Chuck vs El Final

Criticar una serie es lícito pero otra cosa muy distinta es decir cómo debería haber sido de haberla tenido nosotros en las manos. No somos los responsables y por regla general soy de la opinión que se debe analizar lo que hemos visto y no lo que podría haber sido. Sin embargo, a veces cuesta hacer lo primero sin que comporte lo segundo, sobre todo porque cuesta no dejarse llevar por el potencial cuando lo tienes a la vista. Algo que, de alguna forma, me ha ocurrido con Chuck.

Teniendo en cuenta que la NBC compró una quinta temporada de la serie para que Josh Schwartz pudiera darle un desenlace decente que satisficiera a los fans (y éste debió casi regalarla para llegar a los 88 episodios necesarios para sindicar la serie), extraña que no planearan mejor el final. Sobre todo porque sabían muy bien cómo querían que terminara la serie y qué recurso emplearían para que fuera mínimamente épica y tuviera un clímax contundente en los últimos episodios.

A partir de aquí, spoilers del final de la serie.

Lo curioso, no obstante, es que se reservaron la amnesia de Sarah para los últimos tres episodios y, por más que le dé vueltas, no consigo entender cómo pudieron creer que ésta era la decisión adecuada. Parecía ser un apaño y no algo consciente desde que los guionistas supieron que tenían trece episodios para ponerle un lazo final a Chuck.

No puede ser memorable un final tan apurado, ni te pueden colar como “el gran desafío” un conflicto que aparece de golpe a dos episodios del final (recordemos que era el cliffhanger de antes de la doble season finale). Ni te puedes creer como espectador que Chuck esté dispuesto a renunciar a Sarah después de dos semanas de ausencia (por Dios, cuando llevas cinco años construyendo una relación, te esfuerzas un poquito), ni que ese tipo sin carisma llamado Quinn puede ser el ultimate villain. No pude evitar pensar en ese giro (antes visto pero igualmente efectivo) y pensar que estaba desaprovechado.

Los episodios hasta ese momento habían sido correctos, a pesar de mi escepticismo, aunque también es verdad que había cierto halo de “afterlife” en cada episodio, como si los argumentos ya hubieran terminado y sólo quedara homenajearlos. Salidas como la de Bo Derek (¡Bo Derek!), el cambio de Jeff, el falso accidente de coche de éste con Lester (que se repite una y otra vez) o la participación de Carrie-Ann Moss fueron divertidas ideas que entretuvieron durante la breve temporada. Pero, ya puestos que tienes una idea potente como la de Sarah, explótala con todas sus repercusiones.

Con esto me refiero a que pudieron incluir el conflicto desde el principio y ser tranquilamente el arco de temporada. Y, si hubiéramos visto a Sarah fingiendo estar enamorada de Chuck mientras planea asesinarle en cada capítulo, nos hubiéramos reído mucho más, al igual que habríamos sufrido con sudor frío en la frente y hubiéramos disfrutado con el resto de tramas que igualmente se habrían podido llevar a cabo.

Pero nunca sabremos cómo hubiera sido esta hipotética última temporada. Tendremos que conformarnos con algunas anécdotas monas sobre el ciclo que hemos vivido (los curiosos déjà vus como el del Wienerlicious, el virus del porno), una muy buena frase (“tell me our story” con una sonrisa de oreja a oreja de Chuck hubiera sido un perfecto plano final), pero también con una recopilación de flashbacks con muy poca clase y ciertos puntos en el argumento que no aportaban nada pero que Chris Fedak y Schwartz debieron creer que daban más sensación de cierre (Ellie y Awesome eran la mar de felices en Burbank, no sé porqué de repente tienen que trasladarles). Aunque, como premio de consolación por una season finale no muy bien llevada, siempre nos quedará la actuación de Jeffster y la cara de sufrimiento de Beckman. No tienen precio.