Una serie no debería poder tener uno de los mejores episodios del año y en general ser muy irregular, con defectos que ni el más benévolo puede pasar por alto. Pero, claro, ‘The Leftovers’ no podía tener un recorrido normal, ser simplemente buena o simplemente mala. Entonces sería pan comido y no nació con esa vocación, fuera queriendo o de forma involuntaria. Es lo que tiene llamarse Damon Lindelof, que la reputación te precede.
En mi caso, como ya sabéis, la predisposición era en contra. El final de ‘Perdidos’ me produce urticaria, una de esas cosas que podría hacerte alejar de las series de por vida como un cirujano que conozco, que decidió no ver nunca más una serie después de que Bobby Ewing apareciese en la ducha de ‘Dallas’ y toda esa temporada hubiera resultado ser un sueño. Es ese nivel de tomadura de pelo, que encima creían que no se notaría por la cantidad de momentos emotivos estruja-lacrimales que escribieron. Pero sí.
Algo que entendí desde el primer momento, sin embargo, es que ‘The leftovers’ era una serie que iba por otros derroteros. Nada de interrogantes y más interrogantes en beneficio de una intriga que no podría resolverse, de averiguar qué carajo había ocurrido y si ese rapto bíblico o desaparición fortuita tenía alguna fuerza oculta detrás que debíamos descubrir. Pero mi primer desencuentro con ella fue en los dos primeros episodios. Peter Berg dirigió dos episodios que estaban en tierra de nadie, que no transmitían la desazón que debía imperar en cada plano, episodios frustrados en su intento de aportar escenas potentes.
Pero, entre episodios mediocres y aburridos, surgieron algunos interesantes. Ni hablaré del tercero, donde veíamos un viaje loco del párroco del pueblo y que funcionó bastante bien. ‘The Leftovers’ demostraba tener historias que contar más allá de la familia de Justin Theroux, un actor sin presencia. Lo importante fue el sexto, donde seguíamos a Nora Durst (Carrie Coon), una mujer que perdió a su marido y a sus dos hijos en ese catastrófico día, en manos de algo o alguien que nadie podía entender, tampoco ella.
De repente, teníamos un personaje con nombre y apellidos, que transmitía toda la ansiedad que Theroux, Amy Brenneman y Liv Tyler habían procurado vender sin conseguirlo del todo (y eso que Tyler está achuchable, inquietante y abofeteable, y Brenneman está correcta). De repente, un episodio con una historia llena de suspense, emoción y ritmo, y con una actriz con una copa y un pino que nos hacía aprender el nombre de su personaje con una claridad alucinante.
Norah Durst y su pérdida, su superación y sus particulares métodos de duelo habían conseguido en cincuenta minutos convertirse en el personaje del año. Y ‘The Leftovers’, por más que me pesara, se había hecho interesante del todo siempre que mantuviera a Norah y a los Guilty Remnant, esa secta de fumadores empedernidos que son de lo poco que tiene sentido en esa realidad. Más, por lo menos, que la mejor amiga de la adolescente protagonista, o que los hermanos Carver con un sueldo fijo en una serie de HBO.
Su final apocalíptico brindó, además, las resoluciones necesarias para evitar que desconfiáramos de ella (hemos visto ‘Perdidos’, Damon, gracias por entenderlo), nos comunicó la suficiente esperanza para que quisiéramos seguir con ella y la desazón suficiente para atraparnos con su deprimente premisa. Pero ese núcleo duro formado por Justin Theroux y sus dos ficticios hijos es tan y tan flojo, incluso dándoles algo más de sustancia, que tampoco podemos fingir que ahora ‘The Leftovers’ ha tenido una temporada sensacional.
Una cosa es cuando las series de HBO son de cocción lenta y otra cuando tienen episodios malos o insuficientes. ‘The Wire’ pertenecía a la primera categoría, siendo inaccesible durante cuatro horas, pero ‘The Leftovers’ a la segunda. Era pretenciosa, con agujeros enormes en el cásting y una torpe exposición inicial de las tramas y personajes.
