jueves, 2 de febrero de 2012

Hay que ver Southland

La ignorancia ya no es una excusa para seguir sin ver Southland. Entiendo que cuesta venderla debido a los prejuicios de la gente, que alguien desconfíe porque su futuro siempre está en el aire y que muchos tengan sofocos al leer que ya va por la cuarta temporada. Pero, a pesar de que en ella nadie cocine drogas en una roulotte, es una de las mejores series de la televisión.


Para empezar, el trabajo atrasado no es tanto. Este enero estrenó su cuarta temporada pero los episodios acumulados en los tres primeros años son más bien pocos: solamente 23. Esto se debe a que la NBC la estrenó en el midseason (siete episodios), la canceló después de haber rodado unos cuantos episodios de la segunda, que emitió el canal de cable TNT (seis episodios), y finalmente su nuevo hogar produjo una tercera temporada con menos medios y mejor planeada (10 episodios más). Así que nadie se asuste porque los deberes son relativos, que los episodios duran poco más de 40 minutos cada uno.


Después está, por supuesto, que es una serie policial y que gran parte del público odia una serie tan pronto le enseñan la placa. Pero hay que diferenciar. Esta no es una obra cuyo objetivo sea resolver crímenes. Southland lo que pretende (y consigue) es mostrar la rutina de quienes patrullan las calles de Los Angeles, un trabajo tan digno como desagradecido. Y, a partir de los conflictos a los que se enfrentan, podemos ver los caracteres de los agentes y ver cómo les afecta la miseria en las que se ven implicados, día sí y día también.


Recuerdo que en su momento leí unas cuantas críticas a la serie que argumentaban que era una versión ligera de The Shield y que no se atrevían a ir donde sí iba Vic MacKey, pero este no es el caso. Southland no intenta ahondar en la corrupción y en el uso del mal contra el mal (y hasta qué punto está justificado). Esto es un drama íntimo sobre la (des)esperanza de unos policías que intentan marcar una diferencia con su trabajo y que casi siempre se dan de bruces con el infranqueable muro que es la realidad. Y lo mejor es que, como dije en su momento, los reajustes presupuestarios de la tercera temporada (las producciones del cable suelen ser más baratas que las de las networks) permitieron que se acentuara más este aspecto.


Al tener que despachar unos cuantos personajes, pudieron elaborar en más profundidad la psicología de los agentes que se quedaron y pudimos entender mejor los fantasmas de todos ellos (destacan sobre todo los personajes de Regina King, Michael Cudlitz y Ben McKenzie), siendo aún más efectivos cada vez que se encuentran con un cadáver o deben desenfundar la pistola. Así permiten que, lo que podría ser una serie fea y cruda (que también lo es), sea un rincón de autenticidad, luz y emoción. Y en su cuarta temporada siguen por el mismo camino, uno que ya la ha alejado de la corrección para llegar a la excelencia.

4 comentarios:

satrian dijo...

John Wells tiene una capacidad innata para relatar el día a día de cualquier profesión de manera interesante y realista, incluso con sus cambios de cadena, y salidas de personajes ha sabido mantener el nivel.

OsKar108 dijo...

Ya la tenía apuntada, pero me han entrado ganas de ponerme con ella en breve. A ver si lo acabo haciendo que, como has dicho, no son muchos capítulos.

¡Saludos!

SR. WATANABE dijo...

Precisamente la empecé la semana pasada. Llevo tres episodios y, de momento me gusta. Después de The Shield y The Wire echaba de menos un buen drama policiaco, y creo que éste va a cumplir con garantías. A los personajes no les acabo de pillar el punto pero acabo de empezar con ellos. Eso sí, cada vez que veo un episodio echo de menos The Shield. Cuando se me quite esa sensación será cuando la serie me haya atrapado de verdad.

Crítico en Serie dijo...

Satrian, exacto. En la cuarta temporada, por ejemplo, se han ido dos personajes que me encantaban pero Southland mantiene el nivel. Al fin y al cabo, los que se han quedado son los que han sido el corazón de la serie desde el principio.

Oskar, ¡ponte al día con los deberes! ;)

Watanabe, con el tiempo ya verás que tiene objetivos distintos a los de The Shield. Sobre todo lo notarás en la tercera temporada (donde llegarás dentro de diez episodios, no te desesperes), cuando se convierte más abiertamente íntima.