¿Cuántas veces hemos disfrutado con un piloto y a continuación nos hemos decepcionado, ya fuera de sopetón o poco a poco? No siempre es una cuestión de que el episodio sea engañoso, sino que al espectador le falta perspectiva para juzgarlo. Cuesta entender qué será lo que veremos cada semana, con qué avanzarán y cuál será su esquema posterior una vez haya pasado el efecto sorpresa.
En parte por este motivo me fastidia bastante emitir juicios al ver presentaciones de las series y sobre todo me ocurre con las series de cariz bastante procedimental. Una cosa es ver un caso aislado y la otra es comprarla semana sí y semana también. Y también están las series como Fringe y Alcatraz, que nunca acaban de dejar claro cuál es su esquema o jamás puedes estar seguro del todo que no decidan cambiar de opinión según la marcha.
El caso de Touch, que conste, es más bien el primero. Esta serie creada por Tim Kring, responsable de Heroes, es una serie de casos sobre las matemáticas del universo. Juega sobre la base de que todo el mundo está interconectado y que hay personas que son capaces de verlo tal y cómo es, entendiendo en cada segundo todo el pasado, el presente y el futuro, y pudiendo influir en los acontecimientos con el efecto mariposa.
Por lo menos este es el caso de un niño autista cuyo padre (Kiefer Sutherland) intenta entender las señales que le comunica su hijo e intenta cumplir sus objetivos junto con una asistenta social. Él no entiende la magnitud de sus acciones, pero un pequeño gesto puede salvar vidas en el otro lado del planeta. Y el problema que le veo es que es otro modelo de ficción de casos. No es policial, ni legal, ni médico. Trata sobre el azar y el destino, y con un episodio cuesta decidir si son variables demasiado poco sólidas para seguirla en una base fija. Y el joven protagonista hasta es capaz de predecir cuando la persona más random del planeta decidirá coger el teléfono para llamar a un familiar o un carterista elegirá a su próxima presa.
El piloto, que FOX estrenó más de un mes antes de que empiece su emisión regular, puede que fuera una bonita carta de presentación. Hay un padre que lucha diariamente por su hijo, un niño autista y muchas historias paralelas con alguna escena emotiva. Pero en todo momento pensé que sería incapaz de aguantarla semanalmente.
Su premisa requiere de demasiada fe de parte del espectador y creo que sería incapaz de comprarla muy a menudo, sobre todo porque da la impresión que todo está cogido con pinzas. Puede que fuera a ver Babel al cine, pero no iría a ver una entrega cada semana. Sobre todo cuando las intenciones de Touch buenistas son tan excesivas y los guionistas deberían sonrojarse por ser tan y tan sensibleros y facilones.
Supongo que este será otro caso curioso parecido al de Once Upon a Time: dependerá de cuánta magia sepan esconder en cada episodio y que el espectador se sienta mejor al finalizar el día. Aunque la ventaja de la producción de Disney (que ABC Studios les pertenece) es que pertenece al mundo de los cuentos y el de Touch se supone que ocurre en uno cruel y duro (hasta tiene una trama sobre un adolescente y el terrorismo islámico). Y a veces el cuerpo no puede aguantar tanta pseudociencia de final lacrimógeno. Ya se verá.
4 comentarios:
Opino exactamente lo mismo.
Tendre que ver unos cuantos episodios mas para estar mas seguro de lo que me puede ofrecer la serie, y eso que ofrece, se lo compro o no.
Es cierto que todo va a depender de la magia que pongan en cada episodio, porque han tirado por el lado de las emociones más que por el matemático o de ciencia ficción. De momento con el piloto lo consiguieron conmigo.
Por lo que cuentas, recuerda un poco a las sensaciones que dejaba la serie Joan de Arcadia. Dependiendo del grado de moralina, puede conseguir mantener el nivel. Voy a ver el piloto.
...y todos seguiremos desconcertados hasta que se estrene oficialmente en unas semanas.
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