Es noviembre y, por lo tanto, uno ya se va preparando para los balances de finales de año. En un mes comenzarán a salir listas y más listas y, como este año hay demasiados episodios que se me han quedado grabados en la retina, publicaré dos: las mejores series y los mejores episodios (algunas repetirán, otras no). De alguna forma hay que reconocer, por ejemplo, la boda roja de los Hamptons, ese final de temporada que ‘Revenge’ emitió en mayo. Por mala suerte, ni en broma podrá colarse en el ránking de los mejores dramas.
Debo reconocer que adoro ‘Revenge’, admiro a Emily VanCamp por dar la talla y venero a Madeleine Stowe por encarnar la elegante maldad sin despeinarse. También aplaudo a Sunil Nayar por cambiar la suerte de la serie y darle vida. La tercera temporada fue un recordatorio de porqué la comenzamos a seguir y esta cuarta sigue el mismo camino. El cambio de dinámicas, el intercambio de casas y la evolución de Charlotte, por ejemplo, están funcionando muy bien. Otra cosa es que hago algo imperdonable con ella: saltarme escenas.
La vida es muy corta y el tiempo que empleo en ver series debe verse remunerado con resultados. Y, si bien ‘Revenge’ es una de mis citas semanales más esperadas, tiene un par de agujeros negros que son irreparables: Jack y Daniel. La deriva policial del primero (con personaje satélite propio, lo que ya es casi una broma) y las iniciativas profesionales del segundo (por guapo que sea) no son aburridas: son lo siguiente. Darle al botón de fast-forward es demasiado tentador y soy un animal débil.
En realidad, este no es un modo de visionado que haya estrenado. Las conversaciones amorosas de Olivia y Fitz en ‘Scandal’ me provocaban sueño, saltarse las escenas del Braverman odioso de turno en ‘Parenthood’ no provoca secuelas irreparables y los flashbacks de ‘Arrow’, ‘The Vampire Diaries’ y ‘The Originals’ me matan. Puede que los haya que me juzguen por ser honesto pero, mientras los hay que jamás le darían al botón, casi todo el mundo tiene tramas y personajes con los que aprovecha para ir al baño o ver si la pasta ya está cocida.
Lo molesto es encontrarse en esta situación, sobre todo en el caso de series que sinceramente disfruto. En el caso de ‘Revenge’ lo hago en exceso y otras como ‘The Vampire Diaries’ y ‘Arrow’ han tenido muy buenas rachas de episodios que sólo quedaban truncadas por estos viajes al pasado que parecían rellenar más que aportar. Pero tramas como las de Jack y Daniel son el peaje que debemos pagar por tener ‘Revenge’ en una cadena generalista que pide 22 episodios por temporada (un reto que ‘The Good Wife’ supera dejando a los críticos con la boca abierta).
Esto, que conste, no exime de culpa a Sunil Nayar: su trabajo es hacer que todas las tramas sean atractivas y entretenidas de ver. Pero hay que mirar también la parte positiva, que es básicamente el buen trabajo que hace en los demás frentes. Desde que Victoria está obsesionada únicamente con Amanda, los Hamptons es un lugar mucho mejor y ‘Revenge’ tiene instantes maravillosos. Eso sí, también tiene defectos suficientemente significativos para obviarla cuando toque reivindicar las mejores series del año.
Debo reconocer que adoro ‘Revenge’, admiro a Emily VanCamp por dar la talla y venero a Madeleine Stowe por encarnar la elegante maldad sin despeinarse. También aplaudo a Sunil Nayar por cambiar la suerte de la serie y darle vida. La tercera temporada fue un recordatorio de porqué la comenzamos a seguir y esta cuarta sigue el mismo camino. El cambio de dinámicas, el intercambio de casas y la evolución de Charlotte, por ejemplo, están funcionando muy bien. Otra cosa es que hago algo imperdonable con ella: saltarme escenas.
La vida es muy corta y el tiempo que empleo en ver series debe verse remunerado con resultados. Y, si bien ‘Revenge’ es una de mis citas semanales más esperadas, tiene un par de agujeros negros que son irreparables: Jack y Daniel. La deriva policial del primero (con personaje satélite propio, lo que ya es casi una broma) y las iniciativas profesionales del segundo (por guapo que sea) no son aburridas: son lo siguiente. Darle al botón de fast-forward es demasiado tentador y soy un animal débil.
En realidad, este no es un modo de visionado que haya estrenado. Las conversaciones amorosas de Olivia y Fitz en ‘Scandal’ me provocaban sueño, saltarse las escenas del Braverman odioso de turno en ‘Parenthood’ no provoca secuelas irreparables y los flashbacks de ‘Arrow’, ‘The Vampire Diaries’ y ‘The Originals’ me matan. Puede que los haya que me juzguen por ser honesto pero, mientras los hay que jamás le darían al botón, casi todo el mundo tiene tramas y personajes con los que aprovecha para ir al baño o ver si la pasta ya está cocida.
Lo molesto es encontrarse en esta situación, sobre todo en el caso de series que sinceramente disfruto. En el caso de ‘Revenge’ lo hago en exceso y otras como ‘The Vampire Diaries’ y ‘Arrow’ han tenido muy buenas rachas de episodios que sólo quedaban truncadas por estos viajes al pasado que parecían rellenar más que aportar. Pero tramas como las de Jack y Daniel son el peaje que debemos pagar por tener ‘Revenge’ en una cadena generalista que pide 22 episodios por temporada (un reto que ‘The Good Wife’ supera dejando a los críticos con la boca abierta).
Esto, que conste, no exime de culpa a Sunil Nayar: su trabajo es hacer que todas las tramas sean atractivas y entretenidas de ver. Pero hay que mirar también la parte positiva, que es básicamente el buen trabajo que hace en los demás frentes. Desde que Victoria está obsesionada únicamente con Amanda, los Hamptons es un lugar mucho mejor y ‘Revenge’ tiene instantes maravillosos. Eso sí, también tiene defectos suficientemente significativos para obviarla cuando toque reivindicar las mejores series del año.
2 comentarios:
Yo también lo hago un poco, y estoy de acuerdo con la apreciación de Jack y Daniel. Pero hay que decir que según avanza, la trama de la loca esa que se ha obsesionado con Victoria y va a por Jack está mejorando.
Y ha habido una conversación entre dos personajes en un ascensor (si, si, un ascensor XD) que podría derivar en cosillas interesantes si la aprovechan.
Lo de Jack por otro lado es problemático porque aunque no nos interesa lo mas mínimo su compañero, está claro que el propósito para el que lo mantienen es que pille a David con el carrito de los helados
Por favor, que vayan por esa conversación de ascensor. Me recordó los buenos tiempos en los que quería que acabaran juntos.
Publicar un comentario