martes, 24 de agosto de 2010

El miedo a envejecer

Estamos tan acostumbrados a que las series mengüen cualitativamente durante su existencia, que luego tememos que de repente se volverán seniles y no habrá quien las rejuvenezca. Pero esto no tiene que ser así. Hay series de finales anunciados que no deben llegar a ancianas, y hay series que tienen un esqueleto tan fuerte que ni notan el paso del tiempo. Sólo necesitan ejercitarse, no evitar madurar y no perder de vista su propio reflejo. Claro que lo digo como si fuera fácil y justamente es todo lo contrario, de aquí que veamos tan pocos casos sin fecha de caducidad y cuyo contenido no se agrie sin posibilidad de regresar atrás.


Friday Night Lights fue la primera serie de la que dije¡por qué demonios no termina ahora mismo...!”. Después de ese pequeño bache que fue la segunda temporada, que recordamos demasiado a menudo sin darnos cuenta de que igualmente estaba por encima de la media, estuve preocupado por la grandeza del tercer año. Cortó por lo sano, fue in crescendo y empezó a despedirnos algunos de los personajes (cuando tienes a adolescentes en escena, es lo que toca). Y tan acostumbrados a que nos decepcionen con los cambios de curso, recibí casi decepcionado que renovaran la serie por dos temporadas más. ¿Quién me iba a decir que la cuarta estaría a gran altura? ¿Y cómo se lo montó para sobrevivir? Pues no ató a los adolescentes que habían crecido ni los trató como si jamás fueran a regresar (que para algo Dillon es su hogar), aceptó que sus pilares eran el football y también el matrimonio Taylor, y a partir de aquí nos dio a otra hornada de jóvenes de sueños rotos. Voilà. Donde había talento, siguió habiendo.


Y con Chuck esta temporada ha ocurrido más o menos lo mismo. La serie estaba tan ensimismada en ella misma, en lo que creía (o le decían) que funcionaba, que llegó un punto en el que casi perdió el norte. Había una tensión sexual no resuelta y tenían tanto miedo a evolucionar que por poco se cargan la relación y también a Chuck y Sarah. Sin embargo, por fin decidieron dar el paso adelante en una especie de series finale que no era tal. ¿Qué fue lo primero que se me pasó por la cabeza al verla? “Por favor, que Chuck se quede aquí”.


Tal era el miedo a que desde entonces las cosas sólo pudieran ir a peor que incluso dejé de ver la serie hasta que hace un par de días le di la oportunidad de explicarse. ¿Y qué demostró la serie en los siguientes seis episodios? Que Chuck, como una vez defendí, era más que una TSNR y que no tenía porqué pasar por lo mismo que Luz de Luna. Demostró que la química del cásting y unos guionistas muy ingeniosos también podían hacer brillar la serie aún y cuando todos sus protagonistas sabían del trabajo de espía de Chuck. Y, ¡voilà...!, tuvimos un penúltimo episodio que se veía las caras con la falsa series finale.


Por culpa de ejemplos como estos, no me tomo como una buena noticia los rumores de que Wisteria Lane pueda cerrar las puertas de la urbanización el próximo mayo. Con los atisbos de genialidad que siempre surgen en cada episodio, no puedo alegrarme por el fin de Mujeres Desesperadas, de la que siempre creo que puede mejorar. Y lo mismo digo de Anatomía de Grey, que este año ha tenido episodios malísimos y otros de muy dignos (el procedimental que nos colaron y esa gran película de season finale).


Si un día fueron buenas y tienen el potencial para volver a serlo... ¿por qué las enterramos con vida? Si han durado ya seis años y van a por el séptimo, con subidones y bajones, quizá tienen el potencial de seguir. Que yo sepa no está escrito en ningún lado que las amas de casa no puedan convivir en el mismo vecindario más de siete años o que las relaciones personales de los doctores terminan una vez han encontrado pareja estable.

9 comentarios:

Un telespectador más dijo...

