Anatomía de Yang

Ay, Christina Yang. Desde que se anunció que Sandra Oh abandonaría ‘Anatomía de Grey’, no se puede ver la serie sin preguntarse si tiene sentido seguir adelante sin ella. No es como si se tratase de Ellen Pompeo, que tiene el apellido de su personaje en el título, pero sí da cierta impresión que Yang es intrínseca a la serie. Fue “la persona” de Meredith Grey durante mucho tiempo y su relación es tan estrecha que cuesta imaginarse a la protagonista sin su mejor amiga. Pero sucederá porque Oh se irá y la serie probablemente renovará para una undécima temporada.

Si esto hubiera ocurrido en la tercera temporada, la respuesta hubiera sido fácil: “Por supuesto que ‘Anatomía de Grey’ puede sobrevivir sin la cardiocirujana”. Por aquel entonces estaba todo el reparto original y ella era una más entre todos esos aspirantes a cirujanos. Pero uno a uno fueron cayendo y ahora mismo tenemos unos cuantos veteranos muy agotados y unos novatos que llevan varias temporadas y que no acaban de encajar. Que a estas horas April y Avery todavía no funcionen como un reloj es de juzgado de guardia.

Lo que sí he notado es cierto afán por integrar a los nuevos residentes. En realidad no tengo nada en contra de renovar el reparto, no soy un talifán que se agarra a las viejas tramas como a un clavo ardiendo (aunque ese cáncer de Izzie fue la gloria). Pero estuvieron demasiados episodios de fondo y por fin están viendo la luz. Es algo necesario, sobre todo si tenemos en cuenta que Bailey está bastante perdida, Weber es tan interesante como una mota de polvo y Calzona es un festival del cansancio.

El único problema es que ‘Anatomía de Grey’ no es una serie que sepa crear nuevos personajes. Funcionó al principio con Addison y Sloan, y también sobrevivieron Hunt y Arizona, pero hay muchos que se quedaron medio muertos por el camino. A Hahn la echaron por fea (y eso que es uno de los personajes más interesantes que han corrido por la serie), Lexie jamás tuvo una personalidad, el marido de Bailey es la fantasía sexual de Shonda y poco más, y recordemos casos excepcionales como la mejor amiga de la universidad de Meredith que disfrutaba cortándose (pobre Melissa George) o la ex de Owen, cuyo objetivo era repetir otra vez la trama de Izzie Stevens pero con menos gracia.

Por esto, porque los nuevos probablemente jamás serán personajes interesantes y redondos, cuesta imaginar un ‘Anatomía de Grey’ sin Christina. Esto no quita que también sea un personaje un tanto agotado y su relación circular con Owen Hunt se está repitiendo demasiadas veces. Pero puestos a quedarnos con algún personaje, antes me quedo con un personaje que estuvo bien en algún momento aunque ya esté en las últimas que otros de nuevos que intuyo que jamás llegarán a ninguna parte.

Esto es ‘Anatomía de Grey’: el recuerdo de una serie que fue muy entretenida, que sabía mezclar a la perfección los casos médicos y las tramas personales, y que ahora aspira a ser tolerable. Y Christina se irá y la serie seguirá en pie porque hace ya mucho tiempo que no es como antes, con o sin ella.