miércoles, 26 de octubre de 2011

Vender un cuento

La promoción de una serie como Once Upon a Time seguramente fue un quebradero de cabeza para su canal, la ABC. Las traducciones de la filosofía Disney a la narración de carne y hueso es una operación difícil, a menudo bochornosa, y el sneak peek que presentó la primavera pasada dejó a la parroquia un tanto patidifusa. Había una bruja, príncipes y enanos. Hasta qué punto esas imágenes podían haber sido demasiado, estaba por ver.


Lo que pretendían era invocar algo de curiosidad y sobre todo dejar claro al público que esto realmente era un cuento, de esos que nos contaron, leímos y vimos cuando éramos pequeños. De esos que querríamos traspasar a nuestros (o a los que los tengan) y que nosotros querríamos ver para invocar el factor nostalgia. Al fin y al cabo, esa audiencia que busca algo original y maduro (o así se consideran a ellos mismos) ya tenían a los creadores como anzuelo, pues Edward Kitsis y Adam Horowitz provenían de la escuela de Perdidos (y sabiamente lo publicitaron en los círculos adecuados).


Fue de ayuda que los americanos sabían que, si alguien poseía el monopolio de los cuentos, esta era la Disney y la ABC pertenece al mismo conglomerado empresarial. Y, al estrenarse un mes y pico más tarde que todas las demás series, Once Upon a Time consiguió centrar todo el interés de los medios estas últimas semanas. Esto explicaría cómo pasó de ser uno de los estrenos que se esperaban más mediocres y convertirse en el drama con más hype de la temporada, algo que se alentó con una avalancha de críticas positivas. Esto ha dado de sí que, contra todo pronóstico, el estreno ha cosechado casi 13 millones y 4 puntos en los demográficos (la novata triunfal de los dramas). Un éxito inicial bestial que, por lo menos por parte de la cadena, se intentará mantener a toda costa.


Los episodios están programados casi sin parones para que el espectador no se olvide de ella y, en este caso, la temática es hasta navideña, fechas a las que ya nos acercamos. Aquí se cuenta, sin embargo, la historia post-libro de Blancanieves cuando, después de su boda, sufre la maldición de la bruja y ella, su príncipe y su gente son enviados a un mundo donde no existen los finales felices y donde no se acuerdan de su identidad. Su única salvación pasa por Emma, la hija de Blancanieves, que ya mayor recibe la visita del hijo que dio en adopción y que la lleva al pueblo creado por la bruja, aunque ella tampoco es consciente de quién es y no está por cuentos de hadas, sobre todo tras creer durante toda una vida que sus padres eran unos irresponsables que la abandonaron en la cuneta.


Lo más gracioso del asunto es que, en un momento donde el mundo está concentrado en una crisis que no parece tener fin, Once Upon a Time nos viene a decir que nuestra realidad es un castigo donde no hay esperanza. Esta lectura, junto con una estética que se dedica a resaltar lo deprimentes que somos, da unos tintes bastante adultos a este producto que parecía que iba a ser demasiado infantil. Lo mejor, sin embargo, es constatar que aún así no renuncia a ser familiar, inocente y sobre todo muy honesta con sus intenciones, que hasta nos ofrecen algún momento precioso y emotivo (el giro del príncipe es tierno, tierno) y crean algún personaje muy límite y también muy encantador (la Blancanieves de Ginnifer Goodwin es un claro ejemplo de ello).


Y, en un panorama televisivo donde generalmente nos cuentan demasiado en los pilotos, sorprende que Once Upon a Time opte por ser fiel a lo que necesita el relato y a la vez nos intrigue a pesar de que sabemos cómo terminará el cuento. Lo importante en los cuentos nunca fueron los giros y los trucos, sino la imaginación y el tacto con el cuál nos los contaron y esta serie de ABC podría dirigirse hacia este camino.

6 comentarios:

Tricks dijo...

Es una pena haber leido el comic de "Fábulas" y ver el descarado reciclaje. ¿De verdad no pagan (o reconocen) derechos al tebeo de Bill Willingham?

Da miedo vivir en esta era del remake.

Eloy dijo...

hace una rato, mi compañero de piso me dijo que seguia a alguien en twitter que le recordaba a mi... y cuando le pregunto el por que, me dice que porq tiene un blog de series y gustos y comentarios parecidos a los mios
es cierto, coincidimos mucho en gustos en series, por lo poco que he visto, de momento jeje
sobra decir que te sigo doblemente ;p

ahora, en cuanto a tu aporte de Once upon a time, decir que ahora que dices lo de Disney, entiendo el por qué de meter en medio de la escena "tierna" del principe y la princesa un muñeco de Minie... que coño pinta un muñeco de Minie ahi? alguien me lo puede explicar? jajaja

enhorawena por tus actualizaciones ;p

titania (Verónica) dijo...

A mí desde luego ya me tienen enganchada con el piloto. Y es que das justo en el clavo, la realidad es ese "mundo horroroso donde nunca hay finales felices" y nosotros queremos ver que el bien triunfa sobre el mal y que por fin se consigue ese final de cuento tan deseado. Miedo me da ver cómo la desarrollan, pero también estoy deseando ver a qué personajes de cuentos reconozco en el pueblo este que se han inventado... lo de Pepito Grillo me encantó! (el pepito del cuento y el pepito del pueblo). Tengamos fe...

OsKar108 dijo...

La 1ª impresión que me ha dejado ha sido bastante buena, espero que siga así.

¡Saludos!

Crítico en Serie dijo...

Tricks, no entro en la polémica de Fábulas porque no lo he leído.

Eloy, ¿estamos hechos el uno para el otro? ¡Ahora me entero! ;)

Titania, me dio muy buena espina que no forzaran el "te lo cuento TODO en el piloto". Fueron con calma y espero que sigan con la misma paciencia a la hora de desarrollar el cuento.

Oskar, ¿hay alguien a quien no le gustara el piloto? :)

Julio C. Piñeiro dijo...

(Hablo sin haber visto el segundo capítulo, que por cierto, mantuvo bien las altas cifras) Disfruté como un enano como el piloto (más que nada porque lo vi en pantalla grande en el Festival de Series), pero de momento le veo poca durabilidad a largo plazo como serie, aunque seguro que en los próximos episodios ya van terminando los cimientos, en vez de montarlos de golpe como otros tantos pilotos, como tú bien dices.

Han solventado muy bien la papeleta de la alternancia entre dos mundos con un frontera invisible, algo que narrativamente (especialmente de cara al "espectador medio") parece un riesgo considerable.

Tienes razón, no me di cuenta de lo bien que le viene la cercanía de la Navidad. Y de paso, las similitudes con el universo Tim Burton, aunque la serie se mantiene (de momento) en la antesala de sus rasgos más excesivos.