Lo peor es que algunas de ellas las arrastraremos hasta la segunda temporada (Chris Zylka, qué pereza) y lo mejor es que, contra pronóstico, estaré allí para comprobar si las solucionan. Quiero ver si abrazan del todo el ocaso y me hechizan del todo con su ambigua perspectiva del sentido de la vida. Y, sobre todo, quiero conocer mejor a Nora Durst. Qué mujer.
En mi caso, como ya sabéis, la predisposición era en contra. El final de ‘Perdidos’ me produce urticaria, una de esas cosas que podría hacerte alejar de las series de por vida como un cirujano que conozco, que decidió no ver nunca más una serie después de que Bobby Ewing apareciese en la ducha de ‘Dallas’ y toda esa temporada hubiera resultado ser un sueño. Es ese nivel de tomadura de pelo, que encima creían que no se notaría por la cantidad de momentos emotivos estruja-lacrimales que escribieron. Pero sí.
Algo que entendí desde el primer momento, sin embargo, es que ‘The leftovers’ era una serie que iba por otros derroteros. Nada de interrogantes y más interrogantes en beneficio de una intriga que no podría resolverse, de averiguar qué carajo había ocurrido y si ese rapto bíblico o desaparición fortuita tenía alguna fuerza oculta detrás que debíamos descubrir. Pero mi primer desencuentro con ella fue en los dos primeros episodios. Peter Berg dirigió dos episodios que estaban en tierra de nadie, que no transmitían la desazón que debía imperar en cada plano, episodios frustrados en su intento de aportar escenas potentes.
Pero, entre episodios mediocres y aburridos, surgieron algunos interesantes. Ni hablaré del tercero, donde veíamos un viaje loco del párroco del pueblo y que funcionó bastante bien. ‘The Leftovers’ demostraba tener historias que contar más allá de la familia de Justin Theroux, un actor sin presencia. Lo importante fue el sexto, donde seguíamos a Nora Durst (Carrie Coon), una mujer que perdió a su marido y a sus dos hijos en ese catastrófico día, en manos de algo o alguien que nadie podía entender, tampoco ella.
De repente, teníamos un personaje con nombre y apellidos, que transmitía toda la ansiedad que Theroux, Amy Brenneman y Liv Tyler habían procurado vender sin conseguirlo del todo (y eso que Tyler está achuchable, inquietante y abofeteable, y Brenneman está correcta). De repente, un episodio con una historia llena de suspense, emoción y ritmo, y con una actriz con una copa y un pino que nos hacía aprender el nombre de su personaje con una claridad alucinante.
Norah Durst y su pérdida, su superación y sus particulares métodos de duelo habían conseguido en cincuenta minutos convertirse en el personaje del año. Y ‘The Leftovers’, por más que me pesara, se había hecho interesante del todo siempre que mantuviera a Norah y a los Guilty Remnant, esa secta de fumadores empedernidos que son de lo poco que tiene sentido en esa realidad. Más, por lo menos, que la mejor amiga de la adolescente protagonista, o que los hermanos Carver con un sueldo fijo en una serie de HBO.
Su final apocalíptico brindó, además, las resoluciones necesarias para evitar que desconfiáramos de ella (hemos visto ‘Perdidos’, Damon, gracias por entenderlo), nos comunicó la suficiente esperanza para que quisiéramos seguir con ella y la desazón suficiente para atraparnos con su deprimente premisa. Pero ese núcleo duro formado por Justin Theroux y sus dos ficticios hijos es tan y tan flojo, incluso dándoles algo más de sustancia, que tampoco podemos fingir que ahora ‘The Leftovers’ ha tenido una temporada sensacional.
Una cosa es cuando las series de HBO son de cocción lenta y otra cuando tienen episodios malos o insuficientes. ‘The Wire’ pertenecía a la primera categoría, siendo inaccesible durante cuatro horas, pero ‘The Leftovers’ a la segunda. Era pretenciosa, con agujeros enormes en el cásting y una torpe exposición inicial de las tramas y personajes.
Lo peor es que algunas de ellas las arrastraremos hasta la segunda temporada (Chris Zylka, qué pereza) y lo mejor es que, contra pronóstico, estaré allí para comprobar si las solucionan. Quiero ver si abrazan del todo el ocaso y me hechizan del todo con su ambigua perspectiva del sentido de la vida. Y, sobre todo, quiero conocer mejor a Nora Durst. Qué mujer.
