Jack y Kate. És se enamoró a primera vista cuando, magullado, le pidió que le cosiera. Desde ese momento, apareció una atracción platónica, por lo menos por parte de Jack (
Matthew Fox). Pero no nos engañemos: la cosa no le funcionó al obsesivo médico. Por más flashbacks, presentes y flashforwards, entre ellos dos la relación
no prospera. Se podría decir que él es el marido que Kate (
Evangeline Lilly) sabe que debe tener. Él es lo correcto. Pero ella, atrevida como es, siempre ha preferido cruzar el límite.
Sawyer y Kate. Él está tras ese fino borde del límite. Él es el vivo reflejo de su padre, esa bala perdida que hizo explotar con un escape de gas. A su manera, la atractiva fugitiva de la isla lo domina. Mientras Sawyer (
Josh Holloway) se cree un indomable, ella se lo camela como quiere. Le costó adentrarse en la mente del estafador, pero lo consiguió y le dejó a él con la intriga de conocerla a fondo. Pero ella, independiente como es, no puede embarcarse en una relación que se le presenta difícil y que, a la vez, ha perdido cierto encanto desde que él puso las cartas sobre la mesa.
Desde que empezó la serie, este triángulo ha sido uno de los pilares que ha sustentado
Perdidos (
Lost). Los

sentimientos que provoca la misteriosa chica han sido el motor de muchos de los movimientos en la isla y de las reacciones más inesperadas. Pero estábamos equivocados todos los que creíamos que ibamos a ver el mayor romance protagonizado por una de estas dos combinaciones, puesto que ni Jack y Kate, ni Kate y Sawyer han conseguido, tienen o conseguirán un romance del calibre de Desmond y Penelope.
En el primer
flashback de Des, ya se mostró que estaba enamorado. La foto que siempre se ha ido viendo durante la serie, hizo que no pudieramos olvidar esa relación pasada. Aunque, llevando tantos años en la isla, ¿quién iba a creer que Penny pudiera ser algo más que un recuerdo?
Al final de la segunda temporada, lo dejaron claro: ella no se había rendido. Estaba ahí, por más que no apareciera mucho más la investigación que llevaba a cabo para encontrar al mal partido de Des (
Henry Ian Cusick). Al final de la tercera, se confirmó: apareció en el monitor de la escotilla submarina antes de que Charlie muriera.
Not Penny's boat. Pero no fue hasta el quinto episodio de la cuarta, cuando se hizo de carne y huesos y consiguió traspuar ese amor a través de la pantalla. Qué conversación de teléfono. Qué oda al amor incondicional.

Desmond es, lo quiero o no, contra todas las adversidades y pronósticos, hasta que la muerte los separe, el hombre de su vida. No puede hacerle nada, como pasa con el amor cuando es puro (e irracional e incomprensible). Y, además, sobrevive al paso de los años. Es incapaz de olvidar a su Des, que la abandona y regresa y que siempre la vuelve a abandonar. Pero ella, para él, es mucho más.
Con la excusa de que Desmond necesitaba algo que estuviera en el pasado y el presente para no morir, los ideólogos de
Perdidos pusieron en bandeja una estupenda metáfora del amor. Porque Penny (
Sonya Walger) es su "constante". Sin ella, Des se pierde a si mismo al no tener donde agarrarse en el espacio tiempo. Ella es lo único que da sentido a toda su historia personal. Y mucho antes de empezar a dar los viajes adelante y atrás en el tiempo, ya era esa misma constante. La foto y los recuerdos siempre fueron lo que le llevaron a seguir con vida. Hasta esa conversación telefónica que se ha convertido en el momento más romántico de toda la serie. Eso es un amor puro, en el que ninguno de los dos es nadie sin el otro. Un amor de novela romántica. Un amor de película. Un amor de serie.