El canal HBO a veces da un poco de rabia cuando se acercan las galas de premios y uno se da cuenta que sus series parten con ventaja, que no salen de la casilla de salida como las demás. ¿Acaso ‘Silicon Valley’ hubiese entrado en las quinielas de los Emmy si se hubiese emitido en otro canal? Cuesta creerlo por ser de informáticos, por tener sólo ocho episodios y porque ‘Veep’ del mismo canal ya iba a arrasar en las categorías de comedia. Pero sorprendió y entró en mejor serie cómica, un honor que no todas consiguen (que se lo digan a los fans de ‘Community’, por ejemplo).
Hay que tener en cuenta que a estas alturas todavía estamos discutiendo si ‘True Detective’ se sobredimensionó por culpa de pertenecer a HBO, si en algún momento podremos juzgarla por lo que realmente era o si se trataba de un precioso huevo de pascua con la cáscara vacía. Si este canal hubiese emitido ‘Fargo’ tendríamos directamente sectas que adorarían a Lorne Malvo? Y también tenemos otro debate entre manos con ‘The Leftovers’, esa serie que probablemente nadie hubiese visto después del segundo episodio si no fuera porque hay confianza en la marca. Hasta podríamos recordar el caso ‘True Blood’, esa serie paródico-dramática que tenía a los espectadores extirpando falsas lecturas socio-raciales porque era hija de Alan Ball y HBO.
Esto no deja de ser la consecuencia lógica de los esfuerzos de un canal. Si alguien se merece la presunción de calidad son ellos con unas apuestas que pocas veces tendrían cabida en otra parte, por lo menos en sus inicios. Showtime hizo de la copia su estilo de vida y, salvo la primera temporada de ‘Homeland’, nunca le ha llegado a la suela de los zapatos de tacón de Carrie Bradshaw. Su antiguo lema de “no es televisión, es HBO” ahora suena bastante ofensivo con el medio, al que parece ningunear, pero también expresó muy bien que había un giro en televisión. Normal, entonces, que ahora tengan una reputación para bien y para mal (me refiero a todas esas personas que leen que una serie es de HBO y piensan que será más lenta que el caballo del malo, que sucede pero se quedan callados para no parecer incultos).
‘Silicon Valley’, no obstante, entra en otra categoría. Las comedias de HBO no tienen la misma expectación que los dramas, por más que ‘Enlightened’ sea una de las joyas más relucientes de la última década y que ‘Sexo en Nueva York’ moldease la imagen del canal junto con ‘Los Soprano’ (se las olvida a menudo como hijas de la marca pero son iconos indispensables). Y sorprende que entre en comedia porque una obra con bromas sobre software y aplicaciones no entraría por sí sola, cuando la mayoría de votantes deben ignorar este mundo al igual que la ciencia ficción (si ‘Juego de Tronos’ no estuviese en la casa grande de HBO, no olería la alfombra de los Emmy ni en broma). ‘The Big Bang Theory’ entra a menudo porque es una comedia normal y corriente por encima de todo, accesible a todo el mundo y con la etiqueta de fenómeno.
Pero hay que reconocer que los ocho episodios de ‘Silicon Valley’ valen la pena, de menos a más. Empecé a verla como una copia de ‘Betas’, que llegó antes a Amazon, y he terminado viéndola como la nueva ‘Entourage’ con su estrella, su séquito y su persecución del éxito y sus consecuencias. Pero lo mejor ha sido ver como depuraban los gags hasta llegar a momentos cómicos brillantes como el coche sin conductor o ese algoritmo magistral que se inspira en una discusión tan absurda como la forma más óptima de coger penes a diestro y siniestro. Estas bromas y el universo que refleja, que resulta paródico y bastante verosímil (y que desconozco, así que sois libres de tirarme piedras), hacen que ‘Silicon Valley’ merezca ser contemplada como una de las mejores comedias del año. ¿Se la reconocería en los Emmy si no fuera de HBO? Probablemente no y unos cuantos raros perderíamos el tiempo reivindicándola.
Hay que tener en cuenta que a estas alturas todavía estamos discutiendo si ‘True Detective’ se sobredimensionó por culpa de pertenecer a HBO, si en algún momento podremos juzgarla por lo que realmente era o si se trataba de un precioso huevo de pascua con la cáscara vacía. Si este canal hubiese emitido ‘Fargo’ tendríamos directamente sectas que adorarían a Lorne Malvo? Y también tenemos otro debate entre manos con ‘The Leftovers’, esa serie que probablemente nadie hubiese visto después del segundo episodio si no fuera porque hay confianza en la marca. Hasta podríamos recordar el caso ‘True Blood’, esa serie paródico-dramática que tenía a los espectadores extirpando falsas lecturas socio-raciales porque era hija de Alan Ball y HBO.
Esto no deja de ser la consecuencia lógica de los esfuerzos de un canal. Si alguien se merece la presunción de calidad son ellos con unas apuestas que pocas veces tendrían cabida en otra parte, por lo menos en sus inicios. Showtime hizo de la copia su estilo de vida y, salvo la primera temporada de ‘Homeland’, nunca le ha llegado a la suela de los zapatos de tacón de Carrie Bradshaw. Su antiguo lema de “no es televisión, es HBO” ahora suena bastante ofensivo con el medio, al que parece ningunear, pero también expresó muy bien que había un giro en televisión. Normal, entonces, que ahora tengan una reputación para bien y para mal (me refiero a todas esas personas que leen que una serie es de HBO y piensan que será más lenta que el caballo del malo, que sucede pero se quedan callados para no parecer incultos).
‘Silicon Valley’, no obstante, entra en otra categoría. Las comedias de HBO no tienen la misma expectación que los dramas, por más que ‘Enlightened’ sea una de las joyas más relucientes de la última década y que ‘Sexo en Nueva York’ moldease la imagen del canal junto con ‘Los Soprano’ (se las olvida a menudo como hijas de la marca pero son iconos indispensables). Y sorprende que entre en comedia porque una obra con bromas sobre software y aplicaciones no entraría por sí sola, cuando la mayoría de votantes deben ignorar este mundo al igual que la ciencia ficción (si ‘Juego de Tronos’ no estuviese en la casa grande de HBO, no olería la alfombra de los Emmy ni en broma). ‘The Big Bang Theory’ entra a menudo porque es una comedia normal y corriente por encima de todo, accesible a todo el mundo y con la etiqueta de fenómeno.
Pero hay que reconocer que los ocho episodios de ‘Silicon Valley’ valen la pena, de menos a más. Empecé a verla como una copia de ‘Betas’, que llegó antes a Amazon, y he terminado viéndola como la nueva ‘Entourage’ con su estrella, su séquito y su persecución del éxito y sus consecuencias. Pero lo mejor ha sido ver como depuraban los gags hasta llegar a momentos cómicos brillantes como el coche sin conductor o ese algoritmo magistral que se inspira en una discusión tan absurda como la forma más óptima de coger penes a diestro y siniestro. Estas bromas y el universo que refleja, que resulta paródico y bastante verosímil (y que desconozco, así que sois libres de tirarme piedras), hacen que ‘Silicon Valley’ merezca ser contemplada como una de las mejores comedias del año. ¿Se la reconocería en los Emmy si no fuera de HBO? Probablemente no y unos cuantos raros perderíamos el tiempo reivindicándola.
1 comentario:
Realmnt las cadenas d tv se han "empoderado" mucho y ya hasta parece q ser espectador de alguna en concreto te defina como persona xD
Me sumo a tu opinión sobre la serie, soy cero geek pero me pareció divertida y diferente de la típica comedia friki (q,ojo!también m molan)
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