One Tree Hill: Los actores, a cada cual peor

La primera mitad supuso un gran avance. En su momento ya se dijo en Crítico en Serie que el romance entre Peyton y Lucas estaba siendo memorable, con mucha garra. Pero ahí se quedó. A partir de entonces, la serie se volvió rancia e insípida, como una coca-cola sin gas. Ya era extraño que supieran mantener el pulso en esta quinta temporada. Desde el principio fueron a trompicones y, por lo visto, no se intuyen aires de cambio. One Tree Hill fue y es una serie irregular a la que salvaron de la catástrofe con una escena final tan engañosa, tramposa e intrigante que, pese a saber que no se lo merecen, obliga a esperar con los dedos cruzados hasta el curso que viene.

Sin desvelar spoilers, sólo puedo decir que supieron jugar con lo que realmente importa: Peyton. Porque por lo demás: todos dejan bastante indiferente, por no decir directamente que molestan.

Para no empezar a repetir todas las cualidades y genialidades de Hilarie Burton como actriz y personaje, creo que esta vez es mejor hablar de todos los elementos que, de no ser por ella, hubieran hecho de este drama una serie completamente aborrecible.

Tortura: La interpretación de Chad Michael Murray y James Lafferty debería ser punible. La falsa modestia del rubio y la incapacidad dramática del otro hacen de los hermanos Scott los protagonistas más insoportables de ver, con permiso de Meredith Grey.

Tedio: Después de que el romance perdiera fuelle, se hizo demasiado latente el ritmo fallido. Sí, que es el descendiente natural de Dawson Crece, pero justamente por esto deberían aprender de los errores. Asimismo, partes del argumento (sobretodo esa mano que mece la cuna) son infumables, con demasiado poco sentido de la autocrítica como para reirse de ellas.

Extras: Mouth y Skills (en la fotografía). ¿Era necesario hacer TAN regulares a dos habitantes de One Tree Hill que despiertan nula simpatía? Además, que los escarceos amorosos de Mouth son tan increíbles como que Lucas tiene cerebro para escribir un best-seller.

Novatos: La asistenta de Brooke, Milicient, es monísima. Esto es innegable. Claro que a qué precio: una bonita sonrisa para un plano papel que no es más que la cara bonita que sirve para demostrar que, pese a ser feo, uno puede conseguir una como ella. Moralejas aparte, casi me cuesta escribir acerca de un jugador del equipo de básquet del instituto que... no hay palabras para describirlo. Tiene tanto talento actuando que parece fruto de una relación incestuosa entre los genes de Michael Murray y Lafferty. Y hay otra novata que no cantaría tanto de no ser porque es una réplica imperfecta de algo que ya teníamos. Exacto. Ella es...

Lindsey: Michaela McManus es como el bolso de Chanel que venden encima de un mantel por la calle. Ese que tiene un pequeño descosido, que no lleva la marca dentro y que, pese a que lo intentes, siempre sabes que es falsa. Así es Lindsay, una imitación de Peyton. Quizás no es mala, pero no es la auténtica. Si no puedes tener un Chanel, vete a otra tienda. Y si te mueres por tenerlo, esfuérzate y ahorra.