“Tendré un verano entretenido y a ver si animo a alguien más a subirse al carro de la estación espacial Babylon 5”.
Pere Solà Gimferrer, 3 de julio de 2012.
Más de un año y todavía no había terminado la primera temporada. Es algo que me suele ocurrir cuando veo una serie por curiosidad televisiva y no porque me pique la curiosidad como espectador. Si encima me pilla el otoño a media operación, entonces todo el plan se va al garete. Así que no seguí con ‘Babylon 5’ porque nunca le encontraba el momento y no ayudaron esos comentarios que me adelantaban que lo mejor no llegaba hasta más adelante. Por suerte, al final el sentido del deber pudo conmigo, recuperé la temporada y la terminé. Bien.
Si la dejé, que conste, no era sólo por una cuestión de tiempo. Probablemente he visto pocas series peor interpretadas, ya sea porque Michael ‘Sinclair’ O’Hare estaba fuera de lugar (y encima desarrolló brotes paranoides durante el rodaje), los secundarios tampoco eran precisamente actores de carácter y encima los fichajes episódicos parecían sacados de un basurero interpretativo. También resultaba pesado invertir tiempo en unos casos a veces muy evidentes en sus intenciones morales, a veces irrelevantes y mal escritos. Pero lo que sí consiguió ‘Babylon 5’ durante sus primeros episodios fue grabarme a fuego el universo que presentaban. Más de un año después todavía recordaba el misterio corpóreo de los Vorlon, qué tipo de organización es el Cuerpo Telépata y los rasgos más básicos de las especies más influyentes del espacio.
Con estos conocimientos, algo hizo ‘click’ en mi cabeza y pude apreciar los episodios que quedaban para terminar la primera temporada. No solamente desde un punto de vista analítico (de reconocer aquello que pudo hacerla única en su momento) sino de vivir la experiencia Babylon. Los episodios, mejores o peores, eran conscientes de su intención y cada uno de ellos ofrecían algún detalle del universo diseñado por J. Michael Staczynski. Se agradece que, puestos a investigar algún tipo de caso en cada capítulo, siempre hubiera algún detalle que sirviera para enriquecer los personajes, el contexto histórico o las relaciones, ya fuera la división de los Minbari en dos castas diferenciadas (los religiosos y los guerreros), el judaísmo y la trágica infancia de Ivanova, los argumentos a favor de los Narn o esas alusiones a una mitología más extensa como la rendición Minbari cuando tenían asegurada la victoria ante los humanos.
Estas aportaciones permiten que a ‘Babylon 5’ se le pueda aplicar el cuento de que las ideas son poderosas y que jamás hay que menospreciarlas. La compleja visión de Straczynski permite que sea una obra apreciable o que, por lo menos, sea respetable a pesar de todas las limitaciones que significaba su presupuesto. Me sorprendió, por ejemplo, que el final de la primera temporada estuviera tan trufado de contenido, que fuera tan y tan ambicioso, al igual que cierta paradoja temporal que aparece también en el último tramo y que hubiera hecho aplaudir al mismísimo Steven Moffat. Y los constantes y numerosos ladrillos que colocan los episodios en la construcción del universo hacen que sea una experiencia apreciable, incluso antes de que llegue “lo bueno”.
Los maquillajes son los que son, casi todas las especies interplanetarias tienen cinco dedos en cada mano y hay que aguantar episodios muy flojos para entenderla en su totalidad. Pero presentar múltiples razas, creencias, profecías, castas, jerarquías y bagajes históricos no se puede hacer de un día para otro y hay que pagar un precio para disfrutar del universo. Y, como he visto los dos primeros episodios de la segunda temporada, ya sé que va por el buen camino. No solamente ponen remedio a uno de los mayores lastres, también tienen más prisa en desarrollar toda esa mitología que siempre mencionan. Antes la veía por curiosidad televisiva, ahora por fin he pasado a vivirla.
P.D.Podcast: Cuando veo algo, tengo que aprovecharlo y con Marina Such también hablo de ‘Babylon 5’ en el último podcast de Yo disparé a J.R. Un programa que está marcado por los parones invernales de las mayorías de las series, que toca analizar hasta que regresen el próximo año. Aquí una breve guía:
- 0’: Introducción.
- 5’: ¿Qué tienen ‘Treme’, ‘Nashville’ y ‘Smash’ en común?
- 17’: ‘Babylon 5’.
- 30’: ‘The Blacklist’ hasta el 1x10.
- 40’: ‘The Walking Dead’ se despide hasta febrero (4x08).
- 50’: La fiesta de Navidad de Alicia Florrick en ‘The Good Wife’.
1 comentario:
La pena es que mucha gente abandona antes de coger el fondo de la serie, un fondo rico, interesante y filosófico, una de las mejores series de ciencia ficción sin duda ninguna.
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