jueves, 27 de mayo de 2010

Shonda moderada / Shonda desatada

Esta entrada es un balance de las season finales de Anatomía de Grey y Sin Cita Previa, así que contiene spoilers de ambas series.


Cuando leí que Shonda Rhimes había escrito un final que según ella suponía un game-changer para Anatomía de Grey, ya me puse a temblar. Su inconstancia siempre ha sido su peor enemigo y temo cada vez que dice sentirse orgullosa de su trabajo. Recuerdo, por ejemplo, que lloró de la emoción escribiendo ese final repleto de velas que despidió la cuarta temporada. A mí me brolló sangre de los ojos.


Al final he asumido que esta mujer o tiene a un negro encadenado a su escritorio que la guía a la hora de escribir, o tiene un gran equipo de guionistas que sabe torearla algunas veces y reducirle las dosis de azúcar. Y es que cuando más Shonda es Shonda, más indigesto y hortera es el resultado. Seguro que es de esas que considera que el apogeo de la comedia romántica llegó con Love Actually. Por suerte, su shondismo esta vez se concentró en su hija menor, Sin Cita Previa, y los del Seattle Grace tuvieron las dosis justas de sentimentalismo. O sea, hubo un mar de lágrimas en los pasillos del hospital, pero con su adecuado toque de sal.


De hecho, cuando me di cuenta que había introducido a un chalado con una pistola dentro del hospital, supe que había ganado la partida. No hay nada que adore más que un buen tiroteo. Hay demasiados antecedentes reales, sangre inocente y raudales de tensión por explotar. Y lo aprovechó todo, cómo también hizo con la bomba (y Kyle Chandler y Christina Ricci) en el segundo año. Se olvidó un poco de los rutinarios estira y aflojas que nos hacían aborrecer a ciertos personajes (Hunt, preséntese a filas, por favor) y escribió (o le escribieron) una tv-movie con la que sentenciar los asuntos pendientes. Una gran elección para despedir el curso, cuya eficacia se pudo probar con las cifras cosechadas: los seis millones de espectadores que habían desaparecido durante la temporada regresaron para la épica final. Misión cumplida.


Como ella ha explicado después, no se trataba de que muriera ningún protagonista, sino de la experiencia por la que ahora han pasado. Y con muertes o sin ellas, el cara a cara entre el asesino y Miranda Baley fue sublime. Y esos primeros tiros, con Reed con una bala en la frente (eso era mala leche) y un Alex Karev arrastrándose moribundo y sangrando hacia el ascensor. Aunque la palma se la llevó Meredith Grey (como se supone que debe ser aunque nunca es): su frialdad al decir “estoy teniendo un aborto” mientras operaba al doctor Hunt hizo de ella una heroína. Que no sirva de precedente, pero confieso que por una vez amé a Ellen Pompeo.


Sin Cita Previa, sin embargo, no tuvo el mismo talento en la sala de operaciones. Es como la película de serie B que siempre surge detrás de toda superproducción (o sea, el Titanic de Catherine Zeta-Jones al lado del de James Cameron). Y su capítulo final, con otra tragedia incluida, resaltó por enésima vez lo fallida que es la serie, que pretende plantear dilemas éticos cuando sólo recopila los argumentos de los telefilmes más trillados de la sobremesa, y encima con unos personajes más estúpidos que Meredith haciéndose pasar por profunda. El asesino del Seattle Grace ya podría haberse pasado por California y repartir un poco de justicia entre la psiquiatra encarnada por Amy Brenneman (si Woody Allen la hubiera conocido habría salido corriendo de la consulta), el hierático y demasiado viejuno Tim Daly, y otros sujetos sin ningún tipo carisma.


Bueno, y además fue bochornoso que pretendieran hacernos sollozar por la hija-extra del secretario-secundario que acababa de quedarse huérfana. Por favor. El típico chocheo de una Shonda desatada y fuera de control que ya hemos visto demasiadas veces. Pero esta vez, por lo menos, ahogó en las emociones de todo a cien a su retoño que ya nació muerto. A Anatomía de Grey, en cambio, aún le queda camino por recorrer (o eso espero).

9 comentarios:

Diana P. dijo...