5 comentarios:
Hahaha, no podría estar más en desacuerdo contigo. THE LEFTOVERS es para mí la serie del año. Ha canviado la manera que tengo de ver la televisión. Para mí es una serie 10, de principio a final. Nunca un producto audiovisual me había hecho sentir sentimientos tan intensos y difíciles de explicar. Chapeau al guión, chapeau a la dirección y chapeau a todo el cast.
En lo que sí que estoy de acuerdo es que Carrie Coon es el hallazgo del año. Nora Durst es un personaje increíble, pero gracias a ella.
No sé si es la mejor serie del año, pero si la pongo junto con la mejores (True Detective y Fargo), y creo que tiene más recorrido que ambas...Igual que a ti los 2 primeros episodios no acabaron de convencerme, pero creo que se debe más que a los posibles defectos de la serie a lo original y extraño de su planteamiento. Ya con el tercero, fui consciente de que estaba ante algo que me encantaba...Y es que hoy en dia, resulta difícil hacer algo distinto a lo visto anteriormente y Leftovers lo logra de pleno...Tb estoy de acuerdo con lo de Nora, es un personaje fascinante, y aunque es verdad que al principio el protagonista me parecía un poco flojo, que quieras q te diga, le he terminado cogiendo un enorme cariño (igual que a la mayoría de personajes....). Seguiré viéndola sin ninguna duda. Y no puedo dejar de comentar que Lost no quedó invalidada por su final, la decadencia empezó mucho antes, justo después del "I want to go back" que fue su cenit. A partir de ahí fueron perdiendo la esencia, pero no por eso las primeras tres temporadas de Lost seguirán siendo para mí de lo mejor que se ha hecho nunca en TV....Y a mi no me sorprendió para nada que no hubiera ninguna respuesta coherente o plan maestro para los enigmas, era evidente que no podía haberlos porque era evidente que se los inventaban sobre la marcha, lo que me parece increíble es que hubiera fans que pensaran lo contrario. Pero los enigmas para mi eran lo de menos (exactamente igual que en The Leftovers), lo importante es lo que disfruté con ellos durante el camino...Y es que ¿ a vosotros no os pasa que cuando se resuelve un misterio precisamente pierde la magia?.....
Junto a 'Rectify', la cual se ha marchado una excelente segunda temporada, 'The Leftovers' ha sido de las pocas series que he seguido este verano y al menos creo haber acertado en mi elección. Hacía muchísimo que un producto televisivo no me hacía sentir TANTO. 'A dos metros bajo tierra', allá por 2011, lo hizo. Siempre se ha de tener paciencia con las series de televisión, más si son de cable donde suelen cocerse las tramas y los personajes más lentamente. Y sí, los episodios 3, 6 y 9 son de lo mejorcito y muy diferentes entre ellos pero THE LEFTOVERS también tiene otros grandes episodios como el 5º con el asesinato de Gladys y sus consecuencias o el 8º con el enfrentamiento Patty-Garvey. Lo peor de la serie es que a veces se excede en su faceta más "lostiana" como lo de la revista National Geographic. Creo que en cierto modo se ha explicado el porqué de la desaparición del 2% de la población mundial. Lo que está claro es que es un producto de extremos: o lo odias o lo amas.
Eloi, pues menuda suerte la tuya. Pero sí podrías estar más en desacuerdo conmigo si directamente no me hubiera gustado en absoluto. ;)
Miranda, pero puedes resolver los misterios a medias. ¿Has visto 'Battlestar Galactica'? Dio respuestas y a la vez tuvo un final poético-místico muy satisfactorio.
Óscar, envidio a los que decís haber sentido TANTO con esta serie.
La temporada me ha gustado, sobre todo a partir de cogerle el punto a lo que querían desarrollar (para mí fue en el capítulo 3), pero no creo que sea la serie del año.
Y sobre Perdidos, yo no me cansaré de decir que SI respondió a sus enigmas. Otra cosa es que las respuestas tardasen en llegar o no fuesen satisfactorias. Pero estar, están.
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