típico caso que ocurre cada temporada. Los críticos se emperran en que les gusta una serie, que hay que darle una oportunidad y el público prefiere ver alguna serie de Chuck Lorre. Tres millones de espectadores para una serie de FOX son unos datos lamentables, propios de algún fracaso de NBC. Pero tampoco es nada exclusivo: hasta ‘New Girl’, la serie que tenía que ser la piedra filosofal que les permitiera abrir un bloque de comedias de éxito, está bajo mínimos. ¿Mi teoría? Por fin corrió la voz de que no era tan divertida como la propia serie creía.

Volviendo a los policías, es cierto que tiene potencial. En el piloto no se remataba ninguna broma pero se veía que podía resultar simpática y, siendo sinceros, cualquier piloto de comedia que no dé ganas de abofetear a un personaje o directamente horrorice ya es algo. Pero no me convenció que Michael Schur y Dan Goor optaran por escribir personajes que podían interpretarse como imitaciones de ‘Parks and Recreation’. La detective Diaz es igualita que April (y lo sigue siendo), Scully es el Jerry de la Comisaría, Chelsea Peretti puede compararse con Tom y hasta el Capitán Holt recuerda a Ron Swanson en algún momento (ahora porque sabemos que tiene un corazoncito y hasta se ríe, pero al principio Ron tenía siempre la misma expresión). Puede que alguna de estas relaciones estuviese cogida con pinzas pero, como algunas son tan obvias, al final es inevitable asociar una cosa con la otra.

Habrá quienes digan que el modelo de ‘Parks and Recreation’ es la mejor de las opciones a la hora de imitar y que si es graciosa ya cumple su función. Puede que tengan razón pero, si quiero ver a Leslie Knope, directamente me pongo con ella mientras esté en antena. Pero hay que recordar que ‘Parks’ tardó en arrancar y en encontrar su propia voz. Durante su primera temporada fue una copia sin gracia de ‘The Office’ y después descubrió que le salía mejor un humor más optimista, y ‘Brooklyn Nine-Nine’ también está tomando su propio camino. Desde el cuarto o quinto episodio, se nota que procura distanciarse de su modelo. Los creadores eligieron una fórmula que sabían que les había funcionado y a partir de ella buscaron su propia identidad.

En este sentido iba el gag del detective Peralta y la médico forense con un extraño fetiche. Esa obsesión por los cuerpos inertes y las extrañas situaciones del policía fueron tronchantes, una idea macabra y genial que no tendría lugar en ninguna otra comedia, más que nada porque no pintaría nada. Y en esta línea tiene que ir la ficción, buscar aquello que la diferencia y perfilar poco a poco a sus personajes. Santiago o el sargento Terry Jeffords parecen un esbozo, no tienen nunca escenas especialmente graciosas mientras que Chelsea Peretti, que interpreta a la secretaria de la unidad, roba cualquier escena donde le den una línea de diálogo. Por suerte para Goor y Schur, tienen tiempo. Como las comedias le están yendo tan mal a FOX, el canal tenía dos opciones: o cancelarlas y quitarlas de su programación, o darles una oportunidad. Y así ‘Brooklyn Nine-Nine’ consiguió el encargo de una temporada completa.

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