Totalmente de acuerdo contigo, la finale de Anatomía de Grey me pareció un capitulazo, con una tensión tremenda y momentos muy grandes. Disfruté como una enana de cada segundo.

Álex dijo...

Había abandonado Grey's pero después de los comentarios que leí me tuve que poner con el final doble y puedo decir que hacía mucho tiempo que no me lo pasaba tan bien con Anatomía de Grey. Tuvo momentazos, como la muerte de la primera doctora y el disparo a Alex, así como quien no quiere la cosa. También resaltaría la operación a Derek con Christina encañonada.

Lo malo, que al final todo se quedó en nada. Eliminó a algún secundario que le sobraba y poco más. Pero al menos, el buen rato que pasé no me lo quita nadie.

titania (Verónica) dijo...

El final de Anatomía fue de lo mejor... y eso que me lo vi venir después de que volviera a aparecer el hombre malo maloso para denunciar a Derek, pero es igual, cuando le pega un tiro a Reed se me escapó un "oh my god!"... y así ya hasta el final.
Bailey tremenda, como es habitual y es cierto que yo también amé a Meredith Grey, y eso que normalmente me resulta bastante pedante y me provoca indiferencia. También me gustó mucho la escena con Arizona, acojonada pero protegiendo al niño, y con Callie enfrentándose a él para lograr que se fuera. Total, que me lo puse súper tarde pensando que me iba a dormir en seguida y me costó unas buenas ojeras al día siguiente porque lo vi casi sin respirar.

Crítico en Serie dijo...

Pixelwoman, ¿y alguna lagrimilla no cayó? Porque yo me emocioné como pocas veces.

ALX, ¿se quedó en nada? Hicieron un capitulazo. Esto es mucho. Las series no siempre deben terminar la temporada con un cliffhanger. Es más importante despedirse con la puerta grande como lo hizo Shonda.

Verónica, estaba claro, cuando vi ese malo maloso, que habría sangre. Y ese tiro a Reed fue MUY cruel. Me imagino a todas las madres escandalizadas por no haber avisado a sus hijos de que se taparan los ojos.

Alejandro A dijo...

cuando vi el comercial en Sony del final de temporada me interesé, no sigo la serie pero creo que por los comentarios podría ser una experiencia satisfactoria, se ve bueno la verdad

Dranda dijo...

Lloré a más no poder con ambas series...

En Private Practice, aún llorando, me pareció un final patético, ojalá las muertes hubieran sido al revés, eso hubiera dado más emoción a la siguiente temporada o más malas caras... pero bueno...

Y con Grey´s, la palabra que lo define fue: TENSIÓN. A pesar de que no veo películas de miedo por lo mal que me lo hacen pasar, estuve sin pestañear (blink!) durante todo el episodio, llorando y mordiéndome las uñas. No lo había pasada tannn mal con un episodio de esta serie hasta este par... para luego cargarse aun par que no nos interesan. Temía por cada uno de ellos, me preguntaba que quién se habría pirado de la serie y no me había enterado!

Crítico en Serie dijo...

Dranda, reconozco que yo también lloré con Sin Cita Previa pero de la misma forma que tú: pensando que esa season finale era patética y malérrima. También opino lo mismo: no podían venirte con el rollo de que la hija de Sam y Naomi o se quedaba paralítica o mataban a su criatura y que luego tuvieran un final superfeliz.

Y con Grey's... no me importa que no muriera nadie. Las muertes han de ser un poco orgánicas y en ese punto nadie debía morir en el Seattle Grace. Bueno, el antiguo jefe de cirugía, pero ya sabemos que envejecerá y superará el récord de Matusalén, a pesar de que sea un estorbo que nadie quiera.

Fon dijo...

El final de Grey's cumplió con su objetivo: nos lo hizo pasar mal durante un buen rato, y aunque al final sólo se cargó a secundarios, el mal rato ya lo llevábamos encima. Y encima nos regaló a unas Chandra Wilson y Sandra Oh enormes.

En cuanto al final de Private diré....puff....menos mal que te has cargado a Dell, menudo pan sin sal. Es el O'Malley de Private (no por ser pan sin sal, sino por desaparecido) y lo recupera para matarlo. Sin Dell tal vez la serie sea algo mejor.

Diana P. dijo...

Alguna cayó, sí :_)