domingo, 16 de noviembre de 2014

Cuando los tacones suenan como sables

El mejor drama de la televisión está a punto de volver. Pero no me refiero a una serie dramática de una hora de duración escrita por guionistas de ficción, me refiero literalmente a un drama. ‘The real housewives of Beverly Hills’ es una locura trágico-cómica, una desgracia social de proporciones épicas. Las batallas entre estas mujeres de la élite de Beverly Hills es como acudir a un golpe de estado social donde en lugar de sonar sables repican los taconazos de los Louboutins.

Este universo donde participan, por ejemplo, la mujer de David Foster, las tías de Paris Hilton o la copropietaria de un equipo de la NBA y de casinos de Las Vegas es una fantasía hecha realidad. ¿Tendrán guionistas que sugieren esas llamadas casuales y las fiestas donde todas marcan territorio y sacan los trapos sucios? Por supuesto. Pero cuando uno vive de cara la galería, por más que intente vender una imagen, siempre cuela una parte de la verdad.

Sólo hace falta recordar esa reunión de té de Lisa Vanderpump, que invitó a sus amigas a comer pastitas. ¿Cómo terminó? Con una de las sujetas presentándose como una cuba o directamente al borde de un ataque de nervios por su situación personal. ¿Quién podía imaginar que ese acontecimiento social se convertiría en una intervención? Del “quieres una galleta de mantequilla” se pasó a “tu marido te maltrata y nosotras no hemos dicho nada delante de las cámaras porque somos buenas amigas”. Y también del “quieres una nube de leche en el té” al “sabemos que te rompió la mandíbula”.

Este juego que llevan a cabo, el de querer transmitir una imagen determinada de ellas mismas, puede tener sus contrapartidas y es maravilloso ver como les puede salir el tiro por la culata. No darte cuenta que si en un determinado momento hay una conversación sobre dar a luz no es casual: alguien se ha enterado de tu secreto y en algún momento alguien lo soltará en una reunión. A Adrianne Maloof igualmente la cogieron con la falsa cicatriz de la cesárea al aire: nunca es buena idea fingir que has estado embarazada cuando tus gemelos los tuvo otra. No pasa nada, mujer, Camille Grammer también utilizó un vientre de alquiler y nadie la crucifica.

Camille es otra, por cierto, a la que la realidad de verdad la embistió en directo. ¿Creías que tu marido Kelsey, más conocido como ‘Frasier’, te dejaba participar en el programa porque era tu momento de brillar? No, mujer, lo que él quería es que no te dieras cuenta que te metía los cuernos con una stripper en Nueva York. Y no, dudo que Camille se prestase a la humillación social de que su marido la dejase por una bailarina a quien había dejado preñada. Tú utilizaste un vientre de alquiler y él fecundó otra mujer por si acaso.

Y, como decía al principio, las maquinaciones de poder tienen poco que envidiar a ‘Juego de tronos’. Los sables suenan en todas las fiestas y la fluctuación de poder es peligrosa. Ser la abeja reina no es fácil, hay que saber jugar bien las cartas. Primero hubo una batalla entre Kyle Richards y Camille Grammer y esta última perdió (esto de aparecer en el programa no fue su mejor decisión). Luego Lisa Vanderpump y Kyle entraron también en una guerra fría que parecía que no iba a resolverse. Parecía que la empresaria inglesa estaba saliéndose con la suya y apareció Yolanda Foster, que hizo valer los Grammys de su marido para brillar. Había otra europea con clase en Beverly Hills y, sin montar numeritos, nadie se atreve a levantarle la voz.

Así que, como podéis imaginar, me muero de ganas de que regresen este martes. No se acerca el invierno, lo que se acerca es el juego de diamantes de cada otoño. Pero no gana la que tiene el pedrusco más grande, sino la que sabe alinear mejor a sus tropas cuando toca luchar entre copas de champán. Y, como si no hubiese guerreros suficientes, ahora se suma un ‘Mad Men’ y dos divas de los culebrones. Ni que a ‘The real housewives of Beverly Hills’ le faltase el drama. Este adelanto, por cierto, no tiene precio.


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