Pues yo soy partidario de no estirar tanto las series, es cierto en que muchos casos la fórmula puede dar de si (pero es las menos), pero al final acaban liando demasiado a los personajes, metiendo tramas innecesarias....perdiendo la esencia que las encumbró.
Es muy dificil mantener el equilibrio con tantos años a las espaldas.

Saludos!

SR. WATANABE dijo...

La frescura no tiene por qué irse con los años pero inevitablemente se va en la mayoría de los casos. Yo, que acabo de empezar a ver Mujeres Desesperadas (con un par) y estoy en plena fase de enamoramiento, deseo que toda esa chispa y encanto que tiene la serie en estos momentos no desaparezca nunca. De todos modos estoy preparado para asimilar el bajón que se produzca cuando llegue.

satrian dijo...

Los guionistas y productores de FNL, hicieron un verdadero esfuerzo por mejorar la serie, mediante la labor más difícil que fuera fiel a sí misma, y a sus puntos fuertes, conclusión una maravillosa cuarta temporada.

Torpe Dama dijo...

Yo creo que es una cuestión de arriesgar. Para eso hay que ser valientes y conscientes de que puede salir mal. Pero una serie, por buena que sea, no puede quedarse anclada en los mismos personajes y las mismas tramas.

Entro en detalles y puede haber spoilers de Weeds, Chuck y Mad Men.

En mi opinión, Weeds lo hizo bien, aunque yo habría prescindido de los personajes de Celia y demás antiguos vecinos, que han sido un lastre y han tenido las tramas más prescindibles en las últimas temporadas.

Mad Men y Chuck están dando un ejemplo perfecto de evolucionar en las tramas sin perder la esencia de la serie. Mad Men no ha tenido reparos en dejar marchar a personajes en función de las necesidades de la historia, aun a riesgo de escuchar quejas por parte del público, y eso me parece un acierto. Chuck no ha tenido miedo de dar el salto y superar una tsnr que empezaba a ahogar la serie. Creo (y deseo) que les va a ir bien, ya que la serie es sólida.

Pero me parecen decisiones muy difíciles de tomar. Te arriesgas a perder a tu audiencia y ya se sabe que, cuando algo funciona, para qué tocarlo...

BabyCatFace dijo...

Yo suelo preferir que no se estiren demasiado las series, no por nada, sino porque mucha imaginación tienen que tener los guionistas, o si no no va a haber más remedio que empezar a repetir tramas y esquemas, o a tirar de surrealismos típicos de culebrones.
Eso o saber renovar la serie, tramas, personajes y ambiente incluidos. Y eso es fácil decirlo, pero no todo el mundo se atreve, porque lo mismo puede salirte estupendamente que ser un desastre (y dejar las cosas peor que como estaban).

Yo aún me lo paso bien con las Desesperadas, y probablemente siga con la serie hasta que cierren el chiringuito, pero no me daría ninguna pena que acabasen con esta temporada, por ejemplo.

Vanessa dijo...

En los casos de Anatomía y las Desesperadas no puedo estar para nada de acuerdo contigo. Al contrario, creo que ya hace tiempo que están estirando demasiado de una cuerda que ya no es cuerda, sino una trenza de hilos podridos.

Prax dijo...

Grey, para estar en su sexto año, está aguantando muy dignamente. Esta temporada ha estado muy irregular, pero desde luego demuestra que aún puede ofrecer mucho. Las desesperadas están más muertas que vivas. No hay esperanza de renacimiento, no hay indicio alguno de que vayan a remontar. Las dos últimas temporadas han sido basura y prescindir de lo único que hacía que valiese la pena el visionado (Dana Delany) ha sido el remate.

Anónimo dijo...

Me gustó como desarrollaron la última temporada de Chuck, ya era hora de que la hermana se enterara de todo y que Chuck y Srah dejasen de hacer los panolis.

Anónimo dijo...

Me gustó como desarrollaron la última temporada de Chuck, ya era hora de que la hermana se enterara de todo y que Chuck y Srah dejasen de hacer los panolis.